Jorge Rodríguez vive

La lucha sigue

Jorge Rodríguez marcó huella de gran importancia en la historia contemporánea de Venezuela. En esos tiempos universitarios le generación emergente, posterior a la renovación académica venezolana y al gran impulso inicial de la lucha armada de los años 60, estaba atrapada en medio de un debate entre los que tempranamente dejaron la vía armada, (Maneiro, Teodoro Petkoff, García Ponce, Américo Martín) y los que aun tenían esperanzas en un repunte de la lucha armada revolucionaria; estos últimos nutridos de una resistencia heroica para algunos y equivocada para otros (PRV, OR, Bandera Roja). Las circunstancias políticas, tanto nacionales como internacionales, obligaron al abandono de las armas.

En el nuevo escenario del país emerge la figura política de Jorge Rodríguez, recién salido de la cárcel de Maracaibo, al frente de la Liga Socialista. En la Universidad, con Cruz Moreno, para entonces un hermano mayor de la iniciación política, nos aproximamos a ese mundo, con una gran admiración y expectativa por Jorge. Cerca del famoso reloj de la UCV nos cruzamos; Cucho (Cruz Moreno) nos presentó. A Jorge lo vi apurado y cansado. (este detalle se lo comenté a Judith Valencia -otra formadora- quien me dijo que siempre andaba así por la carreras que le imponía la constante persecución policial, y un problema que tenía con sus vías respiratorias). Cucho planteó la posibilidad de una conversación con el movimiento político-cultural que brotaba en diferentes facultades ( en nuestro caso la escuela de Comunicación Social).

Un grupo de activistas desconocido secuestra al gringo Willians Frank Nihaus; acto seguido la policía (DISIP) hace presos a decenas de activistas políticos, sobre todo vinculados a la Liga Socialista y al sector universitario (Los hermanos Edgardo y Luis Enrique, y su padre el viejo Luis Lander, Yolanda Osuna, Carlos Blanco, entre los que recuerdo). A Jorge lo agarraron junto a Cruz Moreno saliendo de la casa de la Liga Socialista en Catia. Luego la trágica noticia. Mataron a Jorge. Toda Venezuela se conmovió, sobre todo la juventud estudiantil.

Su espantosa muerte no fue una casualidad, o un acto aislado de policías desbordados, sino una práctica sistemática de la entonces llamada democracia representativa. Al asesinato de Jorge hay que sumarle los de Fabricio Ojeda, Alberto Lovera, Víctor Soto Rojas, los estudiantes de Maturín José Rafael Guerra y César Millán, más lo miles de obreros, campesinos, y estudiantes anónimos, que fueron desaparecidos, torturados, masacrados y humillados por la impunidad.

El extraordinario trabajo de organización del pueblo que lideraba Jorge Rodríguez se fue a pique. La represión hacia el movimiento popular, estudiantes, grupos culturales, sindicatos, arreció. El extraordinario impulso que llevaba el trabajo de organización del pueblo conducido por Jorge, en expresiones como el MEUP (Movimiento Estudiantil de Unidad con el Pueblo), Liga de mujeres, Basirruque –periódico político- , organizaciones de trabajadores, que rápidamente se habían extendido por todo el país, se detuvo.

La orientación política de impulsar las organizaciones de masas, como se le llamaba entonces al poder popular, y que el comandante eterno Hugo Chávez nos dejó como tarea fundamental en la construcción revolucionaria de Venezuela, como paso indispensable para el empoderamiento político-revolucionario del pueblo, sin lugar a dudas constituye un legado para el estudio y el trabajo de hoy.

Muy en alto hay que poner a Jorge Rodríguez como mártir de la revolución, como conductor y creador político y como formador de miles de jóvenes a quienes con su acción condujo a la conciencia política.

Nos quedó la amarga interrogante de la pertinencia política del mentado secuestro. En el Aula Magna de la UCV fue la despedida de Jorge. Recordamos la indignación, la tristeza, la presencia del pequeño Jorge hijo, con su boina roja, las provocaciones de los infiltrados de AD en la marcha fúnebre. Corrí el riesgo del sentimentalismo personal en esta nota, motivado por el comentario de Alí Rodríguez Araque en su entrevista biográfica -Antes de que se me olvide- sobre la importancia de la intrahistoria.


aramos53@gmail.com



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