La Misión Sucre está integrada al espacio de tensión que conforman la institucionalidad tradicional, concretada en la visión y acción que persisten en los ministerios a pesar del golpe de timón popular, la universidad tradicional, como parte insostenible del pacto con la empresa capitalista cuyo precio paga el estado y la población, la organización partidista que se niega a morir y es importante seguirle el rastro hasta que nos convenzamos de su muerte viendo el cadáver, y la organización popular incipiente, realidad que se toca en los Consejos Comunales; el polígono de tensión: institucionalidad-universidad-partidos-pueblo.
La Misión Sucre se puede dividir en tres etapas y dos transiciones, las etapas las podemos centrar, tanto en la actividad fundamental a lo largo y ancho de toda la geografía, como en los agentes que intervienen, igual podemos decir de las transiciones.
La primera etapa se fundamenta en un alto activismo, el censo nacional, incorpora a un notable voluntarismo como se ha visto en pocas misiones del gobierno nacional, y desde un punto de vista de gestión, la organización de dicho voluntariado fue apoyada en la fortaleza política de cada región, de acuerdo a sus realidades y posibilidades. Es por eso que tenemos, en una lectura actual, diversidad de apoyos e intervenciones, no siempre desde la bondad de intenciones, sino a veces desde la perspectiva de un capital a invertir políticamente que hace preciado el espacio de acción de la Misión Sucre en cada estado. Esto lo profundizaremos más adelante.
La segunda etapa involucra la primera transición. El voluntariado inicial se ha lanzado en la búsqueda de espacios llamados inicialmente “ambientes de estudio”, estos espacios, en su mayoría son el reflejo de la noble ambición de estudios, pero, en futuro, serán la cara de otro tipo de ambiciones en el marco del polígono de tensión mencionado.
Esta segunda etapa es la del PIU (Programa de Iniciación Universitaria), comienzan a aparecer diversidad de funciones –desde la perspectiva de los agentes-, tenemos coordinadores de ambientes, facilitadores, coordinadores regionales, municipales, parroquiales, es decir, la complejidad de implementación de un plan como la Misión Sucre, necesitaba del concurso de personas con distinto perfil, entre los que destacan activistas de diversas toldas políticas que tenían afinidad con el proceso revolucionario. Ya no es el activador inicial, por ejemplo, un bachiller, el que deba tener a cargo de sí un grupo de estudio, es ahora un profesional, un licenciado, a veces un técnico superior, el que se hacía responsable por el desarrollo del programa PIU. A la par del desarrollo del PIU comienza a consolidarse una estructura regional muy similar a la actual, donde el principal elemento es el apoyo de alguna institución o de alguna instancia del poder local, incluso partidista; pongamos algunos ejemplos: en el estado Carabobo el coordinador regional era el profesor Guillermo López, director de IUTVAL; en el estado Táchira la coordinación estaba muy vinculada al Partido Comunista, en el estado Falcón y en el estado Trujillo, eran los coordinadores funcionarios activos de la gobernación, en el estado Vargas, como algunos ejes del estado Miranda el control lo tenía el IPASME, así, al cabo de la segunda etapa se tenía consolidada una estructura regional vinculada a poderes locales, los cuales tenían el control sobre las posteriormente llamadas “aldeas universitarias”.
La problemática que se pretende exponer tiene estrecha relación con el nivel de conciencia del pueblo, estamos a la altura de un proceso que reclama la participación directa del pueblo y de la claridad sobre los elementos que nos separan, tanto de la visión de política partidista, como de la visión tradicional de la vieja universidad.
Al cabo del final de la segunda etapa y comienzo de la segunda transición, es decir, al inicio de la etapa de implementación de los programas de formación, nos encontramos con una estructura regional que muchas veces antepone los intereses de partidos, universidades e institutos de educación superior o de los poderes regionales-locales constituidos. Se hacen palpables los conflictos derivados del control de la Misión en distintos estados, y esto, tiene coherencia, puede sonar contradictorio, pero la Misión puede tanto tomar la forma fraccionada del desarrollo político partidista, la forma propia de la exclusión universitaria y de la universidad que se niega a abrir sus puertas, y al mismo tiempo mostrar la posibilidad también de reorientarse y ser incorporada al desarrollo de lo popular que se encarna en los Consejos Comunales, se perfila la Misión Sucre como forma de concreción de la Educación Superior Popular.
