En Venezuela se estima que están viviendo entre legales e ilegales unos cinco millones de ciudadanos provenientes de Colombia, que regularmente envían remesas a familiares en su país.
En las fronteras en territorio colombiano, aledaños a Venezuela, Cúcuta, Cartagena, Barranquilla, Bucaramanga y otros pueblos, viven unos 15 millones de ciudadanos.
Colombia tiene una población total de 48 millones 320 mil habitantes, según la proyección del censo colombiano para el año 2015. (censo de 2013)
En la frontera del lado de Colombia, las casas de cambio pagan a 8 ó 9 pesos por 1 bolívar, cuando el cambio oficial está fijado por el Gobierno colombiano en 317,75 pesos por cada Bolívar.
El contrabando de gasolina arrojó una pérdida de 3 millones 600 dólares y 6 mil toneladas de alimentos que han sido pasados de contrabando, según el informe presentado por el vicepresidente de la república Jorge Arreaza ante la Asamblea Nacional.
Como se puede ver, tenemos suficientes cifras para que cualquier especialista pueda sacar variadas conclusiones numéricas de la magnitud del daño que venimos sufriendo los venezolanos, sin tener nada de culpa por estas acciones, de todas todas, delictivas.
Tomando las primeras cifras podemos concluir que a los 48 millones de pobladores colombianos, Venezuela está financiando a 20 millones de esos habitantes, lo que representa 41,66% de la población colombiana. Con el agravante de que estamos entregando la gasolina más barata del mundo a Colombia, para que ellos la nacionalicen y la exporten a precios internacionales de 1 dólar por litro y la sumen como producción nacional.
Todo esto sucede en la frontera con el “hermano" país.
La solución: Anuncio del cierre estratégico de la frontera, en principio por días aleatorios pudiendo ser extensibles a días consecutivos, semanas, meses o permanente, hasta tanto el gobierno colombiano no adopte el cambio oficial de 317,75 en toda Colombia, particularmente en las fronteras.
Acción más que justificada por el daño patrimonial y la inestabilidad política que nos están infringiendo. Si queremos cambiar el rumbo a la situación creada por organismos interesados en defenestrar esta revolución, que les está dando lecciones de democracia al mundo y esto choca con los intereses de la minoría dominante del planeta.
Si nosotros —los dolientes directos—, por la situación creada fuera de nuestras fronteras no actuamos enérgicamente dentro de las normas internacionales, no podemos esperar que nadie venga a hacerlo por nosotros. Si queremos tener patria tenemos que defenderla por todos los medios pacíficos posibles.
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