Binóculo Nº 163

La imagen para enseñar la historia

En los últimos años vengo convenciéndome de que si tuviéramos vías permanentes de enseñar historia, nos ahorraríamos muchos problemas.

Y como también en los últimos años, soy un convencido de la necesidad de la imagen para explicar todo, pues no hay nada mejor que utilizar lo que uno profesa.

Imaginen por ejemplo videos permanentes de apenas cinco minutos sobre los hechos del 27 de febrero de 1989. Videos que se transmiten por televisión y por cine. Pero además, imagine esos videos convertidos en comiquitas, las comiquitas trágicas de reciente aparición plasmadas de burlas a la sociedad con muchas dosis de realidad. En el puro de estilo de Ren y Stimpy que tanto éxito tuvo, vista por millones de niños en el mundo entero que se acercan a los 30 años, ya padres, ya divorciados, ya graduados, ya guarimberos, ya maní en el cerebro. Imaginen incluso una novela por capitulo, todas las noches a las nueve llamada “La rebelión de los preteridos”. 300 capítulos donde a la mitad estalle el peo, es decir, El Caracazo, y el resto de la novela, sea las consecuencias de toda esa explosión social. Sin quitarle incluso su historia de amor, pero una novela contada de acuerdo a los hechos conocidos y por muchos de nosotros vivido.

Aún tengo en mi mente la imagen de una periodista de Televen, que nos contaba a un grupo de periodistas que estábamos en el centro de Caracas. Lloraba mientras otra colega le acariciaba el pelo. Contaba cómo un agente de la Disip –que entonces conocíamos como zamuros porque vestían de negro- con un fusil con mira telescópica, desde la parte de debajo de una de las escaleras más conocidas de Petare, disparaba sin detenerse, medido pausadamente, cada disparo un blanco. Bisoña aún en los quehaceres, trataba de entender por qué aquel hombre asesinaba a mansalva a todo el que se asomara por esa escalera en la parte de arriba, es decir, hacia el barrio. “No era posible –decía la colega en llantos- se asomó una señora con las manos en alto diciendo que no dispararan para arriba… gritaba, y él, con su fusil apuntando como si no le hablaran a él, hasta que disparó, y como en cámara lenta, la señora se vino rodando escaleras abajo con un tiro en la cara. Ese policía solo se sonrió amiga, pues creerlo. Y después le quitaron la cámara a mi camarógrafo y le sacaron la cinta”. ¿Pueden imaginar una novela que en la que la mitad de un capítulo sea la reconstrucción en video de esa narración?

Con mi Canon AE-1 con motor, un lente 80-200, un 28 y 50, bajé hasta Vargas ese 27 de febrero para testimoniar que la anarquía era una realidad. Luego subí por Catia donde los enfrentamientos de grupos organizados con la policía, dejaban saldos preocupantes. Hacia el mercado Pérez Bonalde, en la plaza, un grupo de la Guardia Nacional disparaba con sus fal contra el bloque 38 del 23 de Enero. Solo se escuchaban los gritos de “no disparen que están matando a la gente”. En la noche estuve por Antimano y me escondí en casa de un amigo donde me agarró el cansancio, el sueño y el hambre. El 28 en la mañana, de camino a mi casa para bañarme y cambiarme de ropa, me tropecé con una amiga que me dijo que estaban masacrando a la gente en El Valle. Me regaló dos rollos y me fui directo. Cuando vi lo de El Valle, es que siempre digo, la historia aún no se ha contado; y es mucho lo que hay que decir sobre los hechos que conmovieron al país. Nunca se ha sabido cuántos muertos fueron. El gobierno finalmente reconoció 376. Un coronel del ejército me dijo que como 2.500 en todo el país. Hace poco me dijeron que probablemente fueron 6.000. Conocimos las fosas comunes, o escuchamos hablar de ellas. ¿Y las que no se conocieron, o no se sabe dónde están?

