Advierte que persiste “un anti-imperialismo simplista”

Entrevista a Raúl Zelik: "La burocracia estatal no es la alternativa al mercado"

Raúl Zelik

Raúl Zelik

Credito: Correo del Orinoco

Raúl Zelik nació en Alemania en 1968 pero habla castellano con absoluta fluidez y su relación con América Latina y con Venezuela no es de hace dos días. El politólogo, autor de textos como Venezuela más allá de Chávez. Crónicas del proceso bolivariano (2004), visita el país esta semana por dos razones: para disertar en el foro Repensar la emancipación del fracaso del siglo XX, hacia nuevas estrategias de transformación, celebrado ayer en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg); también, para mantener fresco su contacto con la realidad venezolana.

Zelik estima que a veces se incurre en “un antiimperialismo ingenuo”, y sentencia que “no es cierto que el enemigo de nuestro enemigo es nuestro amigo”. Hace alusión al conflicto en Siria, y sostiene que “desde una perspectiva popular y progresista no podemos apoyar a ese gobierno”, porque hay personas que “han sufrido una persecución atroz”. Aclara que esto no implica “que nos solidaricemos con la oposición siria, porque vemos qué oposición hay”.

Indica que hoy “hay alianzas difíciles de interpretar”, pero que deben ser entendidas en un contexto complejo, como “la alianza de los kurdos, que son una organización democrática” con Estados Unidos (EEUU). Los kurdos ahora “son la vanguardia de la lucha contra el Estado Islámico”; admite que es “una alianza muy rara”, pero recalca que la izquierda alemana apoya al movimiento kurdo de Kobani que se enfrenta al extremismo islámico. “No puedes estar a favor de la OTAN bombardeando, pero sí es un alivio que bombardee”, contrasta Zelik. La realidad es que “los combatientes que están en Kobani celebran cada ataque aéreo de Estados Unidos”.

También acota que Estados Unidos “no es tan homogéneo como a veces lo pintamos”, y hace hincapié en que hubo sectores dentro de EEUU que llevaron a apoyar a los kurdos. “No siempre el imperio actúa de manera mala. Casi siempre, pero no siempre”, subraya.

–¿Hay una visión de manual según la cual EEUU es malo y el otro es bueno porque se le opone? –Hay un antiimperialismo simplista. El imperialismo es una forma del capitalismo global; en este momento el estado más importante es EEUU, actor principal del imperialismo. Pero también puede haber otras fuerzas, dentro del capitalismo global, que practiquen políticas imperialistas. Y puede ser que EEUU defienda algunos valores democráticos mínimos. Hay que tratar de ser menos antiamericano y más analítico en lo que es hoy el capitalismo global.

El modelo del siglo XX era “muy bipolar”, y se debería romper “sin hacerse posmoderno, porque no todo es igual”. Recalca que el adversario “es el capitalismo global, queremos superar ese capitalismo” y los estados “siguen jugando un papel clave en la defensa de ese modelo”, pero EEUU “no es el único Estado fuerte que ejerce ese papel”. Por ello hay que “salirse de ese esquema y mirar más las relaciones socioeconómicas que están por detrás”. Tal como lo remarca, “si Mc-Donalds fuera iraní, chino o indio no sería mejor”, porque “es el modelo económico de una comida rápida, industrializada”.

EMANCIPACIONES FRACASADAS

Zelik recalca que ha habido “emancipaciones importantes”, ya que en los países con gobiernos de izquierda se ha concretado “la inclusión de sectores populares, simbólica y real”. También han ocurrido
procesos constituyentes y políticas sociales de inclusión, evidentes en espacios como el centro de Caracas, refiere.

“Esa es una mejor repartición de los ingresos de la renta petrolera, por lo menos durante algunas fases, y son logros que hay que reconocer”.

No obstante, apunta, “no ha habido un debate en torno a las emancipaciones fracasadas”. Nunca ha habido un análisis claro “de las razones del fracaso del socialismo del siglo XX”.

A su juicio, se sustentó en: un modelo político autoritario, que no solo tiene que ver con la figura de José Stalin; la copia de la industrialización fordista, que en América Latina sería “el extractivismo”, criticado en
la teoría pero no en la práctica porque hay intereses en mantener ese modelo, agrega; y el modelo económico, porque no ha habido “una estrategia diseñada para superar tanto el mercado como la burocracia estatal”. Zelik insiste en que la burocracia estatal no es la alternativa al mercado.

Describe que el socialismo es “lo público, lo comunitario, el bien común, y eso hay que construirlo desde las comunidades y no desde el Estado”. Pero, El analista estima que hay “una combinación fatal” consistente en la renta petrolera, la institucionalidad estatal burocrática y el consumismo. Piensa que hasta el mismo presidente Hugo Chávez “temía enfrentar esos problemas”, porque “podría poner en riesgo la unidad bolivariana”.

