La epistemología en Marx

Introducción

Por varios motivos, hablar de la epistemología en Carlos Marx no es una tarea fácil. El autor alemán, desde antes de su muerte, ha sido el blanco de muchos ataques e interpretaciones equivocadas, tanto por opositores de su teoría como por defensores de la misma. Y bien sea a propósito o por debilidad en la comprensión, estas interpretaciones causan confusiones prácticas y teóricas hasta los días actuales. Y eso porque la comprensión de esta compleja teoría exige algo, más allá de la heterodoxia u ortodoxia, que cada día es menos común: la lectura de la obra del propio Marx.

En cuanto a los opositores no es difícil entender las críticas y ataques, ya que toda la producción teórica de Marx tiene el propósito claro de destrucción del sistema capitalista, y por eso provoca hasta hoy la furia de todos aquellos que por interés propio o por ser víctima de la reproducción ideológica de valores que no son suyos, intentan contestar lo incontestable: que esta sociedad se funda sobre la explotación.

Por otro lado, las interpretaciones de la propia tradición marxista no escapan de errores y confusiones. Por una parte eso se justifica por la mala suerte editorial de las obras de Marx, lo cual hizo que varios de los grandes marxistas, referencias hasta hoy de la aplicación de dicha teoría, no conocieran formulaciones fundamentales del autor en cuestión. Como es el caso de Lenin, Rosa Luxemburgo, Plejanov, Gramsci, etc., que no accedieron a algunos de los textos más importantes de la obra marxiana, publicados años después de la muerte de varios de estos personajes.

Sin embargo, este no fue el único factor que influyó en algunas equivocaciones comunes sobre Marx y su obra. La concepción de la Segunda Internacional, que no fue superada teóricamente por la Tercera y acabó siendo reforzada por la desviación stalinista, planteaba la separación entre el materialismo histórico y el materialismo dialéctico. Consolidó esto un equivoco que, tanto para fines teórico-epistemológicos como para fines de la acción revolucionaria, llevó a consecuencias que comprometen actualmente a toda la tradición marxista.

 Por eso, la imperante necesidad de revisión de esta concepción exige el análisis de la fuente, del original, para comprender y superar tales equivocaciones y sus consecuencias prácticas. Así, éste limitado esfuerzo no se dedica a resolver el problema, simplemente busca señalar las características epistemológicas de Marx y su obra, intentando evitar el intermedio de las tan polémicas concepciones de la tradición marxista, por lo ya mencionado.

Esto remite a dos dificultades centrales para la elaboración de éste trabajo que deben ser consideradas. La primera es una característica del propio autor estudiado, ya que en su obra se puede percibir claramente la subordinación de la dimensión epistemológica frente a la ontológica. Es decir, el estudio de la realidad en Marx es prioritario a la preocupación por las posibilidades de conocer tal realidad, y eso porque su objeto de estudio no es el conocimiento tomado en si mismo, sino el conocimiento al servicio de una clase con la tarea histórica de destruir un orden social y construir otro nuevo. Se puede decir sin miedo a errores, que Marx no se preocupa con “el conocer”, sino en conocer a un determinado objeto: el desarrollo de la sociedad capitalista.

El rasgo epistemológico de su obra está en el método que utilizó y sobre el cuál, desafortunadamente, muy poco escribió. Y aunque exista una gran cantidad de discusiones teóricas sobre el asunto, son pocos los textos en los que el propio autor haya desarrollado este tema. Marx trata de su método en pocas páginas, mas precisamente en el capítulo I de la Ideología Alemana, en el prólogo a la segunda edición de El Capital y en el Postfacio de esta misma obra, en  la crítica a Joseph Proudhon Miseria de la Filosofía y en un punto titulado “El método de la Economía Política” publicado como parte de la Introducción de los Grundisses. Sin embargo, por las características ya descritas, el método marxiano sólo puede ser aprehendido con la apropiación de su análisis teórico, del conocimiento que produjo concretamente. Es decir, es sólo en el estudio de sus obras, principalmente de El Capital, dónde es posible capturar sus procedimientos metodológicos. Por eso, es fácil percibir la segunda dificultad: las limitaciones de quien escribe.

