El venezolano Ilich Ramírez agredido en presidio francés

Ilich “Carlos” Ramírez Sánchez

Ilich “Carlos” Ramírez Sánchez

Credito: David Rojas

06 de enero 2007. - Vladimir y Lenin, los dos hermanos de Ilich “Carlos” Ramírez Sánchez, secuestrado hace 13 años en el Sudán por agentes franceses y actualmente prisionero de la cárcel de Clairvaux, a 300 kilómetros de París (desde el 5 de enero de 2006), concurrieron a VEA para denunciar la agresión de que fue objeto en ese establecimiento penal.

El compatriota revolucionario, demonizado por campañas mediáticas del judaísmo internacional que le endilgaron su apodo del “Chacal” y le adjudican ser autor de infinidad de actos terroristas, cumple prisión perpetua por haber baleado mortalmente a dos policías franceses y un delator africano que iban a detenerlo, por lo que debió actuar en defensa propia para no caer en manos de los verdugos del servicio secreto francés. Es el único crimen que le han probado en todos estos años, aunque este 2008 lo esperan cuatro nuevos procesos por supuestos hechos de terrorismo. Es su posición política pro árabe y antisionista lo que le cobran con viejas facturas.

En un documento suscrito por sus hermanos, activistas del Comité por la Repatriación de Ilich “Carlos”, se refiere que el pasado sábado 26 de diciembre, en un patio de ese presidio, cuando desde un teléfono público pretendía llamar a su abogada y compañera sentimental, Isabelle Coutant-Peyre, fue insultado, provocado y agredido por el recluso tunecino Nabil Sotane, delante de tres guardianes y otros dos presos. Con un enorme anillo, el atacante le produjo lesiones en el rostro, que certificó un médico, pero no pudo defenderse por evitar ser castigado por los policías.

El director de la cárcel, Gilbert Blanc, fijó una audiencia para evaluar el caso el día jueves 3, pero ante el pedido de las autoridades consulares venezolanas de ajustar el horario de la reunión a fin de facilitar su llegada, el jefe carcelario le indicó a la cónsul Chassieca Jurdi que el Ministerio de Prisiones no permitía esa presencia diplomática. Y ello es una clara violación de la Convención de Viena (1963) sobre los derechos de los prisioneros.

Los hermanos “urgen a la Cancillería a tomar las debidas acciones para subsanar esta y otras violaciones de los derechos humanos de un ciudadano venezolano, cometidas desde hace 13 años por un Estado que se dice ‘amigo’ del Gobierno y pueblo venezolanos”. Los allegados están seguros de que todas las arbitrariedades y abusos contra el combatiente internacionalista responden a una estrategia de aislamiento y desmoralización, para quebrar su firme personalidad, en una torpe venganza de los uniformados que lo custodian. Durante sus primeros diez años de cautiverio fue un excluido y luego lo trasladaron a su remota reclusión actual, la que también obstaculiza y perjudica su defensa legal porque todos los juicios se celebran en la lejana París.

En tal sentido, se hace evidente que sus familiares alientan la gran esperanza de que “Carlos” sea oportunamente reclamado por la Venezuela bolivariana, tal vez por el propio presidente Chávez y en el marco de sus excelentes relaciones con su colega Nicolas Sarkozy, quien probablemente desconoce los maltratos a “Carlos”. La idea es que sea repatriado a fin de cumplir en el país los años que le resten de pena; aspiración fraternal.

Satanizado por todos los imperialismos que todavía subsisten, Ilich Ramírez Sánchez sigue esperando justicia.


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