25 de diciembre de 2013.- Corre el año de 1492, el territorio que aún no era conocido como Venezuela estaba habitado por millones de aborígenes. Diversas tribus hacen vida tranquila trabajando la tierra y la pesca, pero la invasión europea borra de un plumazo la paz que reinaba entre los nativos de esta tierra de gracia.
Llegaron tiempos turbulentos. Las guerras, enfrentamientos y enfermedades diezmaron a gran parte de la población, quienes al verse reducidos en número importante, buscaron refugio en las márgenes del país. Una de las etnias que se estableció al sur, en el actual estado Bolívar, es la Pemón, preservando su cultura y costumbres ancestrales.
Actualmente en el valle de Kamarata a los pies del Auyantepuy, en el Parque Nacional Canaima, uno de los lugares más exuberantes del planeta, habitan campamentos del pueblo Pemón desde tiempos inmemoriales. Practican la agricultura, la pesca y el ecoturismo como forma de vida.
Sus jóvenes luchan por preservar este mágico y único paraje y apuestan por la organización en torno al ecoturismo como una actividad que les permita salvaguardar su entorno natural y un método para la subsistencia de su etnia.
En los campamentos Kavak y Uruyen, los cuales son administrados por la comunidad, estos jóvenes trabajan como guías de excursión a la cima del Auyantepuy y al kerepajupai Vená, conocido mundialmente como Salto Ángel, la caída de agua más alta del planeta con sus 979 metros.
Es así como, en vísperas de cumplirse 20 años el próximo 2014, de la declaratoria del Parque Nacional Canaima como Patrimonio de la Humanidad, la juventud pemona se coloca a la vanguardia de la celebración realizando propuestas para un mejor aprovechamiento de nuestro patrimonio natural, organizando actividades de bajo impacto ambiental como rutas en bicicletas de montaña, práctica de kayak, cayoning y senderismo.
Con el optimismo propio de la edad de oro, reciben el apoyo del Gobierno Bolivariano, a través de los Ministerios del Poder Popular para el Turismo y de la Juventud para continuar la lucha que, por la vida, comenzaron sus antepasados. (FIN/Aura Astudillo – Foto: Lerry Cataño)