Las ideas más centrales de este escrito son productos de los procesos formativos y actividades políticas desarrolladas en los últimos años. Por eso, la necesaria mención a estas fuentes obedece al carácter no bibliográfico de las mismas y a la importancia de comentar que las concepciones manejadas aquí nada tienen de original, y se basan principalmente en la concordancia con las formulaciones del Núcleo de Educación Popular 13 de Maio y las posiciones defendidas por el profesor José Paulo Netto en las 15 horas de grabación de su seminario en la Universidad Federal de Pernambuco, en Brasil. Aclarado este punto, procedemos a desarrollar los elementos constitutivos de la epistemología en la obra marxiana.

Elementos fundamentales

 Es común la fragmentación de la teoría marxista por la academia, que recorta la obra para que quepa en sus gavetas incomunicables de la Filosofía, Sociología, Economía, etc. Esto quita de la teoría algo que le es constitutivo y esencial: la totalidad. Ludovico Silva, parafraseando a Georg Lukács, afirma que: “(…) el método marxista se caracteriza, no por un énfasis en los motivos económicos, sino por adoptar para la ciencia social el punto de vista de la totalidad.” (Silva, 1975, pág. 202). Así, al desconsiderar la unidad de la obra de Marx y su análisis concreto de la realidad, ordenado bajo la perspectiva de la totalidad, se aniquila la posibilidad de comprensión del pensamiento marxiano y su propósito.

 Pero si la fragmentación de la obra de Marx en disciplinas independientes impide su comprensión,  no basta evitarla para garantizar su entendimiento. Es necesaria la identificación de los pilares que sostienen a la arquitectura marxiana si se pretende un estudio profundo de la misma, y estos son: el método dialéctico; la teoría del valor; y la perspectiva de revolución.

 El método dialéctico y la teoría del valor no son invenciones de Marx. El primero parte de la dialéctica Hegeliana y aun sufriendo de gran contaminación positivista en el último periodo es de necesaria comprensión a todos que pretendan estudiar al autor alemán. Ya el segundo pilar es producto de un largo proceso de crítica a la Economía Política, principalmente a las formulaciones de David Ricardo y Adam Smith. En ambos los casos, Marx parte de las construcciones anteriores, las critica, incorpora, subvierte y hace de cada una piedra fundamental de su construcción teórica.

 En cuanto al tercer pilar, cabe resaltar su especial importancia. Nuestro autor es un teórico a servicio y la revolución es un objetivo completamente viable y necesario. Toda su obra busca entender a la realidad que se pretende cambiar por medio de una acción política determinada. Su producción teórica es un medio para alcanzar un fin específico de supresión del orden social, y eso exige un conocimiento verdadero de lo que se pretende superar. Por eso la necesidad de fidelidad al objeto estudiado, sin caer en la tentación de someter las conclusiones a los resultados que le fuesen convenientes, pues para Marx, quien se equivoca en el análisis se equivoca en la acción y una acción acertada no puede partir de dudas sino de certezas.

De este modo, la perspectiva de revolución, así como el método dialéctico y la teoría del valor, son rasgos constitutivos de toda la teoría marxiana, y no por casualidad han sido los blancos del ataque a Marx que mencionamos anteriormente. Ataques que, por más duros que hayan sido, nunca lograron ni siquiera hacer temblar la única concepción teórica que explica la sociedad capitalista desde sus entrañas.

El problema teórico de Marx

 Como afirma José Paulo Netto, todo gran teórico tiene siempre un único problema que le atormenta por toda la vida y vocaliza a un sujeto social, aunque no lo sepa o que lo niegue. Con Marx no fue diferente. Él fue el portavoz del proletariado que se consolida como clase en los sucesos de la revolución de 1848. Su problema teórico: el origen, desarrollo y crisis del orden burgués.

