En primer lugar quiero hablar del Sr. Alejandro
Uzcategui y su Empreven. Éste
individuo le hizo daño a la revolución desde el primer momento en que surgió
públicamente. Desde un principio me uní a las reflexiones del programa Conciencia del Sur, trasmitido por RNV.
Nunca se debió creer en que Uzcategui y la cuerda de bandidos que lo
acompañaban eran honestos con el Presidente y con la Revolución. Siempre me
negué a aceptar que él y su organización tuvieran espacio en los espacios
públicos de nuestro pueblo y, sin temor a equivocarme, señalé que era la
FEDECAMARAS infiltrada (basta con saber donde está la sede de ellos para
interpretar quiénes son). Ellos, los “empresarios socialistas”, no eran más que
una legión de capitalistas hambrientos y de traidores. Y ya ven, él y su
organización huyen del país. ¿Acaso vamos a permitir que ellos surjan
nuevamente?
Entonces me dirijo, pues, al Comandante Presidente: Empreven y todos sus
miembros deberían estar presos, igual que los banqueros ladrones que estafaron
la buena fe de la revolución. Deberían ser condenados a pena máxima por la
justicia venezolana. Empreven le hace daño a la Revolución venezolana. Hay que
erradicarlos sin compasión y señalarlos como lo que son: basura traidora.
Por eso, Sr. Presidente, hay que seguir alentando la tarea de formar
conciencias. No podemos detenernos en este empeño. Una conciencia que nos
permita decir lo que debe y tiene que decir antes que la canalla de la “quinta
columna” nos devore. Hay que darle muerte ideológica y operativa para siempre a
nuestros enemigos, que ya casi no son la oposición apátrida y golpista de la
derecha, sino más bien –nuestros adversarios principales- están presentes en
nuestras filas.
La conciencia socialista es esencial para cada persona, de lo contrario estaremos arando en el mar. Todo simpatizante de la revolución tiene la tarea de hacer presente el socialismo en cada milímetro de los espacios conquistados ya por el pueblo. Así tendremos moral y coraje para denunciar y señalar la canalla contrarrevolucionaria interna que como parásita sobrevive muchas veces gracias al pasmoso silencio de nosotros.
En mi opinión personal, el caso bancario y sus consecuencias, demuestran que en Venezuela estamos aún lejos de conseguir o de concretar la esperanza revolucionaria, esperanza que sólo podrá cumplirse en la medida de que la eficiencia y eficacia del Estado impida que los traidores sigan haciendo de las suyas. (Aún nadie responde, mientras tanto el pueblo pregunta: ¿Hasta cuándo Globovisión? ¿Hasta cuándo el fascista movimiento estudiantil? ¿Hasta cuándo la derecha en la Revolución? ¿Hasta cuándo las grandes comisiones y los empresarios? ¿Hasta cuándo la corrupción?)
Entiendo que hacer la revolución es difícil en diez años, sería absurdo no
admitirlo. Pero es más absurdo tratar de dar explicaciones después que ha
sucedido la tormenta, considerando que antes de ella se advirtió sobre la
presencia fascista de la quinta columna y nadie hizo nada.
Pido al Presidente investigue los fondos que se acordaron entre el Banco de Venezuela y Empreven, así como todas las
colaboraciones económicas que diversos organismos del Estado les dieron. Hay
que cortarles la cabeza a ellos y a todos lo que siguen enmascarados en la
Revolución.
Los dueños de un pasado de vergüenza y opresión se volvieron, gracias a una más que efectiva metamorfosis discursiva y estratégica a las filas revolucionarias, pero también gracias al beneplácito de muchas cabezas de la revolución ¡alerta!
Mientras que esto cambie, libremos la batalla, la gran batalla histórica que nos impide el paso a la liberación definitiva. Formemos cuadros cada vez más vivos y conscientes de esta hora que vivimos, el peso de todo el futuro está en nuestras manos y debemos responder con heroísmo para derrotar la conciencia abolida de nuestro pueblo.
Hago mía la afirmación de Neruda sobre Chile: “Mi pueblo ha sido el más traicionado de este pueblo”. Desde Bolívar hasta hoy es así. Sólo la Revolución se sostiene por el empeño y por la inquebrantable moral de su Líder. No hay que desfallecer, son estas las horas de las grandes pruebas internas, hemos logrado una fisonomía propia como nación y nadie puede desconocer la magnitud de este “construir” del destino nacional. La hora de la grandeza se ha establecido en la historia de Venezuela y debemos asumirla.
Saldremos fortalecidos, Comandante, la primavera inexorable de la
revolución ha llegado. Pero ¡alerta! ¡Alerta que camina la quinta columna!
Acabémosla para siempre para que por siempre el cambio que llevas en tus
hombros y en tus manos se haga realidad. Que nunca más sea traicionado este pueblo como ahora cuando la canalla
interna trató de devastar. No sigamos permitiendo el uso de las
armas melladas por el capitalismo en la construcción de nuestra patria
socialista.
Patria, Socialismo o muerte. Irreverencia en la discusión, lealtad en la acción. Venceremos.