Lucha anticorrupción del fiscal Saab pone en evidencia la complicidad de Ortega Díaz

Las denuncias realizadas hasta ahora contra la exfiscal Luisa Ortega Díaz han tenido mucha fuerza, pero la demostración más contundente en contra de ella son los avances logrados por su sucesor, Tarek Wiliam Saab, en la lucha contra la corrupción.

Mientras Ortega Díaz trata de prolongar sus quince minutos de fama haciendo retorcidas acusaciones en naciones con gobiernos enemigos de Venezuela, Saab la pone en evidencia como cómplice de graves casos de daño al patrimonio público. No lo ha logrado con simples palabras, sino haciendo en pocas semanas lo que ella debió hacer hace años.

Queda claro que, como mínimo, Ortega Díaz fue negligente e inepta. Pero, conociendo al personaje y su entorno, pocos le asignan un papel tan pasivo. Es mucho más factible que haya sido parte protagónica de la trama delictual.

Quienes no habían dado crédito hasta ahora a los señalamientos contra ella, que le endilgan el ser parte de una red de amparo a la corrupción, deben haber comenzado a pensarlo mejor. En apenas dos meses, el nuevo fiscal general ha hecho lo que la señora Ortega Díaz no hizo nunca.

La gestión efectiva de Saab echa por tierra la campaña de su predecesora, quien se presenta ante el mundo como una mártir que fue expulsada del cargo por cumplir su deber. Surgen entonces muchas preguntas, que pueden resumirse en una: ¿Si Luisa Ortega Díaz era una funcionaria tan honesta y eficiente por qué los casos puestos al descubierto por Saab permanecían ocultos?

Muy distinto sería todo si Ortega Díaz hubiese actuado como la implacable fiscal que ella misma pretende haber sido, y si Saab hubiese llegado al Ministerio Público a echarle tierra a las investigaciones emprendidas por ella. Lo que está sucediendo es exactamente lo contrario.

Ahora, la exfiscal, en medio de su gira mundial, aparenta escandalizarse por casos como los de la Faja del Orinoco, pero no explica por qué durante el largo tiempo de su ejercicio, tales casos no fueron ventilados. Lo más extraño es que ni siquiera afloraron esas denuncias públicas durante los meses que transcurrieron entre la ruptura con el chavismo y su destitución. ¿Por qué incluso en tal situación de divorcio con el gobierno, cuando tenía la atención incondicional de toda la prensa mundial, se animó a encender ese ventilador? Es, como mínimo, sospechoso.

Y eso no es todo. Los casos de corrupción son, obviamente, los más ruidosos, pero la sacudida que se observa en el Ministerio Público está ocurriendo en todo tipo de casos, especialmente en los que se refieren a particulares sin padrinos políticos, quienes durante los años recientes fueron extorsionados sin compasión por una verdadera mafia. Son muchos los que, viendo la actitud proactiva de Saab, se están atreviendo a dar un paso al frente para contar lo que les ocurrió mientras la célebre exiliada de una sola blusa era la jefa máxima.

Tomado de: Laiguana.tv


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Clodovaldo Hernández


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