 El autor nació en 1818 en Renania, provincia de la antigua Prusia, hoy territorio alemán. Vale recordar que Alemania tuvo una unificación tardía, lo que es expresión del bajo grado de desarrollo del capitalismo en esta región. Y en el seno de una familia de condición media, Marx vivió un periodo de gran movimiento político y económico que fueron determinantes para su desarrollo intelectual.

 Empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Bonn pero interrumpió la carrera y decidió estudiar en la Universidad de Berlín, donde se licenció en Filosofía en el año de1841, exactamente diez años después de la muerte del principal rector de esta Universidad, G. W. F. Hegel. A pesar de transcurrida una década desde su muerte, el pensamiento de Hegel todavía ejercía una fuerte influencia tanto en esta Universidad como en toda Alemania y Marx no se pudo escapar de esta influencia.

 Con objetivos de ejercer la docencia cuando se licenciara, fue un estudiante aplicado que siempre estuvo muy cercano a profesores hegelianos, aunque desde muy temprano ya presentara objeciones a las ideas de este pensador. En este entonces, las interpretaciones de la obra de Hegel dividían a sus seguidores en dos grandes corrientes, que se enfrentaban en cuanto al sentido de la polémica frase del autor, fruto de su concepción racionalista: “Lo que es racional es real; y lo que es real es racional” (Hegel, 1968, pág. 34). La llamada derecha hegeliana interpretaba esta frase como prueba que lo real, lo que existe, está de acuerdo a los imperativos de la razón, dejando clara su defensa de la conservación del orden social. Por otro lado, la izquierda hegeliana interpretaba esta oración de forma diferente, para ellos significa que lo real puede ser sometido a la razón y, por lo tanto, puede ser cambiado. Uno de los defensores de la segunda posición fue Ludwig Feuerbach, que posteriormente ejercería fuerte influencia sobre el pensamiento de Marx y su crítica a las formulaciones hegelianas.

 En el año que Marx se gradúa llega al trono de Prusia Federico Guillermo IV, y con él la esperanza de la débil burguesía local del tan deseado desarrollo capitalista y de una apertura económica y política en la región. Sin embargo, estas expectativas se frustraron. El monarca implementó medidas autoritarias y violentas, entre ellas estuvo el nombramiento de Friedrich Schelling para rector de la Universidad de Berlín. El filósofo, gran enemigo de Hegel, buscando eliminar cualquier vestigio del oponente intelectual expulsó a todos los profesores hegelianos con quien Marx tenia contacto y con eso acabó con su sueño de ser docente.

 Marx, con un ojo crítico a las políticas implementadas por el nuevo gobierno que afectó tan directamente sus planes, fue obligado a buscar empleo en otra parte y lo encontró junto a un periódico de la burguesía que se enfrentaba a Federico Guillermo IV, la Gaceta Renana. Ahí, donde llegó a editor jefe, percibió la insuficiencia de su formación teórica para los problemas y ritmos del día a día. Pero el episodio más expresivo de esta limitación fue el conflicto entre los campesinos del Mosela, que por toda la vida sacaron la leña de un bosque para la preparación de los alimentos y principalmente para soportar al invierno alemán, y un determinado día fueron impedidos de hacerlo por una ley del nuevo gobierno. Como periodista Marx tomó posición al lado de los campesinos por motivos netamente morales y pudo percibir que la Filosofía no le daba herramientas para sostener su posición teóricamente. Paralelo a eso, el rey pactó con los burgueses que por medio de la Gaceta Renana le atacaban, y en pocos días el periódico cerró.

