Educación popular

Para comenzar este ensayo he decido manifestar mi contrariedad interna antes de hacer una exposición de lo que hoy se sobre educación popular, si bien no la había estudiado con anterioridad, ya en la práctica, comprendía su necesidad en este momento histórico y de una manera u otra aplicaba sus principios en mi ejercicio profesional.

Sin ánimos de ser arrogante debo manifestar que durante mi carrera docente (Instituto Pedagógico de Caracas) me esforcé siempre por ser la mejor, al mejor estilo de la educación capitalista de competencia e individualismo, esto, no solo fue un esfuerzo, ciertamente al momento de mi graduación, por mi promedio de notas, fui la primera del departamento y la primera de la promoción de graduandos, por supuesto me correspondió el discurso del acto, ¡¡¡tremendo honor!!! Además, para el momento, era, presidente de un centro de estudiantes y representante estudiantil al Consejo Directivo del Instituto y claro, líder del moviendo estudiantil al que identificábamos con una estrella roja.

Hago este resumen con la única intención de hacer comprender por que hablo de contrariedad, con toda esa descripción y egresada de la casa que “forma formadores”, es ahora, dos años después cuando “descubro” formalmente la educación popular, entiendo quien es Paulo Freire, nombrado tímidamente por algunos camaradas en los pasillos y además entiendo que esa necesidad de la que hoy hablamos en el país, de formar al pueblo, del empoderamiento de las comunidades, de la formación ideológica, del tercer motor del que habla el comandante, en fin, de la necesidad sentida y manifiesta, no es mas que el afán por quitar el velo a todo aquello que a manos de los intereses neoliberales fue literalmente “borrado del mapa” para muchos de nosotros.

La educación popular plantea una escuela con amplio sentido democrático, centrada en los actores principales del proceso, es decir los educandos, se erige desde las prácticas pedagógicas en pro de una educación emancipadora, liberadora, esta planteada como una necesidad para alcanzar la libertad de los sujetos en la sociedad. ¡¡¡Imagínese si era posible aprender esto en una universidad que responde a los intereses del opresor!!!

Uno de los principio de esta pedagogía es establecer una relación multilateral, en el sentido de que no solo aprenden quienes se forman sino también quienes ejercemos el rol de formador o conductor del proceso formativo, la educación popular es un proceso cooperativo entre todos los participantes, pero es también una manera de demostrar que el conocimiento y su implementación, no es exclusivo de la escuela formal. ¿Cómo quedan entonces en el modelo pedagógico los maestros, si ya los aprendices no son tales?

La educación popular, además, tiene como método fundamental el diálogo, valora las necesidades del individuo y su entorno, con toda su carga cultural. El aprendizaje está en el trabajo compartido ya que la enseñanza no es la transferencia mecánica de conocimientos, es por el contrario, la producción de ellos. Esta basada en principios que la hacen emancipadora, dialéctica, reconstructora de conceptos anquilosados en la práctica formal. ¿Cómo no iba a verse esto como una amenaza al imperio? Si es que lo que plantea es precisamente la cultura popular, el rescate de la historia, lo autóctono, lo no globalizado.

Hablar de educación popular, si bien lo asumimos como necesario y la entendemos desde el punto de vista teórico y practico, en la realidad, involucra lo pedagógico y lo administrativo, entonces se gena una preocupación un poco menos sarcástica y mas operativa ¿cómo se operacionalizan ambos elementos? ¿cómo nos desprendernos de los procesos de enseñanza tradicional en las escuelas, incluso en las bolivarianas? ¿qué pasa con la formación docente? ¿qué hacer con los procesos administrativos que hemos heredado y que se practican abiertamente en la educación actual y en todos sus niveles?

Asumir la educación popular implica romper con otros paradigmas, para asumir que los espacios educativos deben estar en todas partes, que las instituciones hay que ponerlas al servicio de los movimientos populares con miras a construir y fortalecer el proyecto político. Es indispensable que se transforme la concepción burocrática de las instituciones, que se transforme además la formación de los docentes y se trabaje con las organizaciones populares, abriendo cauces de participación y concediendo el protagonismo al pueblo, más allá de cualquier retórica, a fin de transformar la educación mas que en la teoría, en la práctica y así poder construir nuevos significados verdaderamente formadores, liberadores y revolucionarios.


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