Añade, como no hay debate sobre el tema, se repiten “los esquemas estatistas, rentistas”. En América Latina y también en Venezuela, afirma, “no hay un deslinde claro frente al socialismo del siglo XX”. Esto “lo vemos también en políticas internacionales, con evaluaciones muy ingenuas de lo que es el antiimperialismo hoy”. Igualmente es visible porque “ni siquiera se llega al socialismo estatista, sino que se copian los modelos del extractivismo rentista tradicional”. Por ello, “muchos esquemas dentro del Estado” son similares a los de
hace 40 años.

IZQUIERDA CONSECUENTE

Las prácticas de corrupción y las prácticas consumistas “son colectivas”, enfatiza. “Los revolucionarios deberíamos dar ejemplo para que no se reproduzcan estos modelos consumistas, de corrupción o de facilismo”.

Para Zelik, el consumismo es “un problema global”, que lo han experimentado, incluso, sociedades como la cubana. “Hay una fuerte hegemonía cultural, no solamente norteamericana sino capitalista global”, argumenta, “ya que ni los supuestos antiimperialistas se escapan de eso; los islámicos pueden ser muy radicales pero también les encantan los Mercedes Benz”.

Considera muy importante superar ese modelo y entender que el vivir bien es algo “completamente diferente de ese modelo consumista occidental”.

Aclara que no está en contra de que la gente posea objetos, pero insiste en que se debe entender que la calidad de vida “no tiene nada que ver con nuestras fuentes de ingresos”. Para él es un ejemplo a seguir el presidente de Uruguay, José Mujica quien “sigue andando en el mismo carro viejo, no tiene un carro particular”.

Los de izquierda, sentencia, “tenemos que ser consecuentes”, y “si decimos que el capitalismo es una porquería, tampoco necesitamos el consumismo”.

–Pero hay una doble moral, porque gente que dice ser de izquierda se vuelve loca por los bienes de moda. ¿Por qué? –¿Cómo podemos contrarrestarlo? Como contrarrestan las comunidades tradicionales estas prácticas: con el control social mutuo, la crítica mutua y la posibilidad de criticar a los poderosos en sus comunidades. Hay que ser muy crítico y muy autocríticos quienes estamos en posiciones destacadas. Lo otro es cambiar el modelo mediático; también, impedir la entrada de ciertos modelos de carro, por ejemplo. ¿Para qué un país necesita la importación de carros Hommer? Está bien que tenemos gustos diferentes, pero algunos gustos no creo que la sociedad tenga que financiarlos.

OPCIONES

El politólogo manifiesta que la idea de la comuna, de la propiedad común “es un elemento clave para superar el capitalismo”. Puntualiza que hay que superar “la propiedad privada concentrada en pocas manos”, e insiste en que el socialismo “es un proyecto profundamente democrático, porque quiere ampliar la democracia hacia la vida social y económica”. Una opción ante el capitalismo es el proyecto socialista, asevera.

–¿Cuál sería la política económica socialista que funcione, que satisfaga las necesidades de las personas? –Tenemos algunos ejes. Me parece muy acertado priorizar lo público. Caracas prácticamente tiene un transporte público gratuito; la pregunta mía sería por qué no quitan los boletos, si prácticamente no cuesta nada. El agua, la electricidad, la salud, la educación deben estar en manos públicas; no necesariamente estatales, pero sí públicas. En ese sentido me parece muy acertado lo que se ha tratado de hacer. Una economía socialista solamente se puede construir desde abajo, desde las cooperativas y desde las comunidades, y ese es un proceso más cualitativo que cuantitativo.

Zelik recuerda que las cooperativas “son un poder económico mundial”, que se pueden mover en el mercado capitalista y que son experiencias que se pueden tomar. “Quizá fue un error no tratar de recoger experiencias concretas y construir las cooperativas con base en esas experiencias”, asoma.

Igualmente, apunta, se deberían investigar las alternativas al mercado y a la burocracia estatal. “La alternativa económica que conocemos” es la de los bienes comunes, sobre el cual hay estudios. “No se trata de reproducir lo antiguo de hace 500 años.

No queremos un socialismo de Edad Media; queremos un socialismo de hoy, pero debemos preguntarnos qué podemos aprender de esos modelos, sobre todo cuando los recursos naturales van a escasear”, explica. “Debemos desarrollar modelos económicos que sepan manejar la escasez de ciertos productos”.

El analista llama a desarrollar el ecosocialismo, “un modelo económico totalmente diferente del concepto de crecimiento”.