Es en este escenario donde surge el problema teórico que acompañaría Marx por toda la vida, y él se da cuenta de tres cosas: 1- hay intereses de clase en juego y la burguesía se mueve de acuerdo a su conveniencia; 2 – después de los sucesos de la universidad, de los campesinos y del pacto que cerró el periódico, él necesita entender qué es el Estado (que Federico Guillermo IV representa); y 3- percibe que su conocimiento de Derecho y Filosofía no son las herramientas suficientes para buscar esta respuesta.

Así, Marx se pone a estudiar al autor que era referencia en la discusión sobre el Estado en este periodo: Hegel. Este pensador defendía que la Sociedad Civil es el reino de la miseria física y moral, y que sólo por medio de una racionalidad universalizante es posible dar orden racional al caos que es la Sociedad Civil. De forma muy superficial, podemos decir que para Hegel, en su famosa tríada dialéctica, lo que está dado primeramente es el Espíritu Absoluto (el Estado), que por sus contradicciones consigo mismo entra en un proceso de auto-fragmentación, se aliena de si y da lugar al mundo. Al enfrentarse con su producto, el Espíritu se niega originariamente y luego se reconcilia creando una nueva realidad: el espíritu-mundo. Así, podemos ver: 1- la afirmación: el Espíritu Absoluto, que representa claramente a la Revolución Francesa; 2- la negación: el mundo; y 3- la negación de la negación: el espíritu-mundo.

Al leer Hegel, luego de haber percibido concretamente que el Estado no puede ser una racionalidad universalizante de una sociedad que tiene intereses que no son universales, Marx se propone hacer la crítica de la formulación hegeliana. Y lo hace influenciado por Feuerbach, que hizo la crítica a la religión de Hegel concluyendo que no fue Dios quien creó al hombre, sino el hombre que desconociendo sus reales potencialidades crea a Dios. A la moda de Feuerbach, Marx opera la misma inversión de la teoría hegeliana en cuanto al Estado, y concluye que no es el Estado que da origen a la Sociedad Civil, mas la Sociedad Civil es la que origina el Estado. Así, aún sin saber con cuáles herramientas, nuestro autor percibe que si quiere entender qué es el Estado debe entender qué es la Sociedad Civil, sociedad burguesa (burgerliche gesellschaft), y este será su objeto de estudio por toda la vida.

En 1844 dirigiendo una revista en Francia, Marx recibe un esbozo escrito de F. Engels que le aporta la clave que faltaba para avanzar en sus estudios: la Economía Política como herramienta para entender la sociedad capitalista.

Su concepción de Teoría

Es un gran error la división establecida entre un “joven” y un “viejo” Marx. No hay un corte epistemológico en la evolución intelectual de nuestro autor, y eso se demuestra, exactamente, por la pregunta que estuvo presente en todo su desarrollo teórico. En este sentido, los resultados de su investigación conforman una teoría sobre un objeto real, histórico y determinado. Y aquí, es necesario detenernos a precisar la concepción marxiana de Teoría.

Para Marx Teoría es la reproducción ideal, es decir, la reconstrucción en el plano de las ideas, del movimiento del objeto real. Desde su comprensión materialista la idea no crea nada, ella es, apenas, reproducción de la realidad, y, reproducción en este caso, no debe entenderse como una copia, sino, como la aprehensión por el pensamiento de la realidad dinámica. No hay teoría sobre lo que no existe o no esté en proceso, y ésta, no es un modelo ni un paradigma para pensar la realidad sino el resultado del reconocimiento de procesos dados y abordados mediante la abstracción.

Así, como afirma José Paulo Netto, la verdad para Marx, es la adecuación de la teoría al proceso real, y no como hoy, un producto de consensos intersubjetivos. Y para acceder a ella, es decir, para alcanzar el conocimiento verdadero de la realidad, el sujeto que investiga debe partir de la apariencia de los fenómenos y procesos buscando localizar el movimiento esencial, la dinámica estructural del objeto investigado. La apariencia es el punto de partida del conocimiento, pero a la vez que revela, oculta, y, no agota la estructura de los procesos que expresa. Como afirmaba Marx, si la apariencia de los fenómenos coincidiera con su esencia, toda ciencia sería superflua: “(…) en realidad, toda ciencia estaría demás, si la forma de manifestarse las cosas y la esencia de éstas coincidiesen directamente (…)” (Marx, 1975 III, pág. 757).

