La tolerancia es una forma de vida

“Primero ellos te ignoran;

Más tarde se ríen de Ti;

Luego te hacen la pelea;

Y entonces…

Tú ganas!”

Mahatma Gandhi

La vida es la gran escuela del ser humano. Esto es cierto, muy cierto. Pero de mucho vale al hombre y a la mujer de la patria, titularse en las universidades o en cualquier instancia de la Educación Superior. Y por qué. Porque el saber tiene dimensiones y metas, y en las casas de enseñanza superior se logran algunas de aquellas, y se alcanzan estas. La gran casa del saber, nuestra querida universidad, nos va nutriendo el espíritu, entre otras cosas de elevada conducta ética y moral, para asumir la tolerancia como una forma cotidiana del vivir en comunidad, por ello, el gran esfuerzo del Gobierno Bolivariano y Socialista del Presidente Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, en eliminar la perversa practica del “cupo” en las Universidades, para que todos sin distingo ingresen a ellas y nos formemos como profesionales al servicio de la construcción del porvenir al lado de los más humildes.

Recuerdo que en mis años de estudiante valerano briceñista (Liceo Antonio Nicolás Briceño) y rangeliano (Liceo Rafael Rangel), colocado en aquellas trincheras de sueños y esperanzas, junto con queridas y recordadas compañeras, al igual de combativos compañeros de caminos, llenos de quimeras y aspiraciones por una ciudad, una región, un país, de buen vivir para todas y todos los que en cada una de estas localidades habitamos, era común, entre aquella agrupación numerosa de muchachos, jóvenes cursantes de la enseñanza que nos proporcionaban destacadas y destacados docentes, siempre presentes en nuestro corazón y pensamiento, la manifestación pública de rebeldía y coraje, que en muchas ocasiones concluía en la intolerancia como actitud juvenil, a la que solíamos ponerle punto final a punta de trompadas, pedradas y en muchas ocasiones eran las bandas armadas de los partidos de la derecha o las fuerzas policiales represivas de sus gobiernos de turno, las que actuaban irracionalmente dejando en el camino muchos camaradas jóvenes estudiantes reprimidos, detenidos y muertos, entre otros, como el siempre recordado Álvaro Viloria y Jorge Rodríguez.

Estas actitudes fueron quedando en el tiempo, para el recuerdo, para la solidez de la lucha revolucionaria y el ameno diálogo de las pequeñas historias que, en grupos familiares o de gratos amigos constituían algunos de los temas que allí se tocaban. Estas etapas se vivieron en su tiempo histórico con la plenitud que otorga el saberlas vivir y la madurez, que nos dan los años en este bello compromiso de construir patria socialista.

Hoy podemos asegurar que ya en plena etapa adulta, la vida nos enseña que la práctica de la tolerancia es una muy buena y excelente ocasión para demostrar que de Dios venimos, y que por lo tanto, debemos actuar cotidianamente como le agrada a él. Tanto le debemos, que nos es grato o nos debe ser grato, a quienes ocupamos responsabilidades de gobierno societario, tener prácticas de vida diaria, enmarcadas en la tolerancia y el respeto, como una bandera o escudo que nos identifique siempre y por siempre, ante los demás ciudadanos y ciudadanas, sin distingo de ninguna naturaleza.

Además, nuestros vecinos, nuestros electores, nuestros compatriotas de lucha merecen que les demostremos, con nuestros hechos y comportamientos diarios, que la tolerancia es, de verdad verdad, una forma auténtica de nuestra diaria forma de vida. A todos los que gobernamos, muy respetuosamente sugiero que asumamos la tolerancia como una forma de vida, quizás a muy pocos le será difícil aceptar esta invitación, como una bella razón de ser felices a lo interior de su vida y mostrarse ante el colectivo social como un ser humanista.

Hago esta reflexión en homenaje a los que siempre han luchado por sus ideales, a los que se han aferrado a su formación ideológica, a los que se han equivocado en su accionar de lucha y se han levantado erguidos a retomar su rumbo con hidalguía y al gran luchador latinoamericano, padre, hijo, esposo, amigo, y compatriota revolucionario que se marchó este 27-10-10 al encuentro con Dios dejando su impronta de hombre tolerante, justiciero y visionario; me refiero a Néstor Kirchner el que siempre habló en voz alta contra la desigualdad y la injusticia de la humanidad, hasta siempre Gran Pilar de la integración Latinoamericana, vivirás en nuestros corazones y asumimos de Ti el legado de la tolerancia como forma de vida. Mito

temistocles.cabezas@alcaldiadevalera.gob.ve

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