A pesar de
la claridad ideológica de nuestro Presidente Chávez, la ejecución
efectiva de los proyectos sociales del gobierno en el tiempo requerido
no ha sido posible por la omisión, por la negligencia y por el accionar
corrupto de algunos de los que conforman este segundo partido dentro
del PSUV.
Recientemente
leí por Aporrea el escrito del compañero Apolo Martín: “Chávez:
hay un PSUV oligarca, cuidado con él”, al leerlo me di cuenta
que no solo yo tenía la percepción de que existen dos partidos dentro
del PSUV. En su escrito el compañero Martín expone textualmente que
“en una reunión del PSUV en la Av. 17 de Diciembre de Ciudad Bolívar
el 25 de octubre del presente año habían decenas de enormes camionetotas
Merús, 4Runners, Fortuners, Explorers, Expeditions, Trail Blazers,
Tahoes, Hiluxs, Silverados, Tucsons, todas relucientes, todas desafiantes,
todas ostentosas... y en los ojos de la mayoría de los congregados,
brillaba la satisfacción y aires de la propia importancia”.
Es digno de
reflexión, lo que escribió textualmente nuestro compañero: “no
es que las personas no puedan progresar y aspirar a una más que buena
vida, no es que creamos que la pobreza por sí
sola sea una virtud, pero es que la percepción general es que tales
riquezas casi instantáneas no son producto del honrado trabajo…….¿Cómo
es, entonces, que un "revolucionario" obtiene de la noche
a la mañana 300 palos para comprarse una bicha de esas? Por otra parte,
¿Cómo se puede compaginar la idea de socialismo igualitario con escandalosos alardes
capitalistas?”.
Los recursos económicos que invierte el gobierno (que son bastante) tienen que ser dirigidos directamente a cubrir todos los programas que se tienen en el tiempo previsto de una manera exitosa y no permitir la desviación de los mismos por parte de ese grupo de pseudo socialistas (segundo partido) que estando en el poder, están traicionando la confianza que les dio el Presidente y lo que están haciendo es enriqueciéndose a costilla del proceso revolucionario que se está gestando en nuestro país
Es verdad, la corrupción, es como la enfermedad, se encuentra en todas partes del mundo. Sin embargo hay tiempos, organizaciones o países con epidemias y otros con una situación controlada. En nuestro país, la epidemia parece ser la situación natural. A diario, se observa en nuestro país:
- apropiaciones indebida de fondos destinados a cubrir los programas sociales establecidos por el Estado (si no fuera así , no leeríamos escritos como el de nuestro compañero Martín),
- un nepotismo, es decir, la preferencia de algunos gobernantes o funcionarios públicos para dar empleos públicos a familiares sin tomar en cuenta la competencia de los mismos para la labor, sino su lealtad o alianza
- la obtención de favores a amigos o familiares a diestra y siniestra por parte de los que ejercen la administración pública
- el abuso de autoridades públicas y militares con el fin de obtener pagos o beneficios personales
- el tráfico de influencias y el uso de información privilegiada
- la aceptación de dádivas y regalos
- actividades de corrupción entre agentes privados que afectan negativamente a la sociedad, como sucede, por ejemplo, cuando algunas empresas se concertan para elevar precios y de esa forma influir en el sistema político de modo tal de obtener beneficios personales o para grupos de interés.
Como es posible que en nuestro país sea un común denominador que:
- funcionarios públicos reciban beneficios de parte de un particular por llevar a cabo algo que deben hacer, según lo dispone la ley
- ciudadanos comunes cometan actos de corrupción para obtener servicios que el funcionario tiene prohibido proporcionar.
- empresarios privados de antes y los que han aparecido recientemente estén continuamente apoderándose de posiciones de privilegios, frecuentemente monopólicas, en la economía del país
- políticos corruptos que se sirven de los recursos que colectan de la corrupción para continuar monopolizando sus intereses personales.
Vean lo peligroso
de desviar los recursos destinados a los proyectos sociales del Estado,
por parte de algunas autoridades del gobierno, ahora podemos ver a algunos
de los que se están lanzando como candidatos de la MUD para las elecciones
presidenciales de septiembre de 2012 abrogarse dichos proyectos en los
Estados que gobiernan por la ineficiencia y corrupción en la ejecución
de dichos proyectos por parte del gobierno nacional.
Creo que quede
corto con los ejemplos que he mencionado hasta ahora, y todo esto lo
que nos demuestra es que una gran parte de nuestra población está
inmersa en una marginalidad mental, la cual es cómplice de la epidemia
de corrupción que padecemos y ha incidido en que el proceso político
que se está gestando en nuestro país y la culminación exitosa de
algunas políticas sociales desarrolladas por el gobierno hayan tenido
tantos tropiezos.
En otros escritos
he dicho que la marginalidad mental no significa ser pobre, falto de
recursos económicos, significa ser pobre de mente, carente de ética,
de honestidad y de los principios más básicos del buen convivir con
la sociedad y el ambiente y es por eso que la corrupción en nuestro
país esta tan arraigada.
En nuestro país, la epidemia de la corrupción está afectando la efectividad del Estado en la aplicación de las políticas económicas y la calidad de las mismas, está distorsionando el diseño de las mismas y su aplicación y esta ensuciando el accionar de la justicia.
Si el estado
no trata de minimizar o controlar esta epidemia de la corrupción, se
producirá un efecto negativo en los niveles de inversión, crecimiento,
igualdad y bienestar de nuestra economía.
La profundización
y éxito del proceso revolucionario y socialista en nuestro país
no va depender únicamente de Hugo Chávez. Es necesario cambiar esa
marginalidad mental y corrupta heredada del punto fijismo que está
destruyendo a nuestra sociedad venezolana.
Dr. Sabino Menolasina
Profesor Titular de la ULA
sabino@ula.ve