La Unión de nuestra América, misión Bolivariana en marcha

Desde hace décadas, el precio del petróleo ha tenido una tendencia a la baja con cierta estabilidad en el último trimestre de este año. Esto ha obedecido a varios factores como nuevas fuentes de energía, incremento de la producción, extras OPEP, entre otros.

Con la caída y estabilización de los precios del hidrocarburo los dueños del capital, por supuesto, están menos motivados para invertir. Así, en el año 2014 hubo una inversión de 120 mil millones de dólares, pero apenas un año después decayó a 50 mil millones. En 2016, el monto fue de 40 mil millones.

El precio del petróleo ha tenido oscilaciones muy bruscas, por ejemplo, hasta finales de 1999 y comienzos del 2000, el precio estaba en 8-9 dólares el barril. En 2002 tendía incluso a la baja, hasta 7-8 dólares. Eso para Venezuela era realmente crítico. Así fue como se inició el gobierno del presidente Hugo Chávez.

En tal situación, nos encontramos con problemas en unidad en el seno la Organización de Países Exportadores de Petróleo, lo cual estaba también por diferencias internas en la OPEP a la Revolución Bolivariana, bajo ataque externo por los principales países consumidores.

Por ello, empezamos un proceso de negociaciones e hicimos varias giras internacionales. El presidente Chávez emprendió una gira por países miembros de la OPEP que, como sabemos, culminó con la realización de la II Cumbre de este organismo en Venezuela. La OPEP no hacía una Cumbre desde su fundación en septiembre de 1960.

La Cumbre de Venezuela tuvo un éxito clamoroso. Después de esa reunión, la disciplina en la organización mejoró muchísimo. Se fueron cumpliendo los acuerdos establecidos y ya vimos el resultado: el ascenso progresivo de los precios y su estabilización.

Hoy tenemos nuevos problemas con la economía mundial y nuevas caídas de la demanda petrolera y su influencia en los precios, aunque con una tendencia a la recuperación. Las oscilaciones a grandes rasgos, se han traducido en algunos trastornos de la economía de nuestra nación.

Venezuela ha tenido la iniciativa de promover nuevas medidas en el seno de la organismo multinacional, para facilitar diálogos entre productores OPEP y productores no OPEP (hay grandes productores que no forman parte de esta organización) para buscar conjuntamente contribuir con la estabilidad de los precios. El presidente Nicolás Maduro emprendió una gira por los países productores y más recientemente el presidente de PDVSA y ministro de Energía, Eulogio del Pino, hizo otro periplo con el mismo propósito.

De manera que Venezuela sigue liderizando las gestiones para mantener precios equilibrados, en un nivel que satisfaga tanto a los productores como a los consumidores. Porque precios muy elevados afectan no tanto a los grandes consumidores, que son países muy ricos, como a los pequeños consumidores, que son naciones de medianas y e incluso pequeñas economías.

Para estos, en el caso del Caribe y sobretodo de Venezuela creó PETROCARIBE, una iniciativa del presidente Hugo Chávez a fin de crear facilidades de pago para los países de esta región. No es, como dicen por ahí, que estamos regalando el petróleo. No. Se vende al mismo precio, solo que se dan ventajas de pago y se cobran intereses menores.

No por casualidad el presidente norteamericano Barack Obama, realizó gira por el Caribe para ofrecer parte de su petróleo y sustituir petróleo venezolano. Como se sabe, Estados Unidos, a través de un gran esfuerzo, aumentó su producción del hidrocarburo, incluyendo el llamado fracking, actividad que ha provocado grandes protestas en ese país, en tanto produce daños ambientales, contaminación de las aguas subterráneas y del aire por fuga de gas metano, así como pequeños sismos.

El problema de los precios del petróleo no es solamente de Venezuela. Y no es tampoco un problema solamente petrolero.

En el mundo hay un sector que es propietario del recurso natural, pero hay otro, cada vez más poderoso, que es el dueño del capital. En el caso de los recursos naturales, existe una especie de distribución geográfica que no es uniforme. Aunque, por lo general los propietarios de esos recursos naturales se encuentran principalmente en el sur; en tanto, los propietarios del capital están en el norte. Entre los primeros, hay dispersión, Entre los segundos hay una gigantesca concentración vertical, principalmente en el norte. Capital y tierra –o recurso natural, que es lo mismo- representan una contradicción de carácter histórico. La redistribución del capital, es la ganancia. La tierra es la renta o "renta de la tierra", según Marx.

A esa renta de la tierra se le llamó regalía que en el origen de la palabra significa la parte del rey. Por tierra, se considera no solo la superficie, sino también lo que está debajo de ella. En los estados s modernos se cobran principalmente, impuestos sobre las ganancias.

Mientras existan dueños del capital habrá quienes buscan aprovechar el recurso sin pagar regalías, y tratan de reducir al máximo posible el impuesto del Estado establecido sobre la ganancia. El propietario del recurso, sea Estado o particular- históricamente ha sido así- se siente en el derecho, además, de participar de una parte de las ganancias que genera la exportación de su tierra*.

El petróleo es un recurso natural. Está allí por obra de la naturaleza misma en un proceso de millones de años sin que haya ocurrido intervención humana alguna.

La historia del capital es mucho más cercana, pero también implicó cientos de años.

