La extraña muerte de Rixon, el Moreno

Rixon se fue, afirmó el clérigo. Dejó una carta en la que explica que se va, sin indicar a dónde, por razones de seguridad. Después de varios meses de protección en la Iglesia ‘Nuestra Señora de la Culpa’, tal vez pensó que su seguridad no estaba ya garantizada con el Obispo Melchor. “Se escapó”, dijo la gente. El cura leyó la carta, nadie vio la firma. Pero la palabra de un cura es sagrada, la policía le dio crédito, “dejó la casa del cura por voluntad propia”, declaró el inspector.

El cura Melchor tiene su historia. Del sitio donde viene, dicen que lo trasladaron por actos impropios a su función. Hay cosas de menores y monjitas en los secreteos de la gente. Pero es el cura. Un cura se respeta.

Sólo que al agente Cook no le cuadraban las declaraciones. Rixon, el moreno, estaba protegido en la iglesia, pues era un perseguido político del régimen. Se le acusaba, sí, de homicidio intencional simple y actos lascivos y violentos, entre otras cosas. Pero el padre Melchor lo comprende, y sabe que las acusaciones, aunque posiblemente ciertas, no pueden ser admitidas. Rixon es un héroe en su lucha.

El agente se pregunta: ¿quién ha visto a Rixon después de su “fuga”? ¿Qué declaraciones ha dado? ¿Ha mostrado algún video o grabación? ¿No estará adentro todavía? ¿O habrá salido mucho antes? ¿Cómo se fugó si la iglesia estaba frecuentemente vigilada? ¿Lo ayudó el padre Melchor? Esas preguntas dan vuelta y vuelta en su cabeza, hasta que surge la que ahora lo atormenta: ¿estará vivo?

¿Será posible que haya visto algo impropio en la sacristía, que lo haya convertido en ‘incómodo testigo’? No, no, el padre Gaspar (o Melchor, al fin tiene nombre de Rey Mago) sería incapaz de ordenar algo así, mucho menos de hacerlo él mismo. No, no, eso no. ¿Y si Rixon se excedió en algunos de los ‘festines’ (iba a pensar orgías, pero luego corrigió: ‘festines’)? ¿O si atentó él mismo contra su vida? ¿O si al menos, siendo ya bastante molesta su presencia, arregló el cura su traslado a otra iglesia? ¿O a otro mundo? ¿O si….? Las preguntas siguen.

El agente comenzó a escribir un informe. Conversó con testigos. ‘Está muerto’, le dijo uno. ‘Qué va, ese está en Israel o en Colombia, entrenándose’, dijo otra. ‘Salió tan gordo, que está irreconocible’, le afirmó un tercero. ‘Está en la Iglesia de Santa Teresa’, dijo un cuarto. Buscó pruebas. Formulo hipótesis. Pero no pudo acceder a la sacristía. No pudo terminar la investigación. “Rixon está muerto”, se decía. Sintonizaba ‘Esferovisión’ y nada que salía declarando ‘desde un lugar oculto para protegerse del régimen’. Nadie lo ha visto. “Rixon, el moreno, debe estar muerto”. Es el único pensamiento que le queda, pues la rutina del trabajo lo obliga a enfrentar otras investigaciones. Pero él sabe que algún día, el descubrirá la verdad.

leopoldocook@gmail.com


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Leopoldo Alberto Cook y Antonorsi


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