Mil contra uno

Después de haber sido intensivamente bombardeados por sus medios de comunicación sobre la suerte de Yulia Timoshenko, una tercera parte de los alemanes quiere que su equipo de fútbol boicotee el torneo de la UEFA que se celebrará en junio en Kiev. El 74% quiere que la canciller Merkel no acuda. El Presidente alemán ya ha cancelado una visita a Ucrania y se suceden las declaraciones en ese sentido de políticos alemanes. El establishment europeo entero está indignado. La Unión Europea ha acordado postergar la ratificación del acuerdo de asociación con Ucrania. La situación contrasta con el tratamiento que merece la huelga de más de mil presos palestinos.

En el buscador alemán de Google, “Presos palestinos” arroja 65 resultados de actualidad, frente a los 2470 de “Timoshenko”. Mil quinientos presos palestinos en huelga de hambre, por motivos que causan espanto valen menos que la bien parecida ex primera ministra pro occidental y pro OTAN, Yulia Timoshenko, también en huelga de hambre y condenada el año pasado a siete años de cárcel en un dudoso juicio por malversación.

Más de mil quinientos presos palestinos iniciaron su huelga el 17 de abril, pocos días antes que Timoshenko. Protestan contra la práctica de la detención administrativa (sin cargos, sin juicio, sin plazo y fundamentada en “informes secretos”), el régimen punitivo de aislamiento en solitario, la negación de visitas de familiares, las condiciones generales de reclusión y el derecho a realizar estudios superiores. El martes el relator especial de la ONU sobre derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, Richard Falk, se declaró “horrorizado” por las violaciones de derechos humanos en las cárceles israelíes. La condición de dos de los presos, que llevan más de dos meses en huelga de hambre, es crítica, señalan las organizaciones de derechos humanos.

En las cárceles israelíes hay más de 4700 presos palestinos. Desde 1967 hasta la primera intifada, 600.000 palestinos han pasado por cárceles israelíes durante una semana o más. Una quinta parte de la población palestina ha pasado por ese trance desde 1967, según la estimación de un corresponsal de The Guardian.

La mayoría de los presos están internados en cárceles situadas en territorio de Israel, no en los territorios ocupados. La ley internacional prohíbe la transferencia de civiles o de detenidos desde el territorio ocupado al territorio del país ocupante. Entre otras cosas esa circunstancia complica sobremanera las visitas de familiares. Muchos de ellos no consiguen el permiso para entrar en Israel que lleva consigo penosos y humillantes controles de hasta 24 horas, informa Amnistía Internacional.

El juez ha denegado recientemente el permiso para que la madre de Mahmud Issa, de 75 años de edad, pueda visitarle. Para ello ha alegado “información secreta” de los servicios secretos. Encarcelado desde 1993 por el secuestro y muerte de un sargento israelí, Mahmud Issa se encuentra en régimen de aislamiento solitario desde hace diez años. En ese periodo sólo recibió una visita familiar de media hora, informa la periodista israelí Amira Hass. El abogado y los familiares de Issa, así como los activistas israelíes por una paz justa, dicen que el régimen de aislamiento solitario es un recurso puramente vengativo enfocado al castigo de los presos. Según fuentes penales israelíes, actualmente hay 38 presos palestinos en ese régimen ¿Han oído ustedes hablar de esto en la letra grande de los titulares? ¿Conocen algún acuerdo de la Unión Europea con Israel postergado o alguna llamada al boicot por algo de esto en Bruselas? ¿Cómo hay que calificar este agravio de mil contra uno?


http://blogs.lavanguardia.com/berlin/?p=271



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2646 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter




Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Por los Derechos Humanos contra la Impunidad


Revise artículos similares en la sección:
Internacionales


Revise artículos similares en la sección:
Ideología y Socialismo del Siglo XXI