Revelando algunas intimidades de la UBV-sede Caracas

Diario secreto de una universidad, lo que se oculta en la cotidianidad de la comunidad UBV

El transporte de la ruta Caracas-La Guaira de la UBV, presta servicios desde su fundación. La Universidad como toda institución que inició actividades por primera vez, carecía para el año 2004, de cualquier normativa o reglamento que rigiese las relaciones de la comunidad universitaria que hacía vida allí y que disfrutaba de los servicios que ésta brindaba.

Curiosamente la base estudiantil (no todos/as claro) daban indicio de un profundo rechazo por todo aquello que representara algo distinto aparentemente a su propia “realidad”, desde autoridad hasta grados de relación social. Los y las estudiantes que usaban los vehículos de transporte donados por el Presidente de la República hacían (aún hoy) de estos parcelas de poder, era realmente preocupante ver y oír a algunos de estos/as jóvenes que de alguna manera proyectaban o proyectan lastimosamente ira, burla e irrespeto por el otro. Por una sin razón, o más bien, por ejemplo, debido a la intolerancia por que una docente viajase en la unidad de transporte UBV, ruta Caracas – La Guaira. En ese entonces a la docente se le presionó para que se bajase en la entrada de la autopista y, se le profirieron cualquier cantidad de expresiones peyorativas y con un alto contenido de odio social. Ejemplo: “Puta”, “paga tu taxi”, “pa´ eso tienes billete”, “este autobús es del pueblo”, es decir, se arrogaron el barómetro de medición social y estos jóvenes que iniciaban actividades en la Universidad de la Revolución y de la inclusión, decidieron establecer sus propias reglas de uso y abuso de la unidad de transporte y llegaron a la triste conclusión de que los docentes por su “status” no podían viajar en las unidades. Se asumió, por parte de este grupo estudiantil, el servicio como una porción del barrio. Pero con un pequeño detalle, se trajeron lo peor del barrio. Lo mejor fue y es aplastado por el odio.

Esta situación se señaló en su oportunidad ante las autoridades universitarias, nunca hubo ningún tipo de rectificación y por el contrario la docente tuvo que optar por no usar más la ruta de transporte, para así evitar situaciones aún más complejas. ¿Autoridades divorciadas de la intimidad de la comunidad universitaria de la cual se suponía rectora? ¿Autoridades universitarias ocupadas en asuntos mucho más importantes que estos “problemas domésticos”? Desde sus inicios la UBV ha carecido de una estructura normativa que regule las relaciones de quienes hacemos vida dentro de la comunidad, haciendo de esta institución un lugar donde pulula un gentío. Esa es la verdad. Los esfuerzos son aislados y no colectivos. ¿Cómo se cultiva ciudadanía desde este escenario? Insisto, se que hay esfuerzos aislados, pero lo ideal es que sea colectivo.

Hoy algunos de los casi egresados como técnico superiores de la UBV que usan este servicio y ruta, que además son la esperanza para consolidar la revolución, repiten los hechos, pero lo que agrava el asunto, es que se confabulan con conductores de la ruta Caracas – La Guaira para no permitir el uso de dicho servicio a la docente. Hoy 23 de Febrero de 2006, los dos conductores de la ruta mencionada pasaron a las 5:40 am por el sitio donde la docente por razones de la contingencia del viaducto, espera la unidad y no permitieron su ingreso. Este hecho, entre otras cosas, afectó a 30 estudiantes que no pudieron realizar sus actividades. Se impone en esta situación la lógica darwiniana y el irrespeto e intolerancia. Esta es una denuncia pública. Ya me canse de las escritas y verbales.

Recuerdo que en febrero de 2004, se inicio el taller del documento rector a fin de ocupar a las/os estudiantes, ya que las unidades curriculares en la UBV sede Caracas, aún no estaban listas en su totalidad. Por esta misma fecha, quizás producto de la ausencia de normas y una intensa agenda compartida por toda la comunidad universitaria, los conflictos en la base de esta estructura se agudizaron. Las agresiones llegaron incluso al contacto físico, con frecuencia se tenían que sacar los muebles, herencia de la antigua PDVSA, que se encontraban en los baños de dama y hombre, pues éstos eran usados como espacio para relaciones íntimas. Se llegó a conseguir condones usados, en los materos. Materos que también fueron eliminados de los pisos.

En algunas ocasiones fui testigo de primera fila, por ejemplo, de ataques físicos, nunca olvidaré el año 2004, aquella oportunidad en piso 8 de la UBV – sede Caracas, en la cual un estudiante golpeo hasta fracturar la nariz de una joven. No pude hacer mayor cosa pues cuando me acerqué para evitar e interceder por la estudiante, el estudiante agresor profirió sendas obscenidades e intento atacarme. Recuerdo a otra profesora que también se acercó con intención de “no se que”, pues en realidad no creo que se pudiese hacer cosa alguna ante semejante acto y al igual que mi persona salió con “las tablas en la cabeza”. ¿Qué pasó? Nada. El estudiante ahora “lideriza” a alguno de sus pares y continúa estudios en la Casa de los saberes y la joven “bien, gracias”.

