Como estafar al estado venezolano: "cuentos de ficción" como ejercicio literario

Importaciones con dólares de CADIVI (I)

Juan Pablo Gómez necesitaba una resina de plastificación para su proceso de litografía y artes gráficas, se metió en internet y buscó donde la podría encontrar y consiguió que un distribuidor chino la podía suministrar a tan sólo un dólar el litro, era un precio muy bueno y eso le permitiría ser competitivo, ya que en el mercado nacional la misma resina se conseguía a 45 Bs el litro y era difícil conseguirla. Como no tenía experiencia en importaciones buscó una empresa en internet para averiguar como podía traer desde China la resina y consiguió que Importaciones Chanchullo Venezuela le ofrecía el servicio puerta a puerta y que no debía preocuparse ya que ellos se encargarían de todo y podía pagarlo en moneda nacional.

Juan Pablo muy contento le dio las especificaciones a Importaciones Chanchullo Venezuela y le encargó 50 cajas de 24 litros cada una, lo que estimó le costaría unos 1.200 dólares más unos 600 dólares de gastos de transporte y nacionalización, es decir unos 7.740 Bs en total, cantidad que canceló a Importaciones Chanchullo Venezuela, pero la factura venía por 65.565 Bs.

Importaciones Chanchullo tiene otra empresa: Importaciones Chanchullo Panamá la cual se encarga de comprar en china la resina solicitada en 1.200 dólares, posteriormente le factura a Importaciones Chanchullo Venezuela en 12.000 dólares la misma mercancía más gastos de envío y nacionalización, Importaciones Chanchullo Venezuela tiene asignado por CADIVI un cupo de dólares para importaciones y así 1.800 dólares se convierten en 14.000 dólares, dejando 12.200 dólares para el mercado negro.

Con unas cuantas operaciones más, Importaciones Chanchullo Venezuela retira de CADIVI 400.000 dólares mensuales de CADIVI con todas las formas cumplidas y sin arriesgar un pelo, ya que todas las importaciones tienen los soportes necesarios y las facturas en Venezuela permiten simultáneamente lavar dinero ilegal con la diferencia de lo que pagan sus clientes y lo facturado.

Sin duda, de haber sido realidad, un buen caso para el SEBIN, la ONA, la CGR, la Fiscalía General de la Nación y la novísima Superintendencia de Costos.

Nota: Los nombres son ficticios, cualquier parecido con la realidad es una coincidencia, si se menciona una institución o región, es sólo para ubicar y dar credibilidad a la trama.

 



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