Para Marx el investigador no puede actuar independiente de la naturaleza del objeto, debe ser fiel a su movimiento y reproducirlo idealmente de la forma más precisa posible, pues, el método de investigación es la relación que permite al sujeto capturar las determinaciones constitutivas del movimiento de dicho objeto, y no un conjunto de reglas y formas de proceder. Eso exige a un sujeto rico intelectualmente, capaz de aprehender estas determinaciones que se hallan en constante y permanente movimiento.

Si esta es la concepción de Teoría maneja por nuestro autor, entonces las categorías no son creaciones del intelecto, sino, rasgos constitutivos del movimiento del objeto. Esas categorías deben ser extraídas del objeto investigado, lo que explica, debido al objeto de estudio de Marx, la imposibilidad de comprender su arsenal categorial por medio de manuales y diccionarios, sin la comprensión del análisis en donde estas categorías tienen lugar. Así, no se puede hacer un recorte entre el análisis histórico concreto de Marx y su método, pues, la perspectiva que permite al investigador capturar las determinaciones propias del objeto no es a priori, no es exterior, más bien es intrínseca y constitutiva de la relación que se establece entre el sujeto y el objeto.

Por eso es correcto afirmar que Marx no ofrece una lógica o teoría general, sino una teoría sobre un objeto real e histórico, donde es esencial la crítica, entendida como proceso de traer a la conciencia los fundamentos, tomar el proceso desde la raíz, y como diría Marx, la raíz del hombre es el hombre mismo. En ese sentido, hablar de crítica radical es, hablar redundantemente.

El método en Marx

De partida es necesario diferenciar entre el método de investigación y el de exposición de la obra marxiana. El primero busca la apropiación del objeto de estudio en sus determinaciones, en sus movimientos, todavía desconocidos, reconstruyéndolo idealmente por medio de elevaciones racionales desde lo abstracto hasta lo concreto, aquí entendido lo concreto como la síntesis de múltiples determinaciones. Como es fácil observar, este es el proceso de construcción de la teoría.

La investigación de Marx parte siempre de un hecho, de una expresión fáctica. El hecho es la expresión empírica del proceso, y a partir de la negación de la apariencia, que también es importante como punto de partida, se busca con rigurosidad y minuciosidad superarla. Por la facultad racional de la abstracción se sale de la factualidad en búsqueda de la identificación de dichos procesos, que la implican y explican. El proceso de la negación de la apariencia pasa por la abstracción, que busca las determinaciones del objeto y sus relaciones, es decir, busca sus mediaciones. Luego de éste camino el objeto ya no es inmediato, el conocimiento teórico consiste en el encuentro de estas mediaciones y su superación, pero exige, al llegar a la esencia la reconstrucción del camino de regreso, el cual permite entender por qué el fenómeno es éste y no otro.

Marx opera con cortes transversales y simultáneos de análisis. El primero tiene un carácter estructural como se ha descrito, el segundo tiene que ver con el desarrollo histórico de dicho proceso. Ambas perspectivas están íntimamente vinculadas y son fundamentales para la perfecta comprensión de la realidad. No se puede olvidar que, de acuerdo a la formulación dialéctica, que en Marx es usada como método, la realidad es movida por sus contradicciones, y el proceso de investigación debe aprehender la maduración de tales contradicciones. Por último, en el método de investigación, Marx comprende a la realidad social-histórica por medio de una visión de totalidad, categoría con claro carácter ontológico, pues, la realidad, no es un todo constituido por partes de forma funcional, sino lo que Lukács llamaría el complejo de complejos, donde la menor unidad es de extrema complejidad y para Marx la forma de comprender esta totalidad de totalidades parte de la producción social de la vida material.