Las nuevas generaciones de venezolanos, apenas saben por referencia que un 27 de febrero de 1989 “mataron un poco de gente” me dijo recientemente un tipo de casi 40 años. Las causas y las consecuencias, solo se cuentan en foros, análisis, y en una muy buena película del 2005 dirigida por Román Chalbaud. Pero los niños que tenían 10 años cuando eso y que conocieron el terror o fueron víctimas de él, hoy tienen 36 y con toda seguridad cumplen algún rol importante en la sociedad o en el gobierno. Cómo lo imaginan contando estos hechos. Cuántas barbaridades les dirán a los hijos por ignorancia real de lo acontecido.

Chávez decía que la historia es fundamental para conocer la vida. El Tío Miguel consideraba los hechos como la esencia de las consecuencias. “Usted debe decir –me explicaba- las cosas, solo cuando haya conocido su origen. Chávez es una consecuencia, no solo de malos gobiernos, sino de las súplicas de un pueblo que no encontraba la esperanza por ningún, pero que no se cansaba de buscarla. Por eso Chávez logró la magia. Quizás el también estaba buscando la manera de encontrarse a sí mismo”.

Es una tarea del Ministerio de Educación, y obviamente del Ministerio de Información (Desinformación me gustaría decir) diseñar una estrategia para enseñar la historia, los hechos históricos. Una política sería por ejemplo financiar todo proyecto de cine, novela, comiquita, videos, publicidad que cuente hechos históricos. He dicho en varias oportunidades que es menester hacer una novela sobre Chávez. Una novela por capítulo, de un año, buscar a los mejores para ello, incluso con el uso de la sinalepsis. Con una novela como esa, con toda seguridad que tendríamos a la mitad de los venezolanos, todos los días, a las nueve de la noche, sentados en familia, viendo la novela de Chávez.

Ojo, no estoy hablando de una loa a Hugo. Nada de eso. Presentar al ser humano tal cual era: soberbio, grosero, fumador, maltratador en ocasiones, pero profundamente humano, solidario, humilde, inteligente, estadista, buena persona. Un niño que un día vendía “arañas” en Barinas y que la política lo saco de sus sueños de beisbolista, o de cantante, para convertirse en un presidente, del que aún no se ha contado ni la cuarta parte.

Y así debe ser la historia. Dejarla en los libros para los que se dedican a investigar, pero llevarla a la imagen para enseñarla a los ciudadanos. Por ello digo que los hechos del Caracazo aún no se conocen. Solo se explican las causas, que lo originó, pero no se indaga la cotidianidad, lo que vivió la gente, sus tragedias personales. Por qué esos tres días cambiaron la historia del país. “Tres días de sangre en Venezuela” pudiera ser una película, o una novela.

Caminito de hormigas…
Desesperados están algunos sectores de la oposición porque no encuentran respaldo interno de sus aspiraciones para la Asamblea Nacional. Es parte de los problemas que se deben resolver… Por cierto en el Psuv Carabobo nadie quiere ser postulados por San José. Ya saben que no sale un diputado por esa parroquia… Grupos de Voluntad Popular están cuestionando internamente a Lilian Tintori. “Se fue de gira por Europa, viajo a varios países de América y no tienen dinero para pagar los gastos de nosotros”, me comentó la fuente… Pregunta: Qué funcionario de la Unefa robó tanto y tan descaradamente que tuvieron que sacarlo. Además de su sociedad con un italiano constructor… Siguen los robos a los niños del Sistema Nacional de Orquesta cuando salen de sus prácticas de escuela por la Monumental. ¿Será que la policía actuará cuando haya una desgracia?... Todavía están dañadas las neveras del Bicentenario de El Trigal. Con una burocracia así, cómo se construye una revolución… Si al gobierno se le ocurre investigar la Universidad Latinoamericana y del Caribe, mi madre. Allí deberían llevar un autobús para que cupieran todos los presos. No hace falta ni que los imputen. Así de cochino está eso, y en manos agresivamente contrarrevolucionarias… Recomiendo el video “Cuánto le costará al planeta”, vale la pena verlo con detenimiento.


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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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