20 de abril 2009. - La actitud del gobierno de Israel contra el pueblo palestino, y el
apoyo incondicional que mantiene dicho gobierno de parte de Estados
Unidos y algunos gobiernos europeos, ha sido el principal objeto de
controversias este lunes en la Conferencia Mundial sobre el Racismo de
la Organización de Naciones Unidas (ONU), que se celebra en Ginebra,
Suiza.
Ya desde antes del comienzo de la conferencia, los gobiernos de
Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelandia, Alemania, Australia, Holanda,
Italia, Polonia e Israel, boicotearon la conferencia, por considerar
que podía servir como tribuna contra este último país. Israel llamó a
consultas a su embajador en ese país, debido a la visita del presidente
iraní Mahmud Ahmadineyad, y a la reunión que iba a sostener con el jefe
de estado suizo, Hanz Rudolf Mertz.
Israel es racista
Pero el presidente iraní fue muy contundente cuando denunció este
lunes la existencia de un "gobierno racista" en Israel, durante su
intervención en la Conferencia. El mandatario iraní afimó "que los
racistas más duros han sido llevados a Palestina", atacando a los
Estados Unidos por defender "los crimenes del sionismo". Ahmadinejad
fustigó igualmente el "ataque de los Estados Unidos a Irak" y "el envio
de tropas a Afganistan". "El sionismo personifica el racismo", concluyó
Ahmadinejad.
Las críticas contra Israel se fundamentan en el trato que el
gobierno de esa nación da al pueblo palestino. Además de las más de
1.400 personas muertas en la reciente invasión a la franja de Gaza,
Israel mantiene desde hace años una política discriminatoria a menudo
calificada de "apartheid" contra los habitantes de este territorio y de
Cisjordania, a quienes se les confina a vivir detrás de un muro, se les
trata como ciudadanos de segunda categoría a través de un amplio
aparataje legal, y se les desocupa a la fuerza de sus propios hogares.
Estados Unidos, sin embargo, se ha convertido en el más fiero
defensor de Israel, y ha usado su derecho a veto en el Consejo de
Seguridad de la ONU para evitar sanciones contra ese gobierno.
Ahmadineyad criticó la actitud del Consejo de Seguridad, pues considera
que siempre "ha acogido con el silencio los crímenes de Israel, como
los recientes bombardeos contra civiles en Gaza". También dijo que la
intervención internacional en Afganistán no ha traído la paz ni la
prosperidad a ese país, y que la invasión estadounidense de Iraq ha
causado "un millón de muertos y heridos" y pérdidas millonarias para la
economía de ese país.
Europeos abadonaron sala, latinoamericanos permanecieron
Tras haber iniciado su discurso, representantes de la Unión Europea
abandonaron la sala en protesta por las palabras de Ahmadineyad, pero
numerosos delegados también aplaudieron sus palabras. Los delegados de
América Latina permanecieron en la sala durante el discurso del
presidente iraní. "No tenemos ninguna instrucción de boicotear la
conferencia", indicó a la AFP un embajador sudamericano, interrogado
sobre la decisión de nueve países de no asistir.
El discurso de Ahmadinejad fue interrumpido por militantes de una
organizacion francesa de estudiantes pro-israelíes, disfrazados de
payasos, que lo trataron de "racista", pero fueron rápidamente
neutralizados y expulsados de la sala por el cuerpo de seguridad de la
ONU.
En el conclave participan 103 Estados de los 192 que componen la
ONU, incluidos todos los de América Latina y el Caribe, junto a unos
2.000 militantes de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), con el
propósito de sentar las bases de un plan internacional para mejorar la
lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
formas conexas de intolerancia.
La Unión Europea -a excepción de Italia, Holanda, Polonia y
Alemania, que bloquean la cita- decidió a última hora de ayer
participar en la Conferencia, pero no aceptar lo que ellos llaman
"abusos". Para la Unión, existen ciertas "líneas rojas" que no pueden
ser traspasadas y llamar racista al Estado de Israel es una de ellas.
El ministro francés de exteriores, Bernard Kouchner, alertó esta mañana
de que la Unión Europea había pactado que no se permitiría ningún
"derrape" o "provocación", en particular de Ahmadineyad.
Temores ante resultados de cumbre de 2001
Washington anunció el sábado que iba a boicotear la cumbre por
preocupaciones ante una declaración que reafirmaba el lenguaje adoptado
en la última gran conferencia de la ONU sobre el racismo en Durban,
Sudáfrica, en el 2001. En aquella ocasión, Estados Unidos e Israel
abandonaron esa reunión cuando los estados árabes buscaron definir al
sionismo como racista.
Aunque esa propuesta no fue incluida en la declaración final y el
programa de acción de la conferencia del 2001, el Estado israelí fue
criticado con una referencia que señaló: "Estamos preocupados por la
difícil situación del pueblo palestino bajo la ocupación extranjera".
Para superar la polémica de la conferencia de 2001 de Durban, a la
conferencia de este año se le hizo coincidir con el Día de Recuerdo del
Holocausto, fecha dedicada en Israel a recordar el asesinato de judíos
por parte del régimen nazi alemán.
Lamenta boicot
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Ban
Ki-moon, "lamentó profundamente" el sabotaje de 9 países a la
Conferencia Mundial sobre el Racismo además de predominar el aspecto
político sobre la discriminación. "Lamento profundamente que muchos
(países) hayan decidido mantenerse fuera (del proceso)", afirmó el
secretario general, y agregó: "estoy profundamente decepcionado".
"Soñamos con ir en una nueva dirección, pero muchos se aferran al
pasado. Hablamos de buscar una nueva unidad, como los tiempos demandan,
pero seguimos débiles y divididos; Hablamos de tolerancia y respeto
mutuo, pero señalamos con el dedo y realizamos las mismas acusaciones
hoy que hace años, sino décadas", añadió el secretario general.
Texto de la declaración
El texto que servirá de columna vertebral para la declaración
oficial, y que será aprobado durante la Conferencia, no menciona el
concepto de "difamación de religiones" que algunos países musulmanes
defendían. Reafirma las conclusiones del cónclave precedente, celebrado
en el 2001 en Durban, que alientan una solución política y negociada
para el conflicto del Medio Oriente, con el reconocimiento mutuo de dos
Estados, Israel y Palestina.
El texto a su vez condena de forma genérica a la ocupación
extranjera como uno de los motivos que favorecen el racismo, exhalta la
memoria de la víctimas de la esclavitud y el colonialismo, y recuerda
las obligaciones de los gobiernos para cooperar con los tribunales que
investigan el genocidio.
"Hemos conseguido que el texto recoja una advertencia contra la
criminalización de los migrantes, vapuleados por algunas directivas de
la Unión Europea, que se reserva la prerrogativa de encarcelar a los
sin papeles durante 180 días antes de expulsarlos, y sanciona a quienes
les den trabajo", señaló a AFP un diplomático latinoamericano que
negoció el proyecto de declaración.
"También obtuvimos que la declaración reitere los derechos humanos
que protegen a las poblaciones indígenas, maltratadas en múltiples
latitudes del mundo, particularmente en América Latina", agregó otro
diplomático latinoamericano.
"El documento es muy equilibrado y establece un marco concreto de
acción en una campaña global en busca de la justicia para las víctimas
del racismo en el mundo", dijo Ban, y aclaró que reconoce "la
flexibilidad y el esfuerzo de las delegaciones para encontrar un marco
común a pesar de las considerables dificultades".