Al comentar las críticas que ha recibido su obra El Capital, él autor se refiere a un comentario que considera acertado en cuanto a la descripción de su método. A continuación un fragmento citado por el propio Marx en el Postfacio a la Segunda Edición de El Capital, puede ayudar en la comprensión:

Lo único que a Marx le importa es descubrir la ley de los fenómenos en cuya investigación se ocupa. Pero no sólo le interesa la ley que los gobierna cuando ya han cobrado forma definitiva y guardan entre sí una determinada relación de interdependencia, tal y como puede observarse en una época dada. Le interesa además, y sobre todo, la ley que rige sus cambios, su evolución, es decir, el tránsito de una forma a otra, de uno a otro orden de interdependencia. Una vez des­cubierta esta ley, procede a investigar en detalle los efectos en que se manifiesta dentro de la vida social (...) (Marx, 1975 I, pág. XXII)

Un segundo momento es el de exposición, el cual posee su método propio. Aquí, el punto de partida es diferente al de investigación: mientras allá se parte de la pregunta, aquí, se parte de los resultados de la investigación, es decir, de la respuesta. Lo fundamental en esta etapa es lograr reproducir el movimiento de la realidad capturado anteriormente en la investigación. Otra cita de la misma obra nos puede aclarar:

Claro está que el método de exposición debe distinguirse formalmente del método de investigación. La investigación ha de tender a asimilarse en detalle la materia investigada, a analizar sus diversas normas de desarrollo y a descubrir sus nexos internos. Sólo después de coronada esta labor, puede el investigador proceder a exponer adecuadamente el movimiento real. Y si sabe hacerlo y consigue re­flejar idealmente en la exposición la vida de la materia, cabe siempre la posibilidad de que se tenga la impresión de estar ante una cons­trucción a priori. (Marx, 1975 I, pág. XXIII)

Así, podemos concluir, que para Marx no hay duda en la posibilidad de conocer la realidad social y aunque el conocimiento sea inagotable, es posible acceder a la esencia de la realidad, pero siempre, considerando las limitaciones históricas que actúan en dichos procesos. La vigencia del método y de la teoría marxiana es corolario de la prioridad que los mismos dan a lo ontológico, de allí que todas sus formulaciones con miras a la comprensión del sistema capitalista, por reflejar la estructura del mismo, serán superadas apenas con la superación del propio orden burgués.

Lic. Diana Stanzioni

Prof. Universidad Bolivariana de Venezuela

Integrante del Núcleo de Educación Popular 13 de Mayo

formacionmarxista@yahoo.com.ve

Bibliografía

Hegel, G. W. (1968). Filosofía del Derecho. Buenos Aires: Editorial Claridad.

Lenin, V. (2008). As Três Fontes e as Três Partes Constitutivas do Marxismo. São Paulo: Expressão Popular.

Lukács, G. (1985). Historia y Conciencia de Clase (Vol. I). Barcelona: Orbis.

Marx, C. (1975 I). El Capital. Crítica de la Economía Política (Vol. I). México: Fondo de Cultura Económica.

Marx, C. (1975 III). El Capital. Crítica de la Economía Política (Vol. III). México: Fondo de Cultura Económica.

Marx, C. (2007). La Ideología Alemana. Caracas: El Perro y la Rana.

Marx, C. (1984). Miseria de la Filosofía. Barcelona: Orbis.

Marx, K. (2007). Contribuição á Crítica da Economia Política. Sao Paulo: Expressão Popular.

Silva, L. (1975). Anti-manual para uso de Marxistas, Marxólogos y Marxianos. Caracas: Monte Ávila Editores.

formacionmarxista@yahoo.com.ve



Esta nota ha sido leída aproximadamente 24471 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter