18 ene. 2017 - Es la una y 45 de la tarde del lunes 16 de enero. El ministro de Transporte, Ricardo Molina, aborda el vagón del metro que lo llevará desde Chacao a Capitolio. El propósito es inspeccionar de manera sorpresiva el funcionamiento de una de las estaciones de mayor afluencia y, junto a los trabajadores, constatar la realidad en la prestación del servicio de transporte masivo.

Fue un viaje sin imprevistos, salvo las miradas de algunos usuarios que atónitos se preguntaban ¿será o no será? Al observar el viaje del ministro en el Metro, en zapatos deportivos y de incógnito; hablando con la gente sobre lo que allí ocurre.

En ese vagón el piso estaba limpio, había suficiente iluminación y en el trayecto no aparecieron los vendedores informales que a diario atormentan a los usuarios para ofrecerles en venta todo cuanto tienen a la mano. Tampoco entró algún pedigüeño.

Al llegar a Capitolio una operadora, dentro de la consola, practicó su rutina: "se les recuerda a los señores usuarios que deben mantener una distancia prudencial de la raya amarilla". Este trabajo lo hizo Génesis Sánchez, quien desde hace casi un año labora en el sistema.

Ella contó cómo se hacen los llamados de atención a los usuarios cuando violan las normas del Metro, ya que allí algunos osados suelen comer y lanzar desperdicios al suelo, pasan por el torniquete de la tercera edad para no pagar el pasaje, colocan los pies en las paredes. También hay quienes ingieren alcohol dentro de los vagones de forma solapada.

Molina escuchó atento los aportes de los trabajadores en la caseta y en una reflexión los exhortó a que no desmayen en llamar a cumplir con cultura Metro.

La estación Capitolio es una de las más visitadas. En horas pico se congestiona con mayor facilidad, porque cerca están la sedes de los poderes públicos, comercios, escuelas, entre otros lugares a los cuales asisten miles todos los días en busca de soluciones a sus necesidades. En este mismo lugar convergen los usuarios de la Línea 2.

Por estar ubicada en el casco central de la ciudad, en la estación también desembarcan personas que van a los lugares patrimoniales. Como el sistema tiene un pasaje subsidiado, lo que protege el salario familiar, el número de usuarios todos los días es constante.

Entre las primeras fallas enumeradas por Sánchez está la pérdida del nivel de conciencia ciudadana dentro del sistema. "Los usuarios no acatan las normas", denunció.

Ejemplificó un caso: "aun cuando hay un torniquete liberado, solo para las personas de la tercera edad y con discapacidad, por allí pasan de forma arbitraria otros usuarios. Así estemos allí parados, no nos ven con respeto y al llamarles la atención nos agreden. Por eso nos limitamos a no actuar".

En una reflexión y buscando una solución que podría resultar oportuna, el ministro propuso la presencia de la Milicia Bolivariana en el torniquete de la tercera edad, a fin de que se cumpla la norma y se ayude al equipo de trabajadores.

Jairo Colmenares suma 12 años como operador de servicios de estaciones en la empresa y a su juicio la ausencia de penalizaciones en el marco jurídico podría ser un factor que estimula la infracción.

"Tenemos una ley obsoleta, la del Sistema Metropolitano de Transporte, que se usa desde que el Metro entró en funcionamiento. Si no se sanciona se relajan los controles. La gente se olvida de todo: come, fuma y hasta se orinan en los andenes. Aunque los saquemos se van a otras estaciones a hacer lo mismo. Eso se debe a que no existen las sanciones", advirtió.

En otra intervención, Molina se refirió a la ausencia de conciencia de la gente. "Eso lo podemos ir corrigiendo entre todos con concientización y podríamos apoyarnos con la Milicia. Vale la pena el rescate de las sanciones y de las charlas educativas". Esto último se viene aplicando en casos de riñas dentro del sistema indicó Colmenares.

USAN LA VIOLENCIA

Hay momentos en que algunos usuarios usan la violencia.