Algunas autoridades universitarias como el profesor García, me indicaba que “había que tener paciencia” pues estos jóvenes pertenecían en su mayoría a los estratos socioeconómicos D y E. ¡¿Habrán visto Uds. excusa tan supina ante lo inexcusable, la cultura de la violencia, la intolerancia e irrespeto?¡. Es decir, usar la pobreza material como supuesta excusa para legitimar la miseria mental. Hecho que es un vil mito pues la gente humilde, en su mayoría, se precia por ser respetuosa en su trato con los demás.

Curiosamente estas primeras autoridades, no tuvieron ninguna intencionalidad de sancionar tan graves y repetidos actos denunciados por docentes, obreros y empleados, botaron a un grupo de profesores (saludos a Pedro y Estivalia) por acusaciones de presunto robo (específicamente en piso 3) y de traición al proceso dentro de la UBV. Acusaciones estas hechas en su contra por otro grupo de docentes inescrupulosos y falsos de los cuales aún hoy retumban sus voces en la UBV – sede Caracas y ahora pidiendo trato digno. Los hechos nunca fueron esclarecidos, pero el brazo firme y “objetivo” de la “justicia universitaria” alcanzó a estos docentes a quienes se les decretó la muerte económica. Siempre he dicho que la violencia tiene mil caras, esta es otra de ellas.

Hablemos. Hablemos de las treintena de camas de caoba “extraviadas”, herencia de PDVSA, también de la docena de computadoras sustraídas mágicamente de la estructura universitaria ubicada en Caracas y, como sucede en mí barrio, nadie vio nada. Hablemos de los equipos de video beam y computador portátil desaparecidos, Hablemos de la profesora que le pegaron un trozo de galleta por la cara en una en la ruta de transporte hacia La guaira; Hablemos de algunos docentes (no estoy generalizando) que acosan sexualmente a algunas estudiantes para que apruebe o no su unidad curricular o que se la llevan a sus casas para “ayudarlas”; Hablemos del papel higiénico que no duraba en los baños ni una hora; hablemos de los grifos y dispensadores de jabón de los baños que se han extraviado; Hablemos de las franelas UBV que se reparten a quienes no necesitan tal prenda, mientras que a los estudiantes se les hace cuesta arriba obtenerlas para realizar su trabajo comunitario o representar a la UBV en cualquier evento; Hablemos de algunos estudiantes que abordan a una docente en tono intimidante para amenazarla y luego van a piso 10 a continuar con sus actividades o amenazan a un docente con “cortarle con una hojilla”; Hablemos de los conductores que asumen que las unidades de transportes son sus vehículos privados; Hablemos del tupé que se dan estos mismos conductores de no permitirle abordar la unidad a una docente pues es una forma de “castigarla” por su falta de “solidaridad”. Pues ésta misma docente se atrevió a exigirles que cumplan las normas y apliquen la solidaridad con quienes realmente necesitan ese sentimiento; Hablemos de mi libro de Movimiento pre-independentistas, que fue dejado en la secretaría de la Dirección del PFG Gestión Social, por unos estudiantes y se desapareció; Hablemos de la sala de Bowling, ubicada en la entrada del comedor (por cierto nadie creería que allí está tan exquisito tributo al lujo que se daba la oligarquía de PDVSA) que pasa inadvertida y que estaba siendo reparada recientemente para “disfrute de fin de semana”, Hablemos de aquellas/os que hoy se hacen paladines detractores de ciertos grupos que, antes defendían a muerte; Hablemos de quienes usan la estructura y maquinaria universitaria para su beneficio personal en nombre de la revolución. Hablemos caramba y, desmadejemos la realidad de las miserias que están matando a la hija predilecta de la revolución.

Igualmente, no puedo dejar escapar el colmo del descaro de un personaje gris. Se me acumuló un legajo de papeles que cuidadosamente me construyó quién, en aquel entonces, fue la encargada del PFG Gestión Social. Esta persona me enjuicio por ser “hipercrítica” y además contrarrevolucionaria. Esa misma persona hoy, se presenta sin ningún escrúpulo a exigir ante medios de comunicación, aprovechándose de la plataforma y el lomo de otras/os, para pedir que respeten sus “derechos vulnerados” y la del colectivo que representa. De verdad, que como ella diría en alguna ocasión, su actitud es verdaderamente repugnante, pues tengo el expediente completo en mi poder que me forjó inclusive con declaraciones de mala fe de algunas/os “colegas” que hoy me abrazan y besan la mejilla. Con ese mismo elemento pidió que me botasen de la UBV. La difamación e injuria es un delito que debería tener máxima condena, pues el daño es moral y profundo y por lo general no se recupera. Que miserable.

Sucede que en la UBV se ha perdido el respeto y, obviamente al perderse este valor se pierde todo. ¿Qué hacer ante esta situación que no refleja toda la cotidianidad de la UBV, sino una parte de ella? Creo que la solución es radical. Revolución sin disciplina no es revolución, es otra cosa.


Ingrid Castillo – Docente UBV
11.055.619
ibecast@gmail.com


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