Caracas, marzo 3 - La oposición radical y violenta en Venezuela estaba al borde del delirio y la expectativa. Del dinero que tiene para financiar la violencia había dedicado unos cuantos miles de dólares a hacer publicidad, llamados, cartas, tuits, manifiestos y cotufas para esperar un gran pronunciamiento mundial "artístico", claro, contra Venezuela, esta vez en el escenario de entrega de los premios Oscar.
Lo primero que les salió malo fue que Venevisión no transmitió el evento. "Coño, eso nos resta público" dijo uno de los "expectantes" opositores mediáticos. Pero bueno, se fueron a las cableras para ver el premio. Ya habían cumplido con el capítulo dominical de "Fuego en Altamira"...
Lo otro que les salió malo es ahí nadie se acordó de Venezuela sino el actor estadounidense Jared Leto, y para remate, como fue el primer premiado de la noche muchos no estaban todavía "enchufados" con la TV.
Leto, mejor actor de reparto, hizo honor al título de la película por la que ganó Oscar: El club de los desahuciados, porque, salvando las distancias y las historias, así están los violentos de por acá: desahuciados.
Lo otro es que Leto coló a Venezuela junto a Ucrania. Nada de encendidos discursos ni proclamas protagónicas: "A todos los soñadores alrededor del mundo mirando esta noche, en lugares como Ucrania y Venezuela, quiero decir que estamos aquí, como ustedes, luchando para hacer posibles sus sueños, para vivir lo imposible, estamos pensando en ustedes esta noche". Y acto seguido invitó a una orgía.
Los sifrinitos en las redes sociales, los que pudieron escuchar a Leto, se lanzaron a tuitear alabanzas a su nuevo héroe. No les importa que no conozca estos predios. "Maravilloso, Leto, nos apoya" tuiteaban desesperados.
Así las cosas los escuálidos amanecieron con un nuevo líder. Pasaron del exgeneral Guaya al sargento Leto
Los otros "líderes" no brillaron en una noche tan linda como esa
Nota: mejor fue el homenaje a Maradona. La película italiana La Grande Belleza se quedó con el Oscar a la mejor película extranjera. En su dedicatoria, el director del filme, Paolo Sorrentino, se acordó , con admiración y cariño, de uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, Diego Armando Maradona, militante de la Revolución Bolivariana. Ahí queda eso.
