La transparencia y la economía planificada.

El mercado implica la existencia de competencia. En ese sentido, una
economía de mercado se opone a la economía planificada. Las supuestas
ventajas y desventajas de estos enfoques se vienen debatiendo desde
hace años, y no son el objeto de este breve artículo. Soy defensor de
la economía planificada (los precios se deben basar en los costos
reales), y aquí propongo una medida sencilla para apoyar la transición
hacia ese modelo.

La llamada «ley del mercado», o «ley de la oferta y la demanda»,
generalmente se resume en: «a mayor oferta, menor precio», o bien «a
mayor demanda, mayor precio». Con eso se nos quiere hacer creer que la
«mano invisible del mercado» se autorregula y, siendo aplicado para
todo (desde diamantes hasta lo laboral) nos llevará a la felicidad.
Nada más lejos de la verdad. El primer postulado debería redactarse
como: «a mayor oferta percibida, menor precio» = «a menor oferta
percibida, mayor precio». La percepción cumple una función clave
dentro del proceso de toma de decisiones de los usuarios y las
usuarias. De eso se valen los especuladores que, por ejemplo, esconden
o acaparan el azúcar para poder obtener un mayor precio. En esos casos
la oferta puede ser grande, pero la percepción de una oferta limitada
mueve el precio hacia arriba, sin ninguna base en la realidad (el
costo del producto es el mismo, su oferta es la misma; por lo tanto el
precio debería ser el mismo).

Adicionalmente, la conformación de monopolios y cárteles afecta la
oferta (reduciéndola) en formas que limitan la competencia. Desde el
otro ángulo, el segundo postulado debería ser: «a mayor demanda
creada, mayor precio». La publicidad y las necesidades creadas a punta
de mentiras, películas, modas, etc., generan a su vez demandas
artificiales que (oh, coincidencia) también tienden a subir los
precios. Por la brevedad del artículo, voy a obviar el efecto
recíproco que el precio tiene en la demanda, y el efecto de la
mercadotecnia al «decretar» que un bien costoso es «exclusivo».

En resumen, el mercado real no es perfecto (como postulan los
neoliberales), ni su ley se cumple. La única opción es crear una
economía planificada. Esto no significa que tendremos una sola marca
de cada cosa, pero sí que tendremos precios razonables y racionales.
¿Cómo transicionar hacia ese estado ideal?

Propongo que se emita un decreto (o se promulgue una ley, desconozco
los detalles y en este momento no tengo tiempo para investigar) que
obligue a todos los integrantes de las cadenas productivas a presentar
de manera transparente sus estructuras de costo y capacidad de
producción, por cada unidad discreta o de manejo. Es sencillo, pero no
necesariamente fácil, debido a la oposición que se generará. Doy un
ejemplo (enteramente ficticio) a continuación:

Productor de maíz:
Costos en Bs.F por kg. de maíz blanco:
- Semillas: 0,09
- Preparación de la tierra: 0,05
- Mano de obra: 0,54
- Fertilizantes: 0,05
- Biocidas: 0,08
- Transporte: 0,03
- Almacenamiento: 0,01
- Excedente: 0,10
Sub-total: 0,95
- Subsidio: 0,13
Total: Bs.F 0,82 (Producción ponderada del último mes: 15.000 Kg.)

Productor de harina precocida:
Costos en Bs.F por kg. de harina precocida:
- Maíz blanco: 0,82
- Energía: 0,05
- Mano de obra: 0,05
- Transporte: 0,03
- Empaque: 0,10
- Excedente: 1,00
Total: 2,05 (Producción ponderada del último mes: 2.500.000 Kg.)

Mayorista / Distribuidor:
Costos en Bs.F por kg. de harina precocida:
- Harina precocida: 2,05
- Mano de obra: 0,05
- Almacenamiento: 0,01
- Excedente: 0,14
Total: 2,25 (Venta ponderada del último mes: 150.000 Kg.)

Minorista / Supermercado:
Costos en Bs.F por kg. de harina precocida:
- Harina precocida: 2,25
- Mano de obra: 0,05
- Almacenamiento: 0,01
- Excedente: 0,24
Total: 2,55 (Venta ponderada del último mes: 60.000 Kg.)

Cada eslabón de la cadena estaría en obligación de presentarle su
«precio transparente» al siguiente eslabón, y cada uno de ellos deberá
publicar en un sitio accesible (físico en cartelera, página en
internet, boletín, estante, etc.) las estructuras de sus suplidores y
de los suplidores de sus suplidores, hasta llegar a los productores y
productoras primarios. El Ministerio del ramo deberá permitir,
facilitar e incentivar el acceso a dicha información. En el caso de
las agorindustrias, que se suplen de varios proveedores, deben
publicar el costo promedio ponderado. Otros costos (financieros,
fiscales, pérdidas, etc.) se pudieran incorporar. La idea es que los
usuarios y las usuarias finales tengamos suficientes elementos para
decidir a quién le damos nuestro dinero, tomando en cuenta la
eficiencia de producción y el destino final de los excedentes.

O radicalizamos la revolución, o nos comen los reformistas disfrazados de rojo.

¡Patria socialista o muerte! ¡Venceremos!

(*) Militante del PSUV - Zulia.

angel.ramirez.isea@gmail.com


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