La problemática de la estructura regional de la Misión debe poder registrarse desde la apreciación del estudiantado y del ciudadano que encuentra en la Aldea Universitaria un espacio de encuentro comunidad-universidad popular, no podemos seguir dejando esta estructura en manos que quienes quieren aprovecharse.
Una de las coyunturas más preocupantes relacionadas con la tensión mencionada al inicio del escrito se halla en el conflicto institucionalidad-universidad-partidos-pueblo que se presenta en el estado Carabobo. En ese estado se han dado dos experiencias sobresalientes de la acción popular en pro de una educación para todos, todo esto, en contra de la institución de educación superior más influyente del estado, como lo es la Universidad de Carabobo, en ausencia del apoyo del poder regional, que más bien ha actuado en contra de nuestra Misión. Las experiencias a las que se hace referencia son: la Aldea “Teniente Coronel Hugo Rafael Chávez Frías”, en la parroquia Miguel Peña del municipio Valencia, y la Aldea “Héroes de Canaima”, en el municipio Naguanagua.
Ambas aldeas se iniciaron desde la visión noble, propia de la vanguardia popular que da valor de uso a los espacios tradicionalmente mercantilizados por el capitalismo y los negocios del poder, la primera ocupa pacíficamente una edificación pretendida por FETRACARABOBO, filial de la CTV, en manos de personas planificadoras de guarimbas y conspiraciones sin respeto por los derechos de inclusión social, la segunda, es fruto de la iniciativa de docentes y estudiantes de la Misión Sucre que se hicieron fuerza en unos espacios de la antigua facultad de educación de la poderosa Universidad de Carabobo, donde el equipo rectoral ha manifestado su desacuerdo con las políticas de inclusión de nuestro proceso y ha agredido a estudiantes, profesores y planta física.
Ambas aldeas han sufrido en carne propia la agresión de cuerpos de seguridad, de acciones legales agresivas, de amenazas y peligro de muerte, de negativas del poder regional por siquiera enterarse de qué es la Misión Sucre, en ambas aldeas, sin dejar de lado a las restantes, como la Pedro Gual, entre otras experiencias de otros municipios, se constituye un estudiante crítico y en contacto con la realidad política, el estudiante de la Misión Sucre es la potencia y el acto del estudiante socialista con calidad humana.
Es importante resaltar, a la luz de las consideraciones hechas sobre la estructura regional, que el coordinador de Carabobo hasta hace poco, el ingeniero Jorge Freginals, era el único coordinador de la Misión Sucre desempleado de toda la estructura regional, y fue despedido por la comisión de transformación del Instituto Tecnológico de Puerto Cabello de su cargo de profesor desde donde obtenía sus sustento, sin considerar los esfuerzos de apoyo constante al desarrollo de la Misión en el estado, siendo considerable el número de coordinadores regionales que son inclusive rectores de universidades experimentales que apoyan desde la fortaleza de sus cargos. Desde la Fundación Misión Sucre se trató de concretar una contratación del profesor de forma provisional, que pudiera ayudar en las dificultades económicas creadas por su responsabilidad, pero tanto desde el Ministerio de Educación Superior como desde el instituto mencionado se impidió concretar la posibilidad de apoyarlo, actualmente, de forma deshonrosa y desconsiderada, se le despide y se “negocia” desde la UC, el PPT y el M.E.S. la incorporación de un nuevo coordinador que pondrá en peligro el avance de la Misión derivado esto de su “cartera” de compromisos señalados.
Es importante poner en claro lo siguiente, es la población estudiantil de la Misión Sucre en estrecho accionar con la organización popular la que dará cuenta de los errores cometidos, la Universidad de Carabobo es enemiga de la Misión Sucre y sabemos todos, la organización partidista, la que ve las Misiones la forma de capitalizar apoyo en elecciones y revocatorios, está al margen del avance de la verdadera revolución, los Consejos Comunales deben hacer presencia en las Aldeas Universitarias, deben saber que la nueva universidad, la verdaderamente popular, está a la espera del pueblo organizado para defenderla, porque cada estudiante de la Misión Sucre es un pedacito de el pueblo, y la Misión Sucre es pueblo, pueblo contra poder, no podemos dejar sola a la Misión Sucre.
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