El llamado carnet de la patria, documento de identidad expedido durante los últimos meses por el Gobierno venezolano, es, entre otras cosas, un instrumento de chantaje y clientelismo político que ha comprado de manera sucia conciencias y apoyo en favor de la “Revolución Bolivariana”. Si no fuese así, ¿cómo es que se está exigiendo tal carnet para poder adquirir alimentos y medicinas subsidiados, para poder optar a una vivienda en el marco de la Gran Misión Vivienda Venezuela, para obtener ciertos bonos económicos y créditos bancarios, e incluso para recibir atención médica pública y pensiones?
Más aún, desde el punto de vista político-electoral el carnet de la patria es un notable instrumento para el chantaje, y por lo tanto para garantizar triunfos de los “revolucionarios” en las contiendas electorales. Ahora bien, ¿cómo funciona en este caso el chantaje por medio del documento de identidad en cuestión? Considérese, por ejemplo, que recientemente hubo otra jornada de expedición del carnet, bien planificada teniendo en cuenta que este diez de diciembre se celebrarán elecciones municipales en toda Venezuela. En dicha jornada los voluntarios indicaron a cada ciudadano carnetizado, que el documento debe ser activado para acceder a ciertos bonos navideños, pero que para que dicha activación se realice se debe votar por el candidato de la patria en cada jurisdicción local, es decir, por el candidato de la “Revolución”.
Entonces, ¿lo anterior es o no es un chantaje político-electoral y una sucia compra de conciencias, aprovechándose los líderes “socialistas” de la pobreza, del hambre y de la desesperanza de millones de venezolanos?