Chávez, PDVSA y el Proyecto País

En el Zulia se desarrolla una estrategia mediática cuyo objetivo es crear una matriz de opinión que atente contra la imagen pública de PDVSA. Después del fracasado sabotaje petrolero se inició una campaña informativa dirigida a descalificar la competencia técnica, operacional y de dirección de nuestra principal industria. Constantes referencias a la incapacidad profesional de su personal, proliferación de supuestos accidentes laborales, disminución de la producción, desorden administrativo y acusaciones de corrupción, se difunden como verdades en medios escritos y audiovisuales de la región, todas ellas pretendiendo disminuir los logros que exitosamente se alcanzan día a día después de la depuración ética de la empresa.

Sin ser capaces de asimilar aún el nacimiento de la Nueva PDVSA, despliegan una campaña que cuestiona la participación del personal de PDVSA en las actividades políticas de apoyo a la reelección del Presidente Hugo Chávez, aseverándose que el mismo obedece a la persecución política dentro de la empresa que sujeta la estabilidad laboral a la obligatoriedad de compromiso electoral.

¿Por qué asombrarse por el apoyo de los trabajadores de PDVSA a la candidatura de Hugo Chávez?, acaso ella no representa el proyecto de país que esos trabajadores defendieron durante el saboteo petrolero. Superar el saboteo petrolero y devolver a los venezolanos la tranquilidad y la paz secuestrada por quienes se llamaron Gente del petróleo, solo fue posible gracias al valiente compromiso de los trabajadores que defendieron con el riesgo de sus propias vidas el patrimonio más importante del país.

¿Quiénes se quedaron en la industria?, fueron los venezolanos para los cuales su patria tiene más valor que la individual gratificación del ascenso administrativo. Siempre subestimando presumen presiones y chantaje a cambio de estabilidad laboral, el ladrón juzga por su condición, por eso está prohibido olvidar la campaña de terror al personal activo de la PDVSA del 2002, las presiones de los jefes y el culto a la personalidad y a la meritocracia, los atentados a quienes se opusieron a destruir la empresa y con ella a su país, las consignas, las banderas negras, la creación de Gente del petróleo.

¿Quién y con que propuesta se convocó el esfuerzo nacional para superar la crisis provocada por los meritocratas?, fue el Presidente Chávez, el que afirmando la importancia estratégica de la actividad petrolera para el desarrollo de la nación, hizo entender al país que sin fuentes seguras de ingreso el proyecto social se perdería.

¿Quienes ingresaron a la Nueva PDVSA?, están allí los talentos que voluntariamente se incorporaron al rescate de las operaciones de la industria, cuando aquellos que fueron capacitados poniendo a su disposición los mejores recursos, decidieron destruir la fuente de sustento de la economía nacional.

¿Por qué entonces asombrarse del respaldo a la candidatura de Hugo Chávez?, si los hombres y mujeres de la nueva PDVSA tienen como patrimonio personal la dignidad, el orgullo de encarnar el sueño bolivariano, dejando atrás el sueño americano de quienes herederos de la cultura Shell, pretendieron cuidar para sus amos la riqueza que hoy financia las misiones y permite incorporar a venezolanos excluidos en hermosas jornadas solidarias de salud, educación y organización social.

PDVSA es hoy concebida como una empresa de producción social y en su carácter de empresa pública establece “La empresa ha iniciado un nuevo enlace con el Estado venezolano, que permitirá una conexión estrecha con las líneas maestras del actual proyecto nacional del país”. Ese proyecto de país se somete en este momento a reelección, por eso los trabajadores de PDVSA apoyan al Presidente Chávez.

No es un secreto que en la cúpula gerencial de PDVSA Zulia descansó parte importante de las acciones claves del sabotaje petrolero: el bloqueo al despacho internacional de petróleo en el Lago de Maracaibo, las acciones de terror contra la población de la capital zuliana ante la amenaza de explosión de los barcos anclados en el Lago, la suspensión del suministro de gasolina, la destrucción de sistemas e instalaciones de producción, los atentados contra el personal comprometido con el rescate operativo de la industria, todo dirigido por una seudo representación laboral llamada Gente del Petróleo vinculada con la clase política en decadencia y el poder económico fracasadamente usurpador de abril de 2002.


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