Análisis del binomio público/privado de la Educación

Hacer un análisis reflexivo de la situación de la educación pública y la educación privada en Venezuela es una tarea harto difícil en estos tiempos, máxime si ello tiene el valor agregado del rol que dentro de esta situación representa la política en el panorama ampliado de la globalización. En Venezuela de manera generacional se ha dado un debate entre los defensores de la educación pública y los defensores de la educación privada, cada grupo abordando las ventajas que su opción ofrece por encima de la otra. Ahora bien, el gobierno nacional en un intento por ampliar el espectro educativo ejerce una política educativa orientada a la masificación y en ese sentido gira directrices para la creación de las misiones educativas, sin embargo, y al margen de cualquier disyuntiva partidista podríamos preguntarnos, ¿es realmente este tipo de masificación el salvavidas de la educación venezolana?, ¿puede ser concebida la masificación como una política globalizadora de la educación venezolana a largo plazo por parte del gobierno?, ¿este tipo de masificación asumida atenta contra el aspecto cualitativo?.

En tiempos donde está siendo duramente cuestionada en Venezuela la preparación del estudiante en nuestras instituciones escolares por cuanto se dice y muchos afirman que el egresado venezolano presenta serias carencias en cuanto a competencias y destrezas, ¿representa la masificación la solución?. Obviamente esta política expansionista de la educación es positiva por el hecho de que muchos más se benefician en cuanto a este derecho constitucional, sin embargo, donde se observan y señalan aspectos positivos otros arrojan lanzas y piedras afirmando (repito) que la calidad está mermando en contraposición a la cantidad. De esta manera entendemos que masificación no es sinónimo de calidad, y entramos acá en terreno pedregoso por cuanto la polisemia del término calidad dificulta cualquier análisis. Sin ánimos de ser extremistas es necesario reconocer que aunque se han evidenciado algunos avances ciertamente existen serios y profundos baches en la educación pública venezolana, no solo en y por las misiones educativas (Robinson, Ribas, Sucre) sino también en el mismo sistema educativo público nacional ahora denominado bolivariano.

En medio de este debate emerge por decirlo así una situación riesgosa para la educación privada en Venezuela en el sentido de que desde el gobierno nacional se asoman ciertas luces que nos permiten inferir que podría existir un proyecto orientado hacia la total estatización de la educación. Esto se asume por el sector privado como una conflagración contra la educación privada porque aducen que de cierta manera no se está respetando la pluralidad en materia educativa en nombre del derecho constitucional, pero lo que aduce el estado es que se debe velar por una educación gratuita. Obviamente necesaria y obligatoria es la educación gratuita, pero muchos se preguntan: ¿por qué entonces si esa política gubernamental de atención a la educación pública es tan buena siguen entonces existiendo instituciones en las cuales no hay recursos ni siquiera para comprar tizas, no hay pizarrones, no hay pupitres ni mesas, no hay suficientes docentes?. Aclaro que no estoy en contra del proyecto bolivariano, no soy un opositor, no soy “un burgués” ni mucho menos “un imperialista pitiyanqui” como denomina nuestro presidente a quien no asume sus políticas de manera sacrosanta, pero no se puede ocultar o mentir sobre la realidad venezolana siendo que la política pública en materia educativa aún es tímida. Para que el pueblo venezolano pudiese gozar de educación realmente gratuita y pudiese eliminarse la educación privada tendría que suceder una real revolución educativa que no se ha dado en el país ni ha iniciado en ningún rincón de la geografía venezolana. ¿Es a este sistema educativo bolivariano a lo que llaman revolución educativa?, ¿es que una revolución educativa es tan superficial y tímida así?, porque de ser así bastaría con solo emitir decretos para que se logren muchas cosas a favor de la población. Creo que el debate pasa por el hecho no de que critiquemos malsanamente una política sino de que aportemos ideas, por el hecho de que ayudemos a construir, por el hecho de que nos sentemos en mesas de discusión para trabajar, proponer, seleccionar las mejores opciones y alternativas y actuar con decisión sopesando lo que ello conlleva. Es por ello que en aras de esa construcción asomamos estas reflexiones. No podemos negar que se han evidenciado avances en materia educativa en Venezuela, no obstante, aún es insuficiente lo que se ha hecho y para que podamos hablar de una verdadera revolución educativa debe ejecutarse una profundización para poder romper con los cinturones de miseria y atraso en los que se encuentra sumida nuestra escuela. Muchos pueden pensar que el problema radica solamente en la infraestructura y en los recursos, pero nada más alejado de la realidad. No, el problema también debe ser erradicado del curriculum y de los que hacen curricula en este país, el problema también debe ser erradicado de la praxis docente, de la mentalidad del venezolano, de esa política paternalista del Estado.

