El Estado venezolano de la IV República era sordo ante el clamor de las víctimas, era indiferente ante el dolor de las familias que perdieron a sus seres queridos, que dejaron a sus hijos e hijas pequeños huérfanos. El Estado, en su política criminal de exterminio a la disidencia política, asesinaba a través de sus agentes a todo el que tenía un sueño bolivariano y una lucha revolucionaria.
Ahora, el Estado, en correspondencia con el pueblo venezolano está dando un giro a favor de la justicia y de la igualdad. Tuvieron que transcurrir 20 años para que conociera un Tribunal y se pronunciara en cuanto a la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad y graves violaciones de los derechos humanos. Este hecho, demuestra que no fue en vano nuestro esfuerzo en la lucha por la búsqueda de la verdad y de la justicia.
A los caídos en Yumare dedicamos nuestra lucha por reivindicar sus sueños por el Socialismo. ¡Que viva Yumare Libre y Soberana! ¡Yaracuy, pueblo de justicia social!
A nuestros hermanos: Luis Rafael Guzmán Green, José Rosendo Silva Medina, Ronald José Morao Salgado, Dilia Antonia Rojas, Simón José Romero Madrid, Pedro Pablo Jiménez García, Rafael Ramón Quevedo Infante, Nelson Martín Castellano Díaz y Alfredo Caicedo…