Recientemente fueron prohibidas, por decreto, las sangrientas corridas de toros en la ciudad de Maracaibo, siendo una de las pocas buenas noticias en una Venezuela cada vez peor desde el punto de vista socioeconómico, y donde aflora la violencia por diversos motivos. Si bien tal decreto puede ser más de corte populista que otra cosa, se reconoce como importante la medida:
"Willy Casanova, alcalde del municipio Maracaibo, firmó un decreto para prohibir las corridas de toros en la ciudad zuliana y contribuir con el cese de eventos que proliferen el maltrato animal (…)
Casanova exhortó a las organizaciones de protección animal a apoyar el decreto, con el cual, también se le cambió el nombre a la plaza donde solían realizarse las corridas, pasando de Plaza de Toros de Maracaibo, a Plaza de Todos. Asimismo, el mandatario local instó a estas instituciones a promover una ley que derogue completamente la tauromaquia en el municipio". https://elcooperante.com/prohiben-corridas-de-toros-en-maracaibo-y-promueven-ley-para-eliminarlas-de-por-vida/
Ciertamente el decreto no prohibe las corridas de por vida, pero al menos se dio un paso importante en el camino hacia la abolición total de tan bárbaro espectáculo en Venezuela. Y a partir de esta prohibición temporal, hay que exhortar a las autoridades de todos los colores políticos de aquellos municipios en los que las corridas aún se celebran, a que sigan el ejemplo de Maracaibo, y de no hacerlo, pues que se atengan a la presión popular. No crean tales autoridades que debido a la difícil situación por la que atraviesa el país, no hay preocupación por defender los derechos de los animales. Más aun, siendo la tauromaquia un "arte" subvencionado con fondos públicos, en medio de la crisis económica que tiene a millones de venezolanos pasando grandes necesidades, es evidente que su prohibición además de ser una medida racional, es urgente.