–¿Qué haría usted con el petróleo? –La consigna histórica fue meramente retórica, pero acertada: “Hay que sembrar el petróleo”, pero hay que sembrarlo a favor de un concepto de transformación, de transición ecosocialista.

Rememora que el mismo Chávez, en 1999, llamó al desarrollo agrícola. “Hemos fracasado de pronto en eso”, admite, pero “Venezuela debe mirar por qué estos esfuerzos, en el área agrícola, han fracasado, y abrir un debate sobre eso”.

Zelik ratifica que nadie espera que Venezuela “tenga las respuestas a los problemas mundiales” y dictamina que es lógico que los problemas existan, porque “es mucho más difícil cambiar el modelo que mantenerse en el modelo. Los problemas y los fracasos son inevitables”.

CAPITALISMO, MAL

–¿El capitalismo está tan mal como la izquierda cree? –Sí. Las guerras en este momento son expresión de que estamos acercándonos a un momento histórico muy crítico. ¿Cómo sería ese momento? No lo sabemos, pero hay una crisis múltiple, y esas crisis múltiples están entrelazadas.

Según Zelik, “no solamente es una crisis de sobreacumulación, sino que es una crisis ecológica, una crisis social de crecientes contradicciones entre ricos y pobres; también es una crisis política, porque el modelo representativo ya no responde a las demandas de la gente”. Es, igualmente, “una crisis del modelo cultural, de alienación, con las tecnologías y los medios de comunicación masiva.

Con base en su análisis, advierte que “vamos a ver más guerras, más conflictos” porque cada vez se reduce más la posibilidad de generar riquezas materiales. Y concluye que el planteamiento del ecosocialismo debe ser trabajado en serio.

“No es cierto que el enemigo de nuestro enemigo es nuestro amigo”, sentencia el politólogo alemán, quien ayer dictó una conferencia en el Celarg. El analista insiste en que la burocracia estatal no es la alternativa al mercado”

“Venezuela ya ha aportado mucho para que nos replanteemos nuevas formas de cambio”

Venezuela está bajo la mirada del mundo, para bien o para mal. “Es un país que realmente se planteó una ruptura con un modelo económico, social y político”, afirma Raúl Zelik, “y logró materializar una estrategia de transformación nueva, porque lo de Venezuela no es reformismo tradicional ni revolución tradicional”.

De acuerdo con Zelik, “con el proceso constituyente se ha abierto una puerta del imaginario colectivo mundial”. No es casualidad, señala, que una de las fuerzas políticas más interesantes en Europa, que es Podemos en España, se nutra tanto de la experiencia venezolana”.

El politólogo se reconoce como “muy crítico del estatismo venezolano, del modelo extractivista, del rentismo”, pero a la vez “tengo un amor muy grande” y “no me da miedo el fracaso”.

A su criterio “Venezuela ya ha aportado mucho para que nos replanteemos nuevas formas de cambio. Incluso, si esto ahora llega a un punto límite, estoy seguro de que nos ha ayudado a abrir puertas y seguiremos abriendo puertas. La población venezolana, los bolivarianos deben confiar más en que el control del Estado no es todo”.

Aboga por la libertad de Bernhard Heidbreder

Raúl Zelik aboga por la libertad del activista de izquierda alemán Bernhard Heidbreder, quien fue aprehendido por el Gobierno venezolano en julio pasado con base –presuntamente– en una solicitud de Interpol.

Heidbreder es “un revolucionario antiimperialista que hace 20 años participó en dos sabotajes”, relata Zelik. “Uno puede no estar de acuerdo con esos métodos, pero fueron acciones que no pusieron en peligro a ninguna persona, porque se realizaron de noche. Una fue contra una instalación militar alemana, como protesta por el apoyo militar a Turquía en la guerra contra los turcos; la otra, contra una cárcel de inmigrantes indocumentados en Alemania”, describe.

El politólogo insiste en que Heidbreder es “una persona altruista, en absoluto es un terrorista”. Ratifica que solicitan a Venezuela que no sea extraditado. “Sabemos que la independencia de la justicia hay que respetarla, pero queremos llamar a la opinión pública” para que sepa quién es Heidbreber realmente.

De ser extraditado deberá afrontar en Alemania “un juicio por terrorismo”, que “pensamos que va a ser un juicio político”, puntualizó Zelik.

La frase: “El capitalismo invade y penetra nuestro concepto de ser y pensamos que es preferible una vida con publicidades de color a una via social rica. La mercancía invade nuestras emociones, hasta convertir nuestros propios cuerpos en objetos de consumo. No es solo el imperialismo, sino el modo de vida imperial que nos aliena por completo”.

T/ Vanessa Davies
F/ José Avelino Rodrigues
Caracas
 



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