Hace poco leí un aporrea este título: YA NO HAY COLAS PARA LOS VIEJITOS
¿ Y quien dijo que no ?
Disculpe que lo contradiga, Sr. Periodista, pero sí las hay, y muy especiales. Al menos en algunos bancos cuando uno pide su número para cobrar o hacer cualquier diligencia, nos responden: “ vaya a la cola de los viejitos”, y quiera o no, tengo que hacerla o me devuelvo para mi casa. Mientras, los jóvenes , muy orondos esperan sentaditos sin que ninguno tenga la atención de cedernos una silla; al contrario, corren a ocuparla sin importarles, si algún viejito desrrabadillado la vió primero y son hasta capaces de pelear por ella. Esta lavativa solo sucede en "el país de nunca jamás", nombre con que bauticé en uno de mis artículos a nuestro bello país, y que si se molestan pueden leer en APORREA hace poco.
Yo me pregunto ¿ Que les cuesta si al igual que a los jóvenes, también le dan su número a las llamadas “ personas de la tercera edad”, que se les quita, que pierden, pues igual se va a parar cuando salga dicho número en la pantallita o solo son ganas de jodernos, y perdonen la palabra, pues no conseguí otra. ¿ Será que ellos piensan que nos dan prioridad ? Si eso se llama prioridad, yo soy el Papa Francisco, o La Madre Teresa, si fuese mujer. Y que me disculpen los cajeros que son muy atentos ( cuando nos llega la hora y nos duele el espinazo) . Un amigo que vivió en Venezuela y hoy vive en Holanda, me dice que en ese país tienen una atención muy especial con los ancianos y todo funciona a las mil maravillas, los enfermos son atendidos a cuerpo de rey y con seguro, lo van a buscar a su casa si no puede movilizarse, nunca falta una medicina y…..caiganse ¡ hay harina Pam en todas partes. ¿Notan alguna diferencia ?
Me duele tener que decir estas cosas de mi país del cual no me he movido en mis ochenta y pico primaveras, primaveras que no se merecen ese nombre, porque algunas veces parecen inviernos con todo y truenos. Y si piensan que por estos chismecitos no quiero a mi país, les voy a responder, que no lo quiero; lo amo y soy chavista hasta la médula. ¡ Que falta nos haces, Hugo ¡
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