Ahora bien, hay un problema que afecta no solamente los precios del petróleo sino también el de los metales y a los grandes productores, por ejemplo, Bolivia y Chile. En general afecta a todos nuestros países, pues somos fundamentalmente exportadores de materias primas. En estas naciones los productos se exportan sin ninguna o poca transformación industrial hacia otros países o simplemente como productos semielaborados, y no son terminados generalmente dentro del mercado sudamericano.

El presidente Hugo Chávez promovió la unidad de los propietarios de recursos naturales en Sudamérica. Esa, a la vez, era una base para impulsar la unidad con mayor fuerza a escala continental, a África y Asia. La visión, la estrategia venezolana, no tuvo confinado el problema dentro sus fronteras. Primero vemos a Nuestra América como una sola nación, porque eso somos.

¿Qué constituye una nación? Ocupamos un mismo territorio, un mismo origen histórico, hablamos la misma lengua desde la Patagonia hasta el norte de México en cualquier costa, tenemos una inmensidad de recursos naturales: El 24 por ciento de las aguas dulces del mundo están contenidas solamente en Sudamérica, así como la más grande reserva forestal: la Amazonia está aquí, así como tres de los 8, más grandes ríos. En nuestras naciones están todos los minerales que se pueden concebir; tal vez es una exageración, pero podemos decir que en Latinoamérica están alojados todos los elementos de la Tabla Periódica de Mendeleiev.

Cuando se exponen estas ideas siempre surge una pregunta: ¿Entonces que nos falta, si tenemos gente inteligente, si se ha formado cantidad de científicos y tecnólogos, si hay fuerza de trabajo calificada?

Nos falta una estrategia común. Hace falta unidad.

De ahí que el presidente Chávez plateara como misión bolivariana la unión de Nuestra América, crear progresivamente un solo mercado, por lo tanto (representamos unidos un gran mercados. Separados somos pequeños mercados). Para explotar conjuntamente esos recursos, transformarlos conjuntamente, desarrollar procesos industriales con la creación de empresas entre todos nuestros países, que se harían aprovechando los excedentes de capital que se generan por la ganancia resultante de la explotación de los recursos naturales. En vez de exportarlos, que los invirtamos aquí.

Por eso también el presidente Chávez planteó la creación del Banco del Sur con un aporte del 50 por ciento de esos excedentes que exportamos a los bancos del norte. De manera que ese banco sirviera para financiar proyectos conjuntos de nuestra América. Eso ha marchado con mucha lentitud, así como los otros proyectos de integración.

Es el caso de Unasur, que vive los vaivenes de situaciones políticas nacionales. Tuvo un gran impulso tras los cambios ocurridos en la región, pero en los últimos años comienza a observarse una contraola. Esos cambios negativos traen como consecuencia el ataque a la acción, progresista y revolucionaria que venia predominando en el continente. Es esa contraola que ha promovido el imperialismo norteamericano en alianza con las oligarquías internas y que ha tenido algunos éxitos en Argentina y busca imponerse en Brasil con el golpe de estado a Dilma. El objetivo es entregar las grandes reservas petroleras a los monopolios mundiales. Ya comenzó.

Nos es casual que Mauricio Macri, tras ganar las elecciones en Argentina, fijara como primer objetivo atacar a Venezuela. Esta es una oleada contrarrevolucionaria a escala continental.

De manera que hoy, como nunca antes, es necesario reavivar el espíritu bolivariano, el espíritu de Chávez, de la unidad de nuestros pueblos, de la unidad de nuestros líderes, de la unidad con una visión conjunta para restablecer los grandes logros que se venían obteniendo e impulsar hacia nuevas etapas ese proceso de unidad.

El futuro de Nuestra América es muy promisorio, pero a condición de lo que hemos comentado: una política común, una estrategia común, propósitos comunes, una voluntad común. Ese es el sueño de Bolívar que reavivaron Chávez, Kirchner, Lula, Evo, Correa y tantos nuestros americanos. Porque esa va a ser, sin duda alguna, una contribución enorme para la estabilidad mundial.

No es cualquier cosa el peso que puede tener en el escenario mundial una América unida. Y dentro de este, la OPEP sigue jugando un rol muy importante, a pesar de que ya el peso específico de esta organización ha declinado ligeramente, pero sigue representando el treinta por ciento de la energía del mundo.

Esos países que componen la OPEP son también países del sur, que dependen fundamentalmente de sus recursos naturales, que tienen todavía un bajo desarrollo capitalista o en el mejor de los casos, mediano.

Estos países están en el conflicto de defender el ingreso por sus recursos naturales y, al mismo tiempo, la participación en la producción, en las ganancias que genera una inversión productiva y también en la participación que como Estado, les corresponde a través de los cobros de las regalías e impuestos, sobre las ganancias.

Las políticas están claras. Por su definición, están bien perfiladas. El problema es con cuánta consecuencia, con cuánta fuerza, cada uno de los factores dispersos las llevarán adelante.

Si se cumpliera el ideal de que todos nuestros países estuvieran unidos, completamente conscientes de estas posibilidades, la victoria estaría más que garantizada.

Este texto forma parte de una conferencia que dictara a solicitud de PDVSA-Cuba con motivo del aniversario 56º aniversario de la fundación de la OPEP.

(**) Para la comprensión más detallada y científica del problema, ver libros y artículos varios de Bernard Mommer y/o Asdrúbal Baptista.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2004 veces.



Alí Rodríguez Araque

Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Cuba

 prensaembavenezcuba@gmail.com

Visite el perfil de Alí Rodríguez Araque para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Alí Rodríguez Araque

Alí Rodríguez Araque

Más artículos de este autor