Creo que una de las cosas que más agrede a los venezolanos de hoy día es que lo subestimen. En lo personal, he dicho en reiteradas oportunidades que no me importa que me vean la cara de estúpido, porque realmente creo que es así. Lo que sí me indigna es que crean que soy estúpido. Eso le pasa al pueblo venezolano; y no debe ser tan estúpido cuando no se lanzó a esa aventura de la guarimba, ni le quitó su apoyo al proceso y al pana Nicolás. Por eso me molesta que no se diga las cosas por su nombre.

El tío Miguel decía que la sinceridad de un gobierno era clave para mantener la confianza de sus seguidores. Chávez, ese gran genio, lo tenía claro; y por eso no temía ir a la ONU y decir “aquí huele a azufre”, frase de una contundencia política que ya quisiera cualquier huelefrito de la política reinventar. O como cuando en un mitin dijo para el mundo entero “váyanse al carajo yanquis de mierda”. Hacía falta no solo bolas, sino moral para decir esas cosas y que la admiración, en lugar de disminuir, creciera.

Por eso me molesta que no llamen a las cosas por su nombre. Por qué no dice el Tribunal Supremo de Justicia que llegó a un acuerdo con un sector de la burguesía para mandar a Simonovis a su casa, de la que seguramente se va a escapar -ya lo verán- a cambio de alguna medida política en la que Fedecamaras se hará la vista gorda. En caso de que eso fuera lo ocurrido. Pero decirnos que es una medida humanitaria. Por favor, de dónde sacan que ese personaje es humano, cuando pesa en su conciencia al menos 19 asesinatos que sepamos.

Y si de una medida humanitaria se trata, las cárceles están llenas de delincuentes que sufren de tensión alta y nadie ni siquiera les da una pastillita para nivelársela. También podrían mandar para su casa al asesino de la modelo larense Ángela Medina, porque se siente bajo presión y dice no saber lo que hace.

Entonces no hay razón para tener a Lorent Saleh preso. Porque ese pichón de terrorista lo único que se tiene en su contra es que apareció en un video diciendo como distribuirían explosivo C4 por San Cristóbal para matar un poco de gente. Que por cierto podría alegar lo mismo que Juan Carlos Caldera, que le montaron un peine para hacer el video agarrando dinero de la corrupción. Pero hasta ahora –al menos que sepamos- no ha matado a nadie. Así que no veo razón para tenerlo preso, aunque en mi opinión personal, no debería ni estar vivo. También deberían soltar a Vincenso Scarano porque sufre de la tensión y Daniel Ceballos porque su esposita lo necesita.

Pero Simonovis es culpable de muchas cosas, todas malas por cierto. Cuál es la razón para no tratarlo como a un preso común y corriente. El gentilicio de delito es delincuente. Él es un delincuente porque cometió un delito. ¿Por qué debe tener un trato especial? Déjelo en la cárcel, que un médico lo monitoree en forma permanente y le den los tratamientos que se le deban dar. No me vengan con el cuento de que es un tema político o humanitario. El gobierno de Estados Unidos, tanto a él como al pichón de terrorista, ya los hubiera enviado a Guantánamo.

Y sigo sin entender. El tío Miguel decía: “Hasta las equivocaciones deben ser por razones lógicas. No hay azares, eso no existe. Pero tampoco puede estancarse el trabajo político porque eso evidencia que no se sabe lo que se hace”.

Ciertamente esta revolución –que yo prefiero llamar proceso- no puede ser la copia de nada por múltiples razones. Porque el mundo es otro, porque ya no se puede fusilar a la gente, porque los intereses de la humanidad son otros, porque la geopolítica es otra cosa y finalmente porque vivimos en una aldea global donde cualquier cosa que hagamos, es inmediatamente un problema de todo el mundo; o en el que todo el mundo opina. Y hay una razón más importante. Si un revolucionario está profundamente lleno de amor, como decía el Che, entonces no podemos estar de acuerdo con nada que signifique barbarie.

Pero lo que siempre será igual es el enemigo. Él tiene claro sus objetivos y lo único que le interesa es ponerle mano al petróleo. Lo demás es distracción. En el caso de Venezuela, ese enemigo tiene claro que si alguna vez este proceso fenece, debe acabar con todo lo que huela a revolución. Y acabar es asesinar, incluyendo al camarada Presidente, tal como lo hicieron con Chávez. ¿Por qué entonces ese coqueteo permanente con la burguesía? ¿Por qué en lugar de seguir bajándose los pantalones, no se va presionando por el lado de ir dando pasos gigantes en la construcción de la revolución? ¿Será porque eso significa sacar al pueblo de su casa y darle protagonismo?

Nada de lo que se le dé a la burguesía los va a contentar. Lo dijo María Corina –que es la auténtica representante de los amos del valle- hay que salir de Maduro y los chavistas. Tiene que renunciar. ¿Acaso se es tan ingenuo para creer que esa no es la opinión de los amos del valle?

No hay forma de salvar este proceso, si no es con el poder popular. Pero no con la conducta paternalista en la que se insiste, sacándolos a votar como idiotas y dándole migajas en operativos de comida. Nada de eso. El pueblo haciendo política y desarrollando política, es decir, construyendo el poder. Lo demás es retórica.
Ya aparecerá la incompetente Fiscal General diciendo que el pobre Iván está demasiado malito y no podrá regresar a la cárcel. Pues entonces yo me gano para que liberen al pichón de terrorista que al parecer, todavía no ha matado a nadie.

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