La música en la vida del venezolano

No hay pueblo sin música, ésta es un accesorio, una obligación, un placer exquisito; siempre nos acompaña una melodía que entusiasma al espíritu, siempre llevamos encima una canción que nos acompaña a todos lados. José Antonio Calcaño escribe en su trabajo Contribución al estudio de la música en Venezuela, que ésta no sólo está presente en toda nuestra historia, sino que representa un componente del venezolanismo.

Desde los primeros instrumentos musicales de nuestras comunidades aborígenes (como las maracas), pasando por las primeras filarmónicas creadas en los conventos en los años de la colonización europea del continente, hasta llegar a las canciones revolucionarias que acompañaron los diversos movimientos insurreccionales, cuyos intérpretes sufrieron la persecución más atroz y hasta la muerte (como el caso de los músicos republicanos asesinados por las huestes criminales de José Tomás Boves), la música ha sido parte integral de nuestra cotidianidad. La música popular venezolana tiene sus componentes en el mestizaje profundo de los tres principales grupos sociales que conformaron nuestro sincretismo cultural.

El pueblo venezolano es un pueblo musical, sólo basta escuchar la musicalidad expresada en el timbre de voz de los habitantes de nuestra rica y extensa geografía, para notar las diferentes tonalidades y giros melódicos que se aprecian de una región a otra, y a veces hasta en lugares separados por escasos metros de distancia. En nuestro país encontramos varias voces y acentos sonoros distintos en sus habitantes, entonces decimos fulano es de tal estado por su entonación y tono de voz.

Nuestros compatriotas poseen un encanto especial, el venezolano es un ser entusiasmado por la naturaleza, amistad, política, el amor; lo que lo faculta a expresar ese estado anímico a través de la musicalidad que le imprime a la manera en que entona su manera de hablar. Es cierto el dicho que reza “muchos venezolanos hablan cantando”, y es que nosotros somos arrullados para dormir, e igual lo hacemos con nuestros hijos, muchas veces incluso con el Himno Nacional, a ello obedece que el cancionero popular venezolano afirme "que en Venezuela todo el mundo habla cantando".

En cuanto a la música y la revolución, Carreño afirma que Juan Landaeta, Lino Gallardo, Marcos Pompas y José Rodríguez “no fueron los únicos que se lanzaron a apoyar la revolución de abril de 1810", este autor sostiene que fueron más de 150 músicos los que en la ciudad de Caracas suscribieron decididamente su apoyo a la guerra por la independencia y la liberación nacional en el siglo XIX.

Mención especial merecen las letras musicales de carácter nacionalista compuestas por Andrés Bello, quien puede ser considerado el primero en escribir un tema de protesta o de contenido político-social patriótico en la antigua provincia de Caracas. Pero los “Alí Primera de la época” indudablemente fueron Juan y José Luis Landaeta.

De Juan Landaeta erróneamente se ha afirmado que fue ejecutado por el ejército realista, pero de acuerdo a los datos históricos y la documentación existente, éste murió a causa del terremoto que azotó a Venezuela en el año 1812; su canción el "Sincamisa" dice: "Aunque pobre y sin camisa/ un baile tengo que dar/ y en lugar de la guitarra/ cañones resonarán/ Que bailen los sincamisa/ ¡y viva el son de cañón!". Estas letras se convirtieron en verdaderos instrumentos de agitación contra los realistas, siendo enarboladas por sectores populares como cantos de resistencia a la dominación y opresión colonialista, pero lo más resaltante es el contenido de clase que las mismas contenían: el mensaje de la frase “los sincamisa" evidentemente no estaba dirigido a la clase mantuana ni a los blancos independentistas, estaba orientado al pueblo esclavo y trabajador con el fin de despertar en éste, conciencia sobre su derecho a la liberación.

Existen algunas versiones sobre la originalidad de la canción Gloria al Bravo Pueblo, tonada que nos identifica como pueblo y como patria, cuya autoría se atribuye a Vicente Salias y Juan José Landaeta. Se dice que en verdad, ellos fueron los primeros que la entonaron en el Cabildo de Caracas, otros dicen que el autor de estas letras es Andrés Bello, pero lo que es indiscutible, es que el Gloria al Bravo Pueblo es un cántico que recoge la esencia del proyecto americano de Francisco de Miranda, posteriormente retomado y desarrollado en la Gran Colombia por su Excelencia El Libertador Simón Bolívar.

"Los sucesos de 1810 y 1811 se debieron al estado de ánimo que en la ciudad prevalecía fue sin duda la Música revolucionaria la que propagó, estimuló y atizó esos sentimientos, la que convenció a las masas acaso más que las arengas, la que dio firmeza y osadía a las muchedumbres y las transformó en gran parte en un pueblo dócil de ciudad mariana, en los conquistadores de medio mundo" (Calcaño, J. 2007).

Igual analogía podemos hacer con la “canción necesaria”, impulsada en las últimas décadas del siglo XX por el cantor del pueblo Alí Primera. En relación a ella, habría que estudiar la influencia que han tenido las letras de la canción de Alí en la Revolución Bolivariana; en buena medida se solía ver que el líder de la Revolución arengaba al pueblo con las letras de las canciones de Alí y hasta su manera de cantar el Himno Nacional viene de esta historia, de la canción necesaria.


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Arnaldo Guédez


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