La educación privada siempre ha sido una alternativa para grupos minúsculos, y digo minúsculos no en tono peyorativo sino minúsculos en el sentido de que el tiene para pagar estudia en esas instituciones pero el que no tiene no estudia en esos lugares, y generalmente el venezolano común no tiene dinero para asumir esos altos emolumentos. Si hablamos de derecho, entonces tendríamos que revisar el hecho de que todos tienen derecho a una educación gratuita en Venezuela y a una educación de calidad. Sin embargo y asomando al respecto otras ideas para el debate en cuanto a esta disyuntiva de educación pública y educación privada, preguntamos, ¿está el gobierno nacional ofreciendo educación pública de calidad?, ¿es acaso la educación privada sinónimo de calidad?, ¿acaso está garantizada una educación privada de calidad?, ¿quién mide la calidad en ambas instituciones?, ¿quién la legitima?. La calidad no tiene que ver solamente con la eficacia y la eficiencia, con la afluencia de recursos y con la excelencia académica. ¡ Oh ¡, pobres aquellos que reducen la concepción de calidad educativa a esa irrisoria concepción, para ellos cualquier cosa es calidad.

A mi modo de ver las cosas el debate actual no debe pasar por el hecho de la eliminación de la educación privada, creo más bien que el debate debe pasar por entablar ramas de afinidad y políticas armónicas de consecución en cuanto a la educación pública para asumir los cambios y transformaciones en materia educativa. Creo que el debate pasa sí por ver qué hacer para elevar el aspecto cualitativo en la educación pública, pasa por ver cómo hacer para desarrollar la conciencia histórica y crítica del ser, pasa por ver cómo asegurar y garantizar el ingreso, la permanencia y el egreso del sistema educativo habiéndose logrado ya la profesionalización, pasa por ver cómo mejorar y tecnificar las instalaciones al tiempo que enseñamos a los niños y jóvenes a interactuar con las nuevas tecnologías sin depender de éstas, pasa por ver cómo se dotarán a las instituciones de insumos y recursos, por llevar a los que hacen curricula en el país a las instituciones educativas, a las comunidades, a los barrios, a las canchas deportivas, llevarlos a conocer la realidad, ampliar los incentivos a nuestros docentes, incentivar los estudios de tercer, cuarto y quinto nivel, ampliar las bases para el acuerdo político nacional, etc. Quizás entre estas y otras cosas que otros y ustedes aporten, se logre endosar un alto pasivo en la cuenta de la educación pública venezolana.

Con respecto a la educación privada en Venezuela sí creo que el debate pasa actualmente por la revisión y la regulación de las altas cuotas para matricular, pasa por inspeccionar y supervisar lo mismo que en instituciones públicas, hacer seguimientos, pero la eliminación en estos momentos es prematura y no pienso que sería la respuesta nacional a la problemática educativa. La educación pública debe garantizar al colectivo total lo que necesita al tiempo que colma las expectativas sociales, debe primero contar con la estructura capaz de solucionar y echarse al país sobre sus hombros. Quizás más adelante cuando la educación pública esté en capacidad de asumir a toda la población brindándoles lo que necesitan para su desarrollo armónico y en situaciones de calidad pudiese hablarse de suprimir la educación privada porque no haría falta ya, pero por ahora creo que no es viable ni positivo para el país.

*Prof. MSc. Doctorante en Educación UPEL-IPM

alixdavid79@yahoo.com


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