13 de noviembre de 2014El negocio de la guerra, así como también la injerencia en los asuntos internos de países soberanos, forman parte de una política de Estado que ha continuado históricamente y que se mantendrá en Estados Unidos, hasta que no emerja un gobierno progresista que acabe con la dictadura bipartidista.
La aseveración la hizo Carolus Wimmer, diputado y presidente del Parlamento Latinoamericano (Parlatino), capitulo Venezuela al evaluar la política internacional que se vislumbra ejercerá Barack Obama, durante los últimos dos años que le quedan de su mandato.
Respecto a la política guerrerista Wimmer asegura que se seguirán protegiendo regímenes represivos como el de Israel, y se intensificará el intervencionismo, tal como sucedió en Egipto donde impusieron un nuevo gobierno de acuerdo a sus intereses. “Seguirán elaborando estrategias de dominio que incentiven derrocamientos de gobierno, que no sean sumisos a su política imperialista”.
En torno a las declaraciones del recién electo senador republicano Mitch MacConnels en las cuales alegaba que Estados Unidos necesitaba “ir hacia otra dirección”, refiriéndose a un nuevo ocupante en la Casa Blanca que represente a su tolda política, Wimmer pone seriamente en duda cualquier supuesto cambio.
“No se espera nada bueno para el mundo que verá incrementado los afanes belicistas de un Congreso lleno de halcones, presionando por aumentar los ataques en armas, y retomando las políticas de intervención directa, propias de la época de los Bush”.
El presidente del Parlatino recordó que durante la campaña electoral hace seis años, los asesores de Obama engañaron al pueblo estadounidense con un marketing político, manejando la consigna “We Can”, pero que al final, su gestión terminó negociando con los republicanos. “Es evidente la injerencia de las grandes corporaciones en todas las decisiones del gobierno estadounidense”, puntualizó.