"A mí me operaron de esta mano", mostró Colmenares, porque fue golpeado fuertemente por un hombre que reaccionó iracundo ante un llamado de atención.

Ante esta condición de inseguridad se presenta un estado de indefensión del trabajador, pues no hay un marco jurídico que los proteja, refirieron. Entre tanto, la Policía Nacional Bolivariana apoya las acciones de seguridad, pero no trabajan durante las 24 horas.

EN LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES

Edwuard Paredes es operador de caseta y precisó que se pudiera valorar el pasaje por estaciones recorridas, esto para incentivar el sentido de pertenencia en los usuarios. A eso añadió que si bien es cierto que los torniquetes libres hacen más rápida la salida de los usuarios, esto ha provocado ahora que algunos violenten el torniquete para entrar en dirección contraria y evitar comprar el boleto.

Por su parte, Colmenares invitó al ministro Molina a establecer mesas de trabajo a fin de buscar soluciones. En un análisis de la coyuntura explicó que "los trabajadores estamos aquí comprometidos todos los días, a pesar de la crisis; por eso es que se puede hacer una buena mesa de trabajo con usted y las autoridades. Vamos a dar muchas soluciones y con pequeñas acciones podemos avanzar".

Agregó que las autoridades realizan visitas a la estación para verificar su funcionamiento, pero hace falta más esfuerzo.

La gestión del Metro de Caracas, está a cargo por primera vez en 34 años de los propios trabajadores en un ejercicio de soberanía y de control obrero. Las acciones se vienen desplegando desde septiembre de 2016 en el subterráneo que a diario moviliza a más de 2 millones de usuarios en 44 estaciones. Al frente está Gerardo Quintero, quien suma 31 años de desempeño en el sistema. A su lado labora como vicepresidenta Bianca Judith Araujo Brito.

En ese orden, el también vicepresidente de Servicios y Obras Públicas, Ricardo Molina, apoya las acciones emprendidas por el presidente de la República, Nicolás Maduro, para mejorar este importante servicio de transporte.

INSPECCIÓN EN SITIO

Tras culminar la reunión con los trabajadores, Molina se dirigió a dos de las cuatro entradas y salidas de la estación que están cerradas o con limitado acceso por fallas en el pasamano de la escalera mecánica y desperfectos en la santamaría.

Allí, junto al viceministro de Transporte, Cristhofer Martínez, inspeccionó a fin de precisar los causantes de las deficiencias y poner lo más pronto posible en funcionamiento pleno los accesos.

Una de ellas fue la salida La Bolsa-Mercaderes, donde no funcionan las dos escaleras mecánicas lo que obliga a que los usuarios se desplacen solo por las escaleras fijas.

Al grito de la oferta de compra de "oro, oro, oro" y "telefónica, telefónica", se desarrolla la buhonería en ese lugar. A esto se suma la venta de alimentos como el pan, muy buscado por estos días, lo que propicia un congestionamiento inusual de peatones. La incomodidad se hace sentir por el cuello de botella y a viva voz se escuchó: "estas escaleras no sirven".

Lo propio ocurre con la salida La Bolsa-Padre Sierra, la cual tras ser cerrada, la parte de afuera ha sido tomada por los mototaxistas.

Las autoridades tomaron nota de la situación y sumaron la necesidad de despejar las entradas principales de este importante acceso.

La ocasión fue propicia para abordar a las personas con discapacidad que transitaban por la estación Capitolio.

El ministro Molina escuchó las demandas referidas a la necesidad de restaurar el servicio de escaleras mecánicas, lo que dificulta el mejor desplazamiento de quienes lo requieren por tener movilidad reducida. Así mismo lo abordaron quienes requerían alguna ayuda de carácter social, asunto que fue atendido por el equipo del MinTransporte.

28 AÑOS TRANSPORTANDO USUARIOS

La satisfacción del deber cumplido fue expresada por Armando Mendoza quien con 28 años de labores conducía en Capitolio ya pasadas las tres de la tarde el tren en el que el ministro Molina retornaba a su labores ministeriales. La intención fue conocer al detalle esta parte de la operatividad del sistema y detectar las necesidades allí existentes.

Acucioso, como debe ser, Mendoza preguntó al momento en que los trabajadores le tocaban la puerta de la cabina de mando del tren: Quién había autorizado la visita a su puesto de trabajo. Sin abrir la puerta se percató primero de que se trataba de la autoridad del sistema y fue entonces cuando se dispuso a dejar subir a la comitiva.

En el recorrido se fueron avizorando las prioridades de atención en los túneles, entre ellas la necesidad de limpieza, mantenimiento de rieles y vías.

Al pasar de estación a estación, Mendoza indicaba los mensajes recibidos directamente desde el Centro de Control de Operaciones (CCO), para informar sobre la operatividad del sistema, lo que requiere que el operador esté en alerta máxima en su trabajo. "Nosotros somos sus ojos (los del CCO) aquí abajo".

"Estos aparatos están diseñados para un funcionamiento automatizado y desde aquí se va programando", comentó mientras conducía e instruía acerca del cierre de puertas, así como la visualización de esa cabina y la contraria, y de cualquier otra actividad requerida por los usuarios como el toque de alarmas de los vagones.

Desde su experiencia fustigó que el pasaje siga siendo subsidiado para proteger el salario. Dijo que algunos usuarios lo toman como una regalía y no se tiene conciencia sobre la prestación del servicio. Agregó que la toma de conciencia debe venir con las sanciones.

Contó, además, que desde ese puesto se debe tener pericia para enfrentar con responsabilidad alguna eventualidad que se presente, como por ejemplo, una falla eléctrica o que a algún usuario se le haya ocurrido caminar por el túnel, porque se trata de vidas humanas. Agregó que lo más duro que se enfrenta desde allí son los arrollamientos. Para Mendoza el sistema Metro es lo mejor, en cuanto a seguridad y transporte. "Aquí vamos muy seguros y como yo muchos venezolanos. Mucha gente no sabe cómo moverse sin el metro. Todo lo que se pueda hacer por este sistema hay que hacerlo", sugirió.

Al ser consultado sobre a dónde llevaría tantos conocimientos al jubilarse, expresó: "Si me lo piden yo continúo trabajando, porque éste es un gran aprendizaje".

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Ajuste sin afectar

Ante el alto susbsidio que mantiene el Ejecutivo en las tarifas de servicio del Metro de Caracas, para proteger el salario del pueblo, el Ministro de Transporte, Ricardo Molina, indicó que se sigue trabajando en el ajuste anunciado recientemente y que este se hará para que no afecte los ingresos familiares. Indicó además que trabajan en la mejora del sistema para brindar un servicio más óptimo. Destacó que estas acciones son parte de la Misión Transporte y en el caso de las tarifas del sistema Bus Caracas, también están en estudio. El fin es generar recursos para que lo "que tenemos bueno siga siendo mejor".

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Todos a participar

El ministro de Transporte, Ricardo Molina, indicó que están en un despliegue permanente para conocer la problemática de la población, tal como lo ordenó el presidente de la República Nicolás Maduro. Refirió que en el sistema Metro hay un empeño por recuperar el interés de los trabajadores y usuarios para fortalecer el servicio con la participación de todos. "Debemos mantenerlo en las mejores condiciones, no es solo la limpieza, es también no ensuciar. En la medida que la gente apoye y cumpla las medidas, las condiciones serán mejores. Para los trabajadores es duro garantizar un mantenimiento si mucha gente está ensuciando". Indicó que el jefe del Estado mandó a incluir al Poder Popular en el ejercicio de la gestión, por lo que la participación de los trabajadores es fundamental". La oportunidad está abierta: "Hacemos un llamado a todos quienes puedan aportar con sus ideas y con su fuerza de trabajo voluntario" y puso como ejemplo el rescate de las escaleras mecánicas que realizan las mujeres y hombres que laboran en el sistema.