15 de Mayo.- Hoy a 23 años de su partida física, el popular barrio La Bombilla de Petare celebra su tradicional homenaje a este digno patriota puertorriqueño que nunca claudicó, que siempre mantuvo su fervor patriótico y su dignidad y fidelidad a sus orígenes. Lo que le valió persecuciones, encarcelamientos (bajo excusas pueriles), etc., pero que nunca se doblegó.
23 años tiene la digna comunidad de La Bombilla de Petare sacando fuerzas y emociones para hacer su particular homenaje a Maelo, donde siempre está presente su familia. No faltará su hijo quien hace días se encuentra en Caracas, participando en el esfuerzo de la gente de La Bombilla, por mantener viva la memoria de su padre.
El evento es hoy a partir de las 2:00 pm. Estarán, musicalmente hablando, el grupo de danzas “La magia” y el grupo de música criolla “Los muchachos del Palmar” de la comunidad, la orquesta “Sentimiento Libre” de Petare, y “La Cuadra Latina” que tradicionalmente acompaña a Ismael Rivera hijo, quien, como siempre, estará allí cantando en ese concierto de privilegio que solo se puede disfrutar en La Bombilla, de Petare.
Para asistir, acérquense a la Cauchera La Bombilla (detrás de Makro, del lado de Petare) y pregunten. En este día de salsa y reencuentro los petareños le ayudarán: “De la cauchera pa’arriba y derecho”.
¡ECUAJEI!, El irreverente de Santurce, Ismael Rivera.
A 23 años de su sentida desaparición, hoy lo recordamos como uno de los más grandes de la salsa, quien adapta la bomba y plena con sabor a son montuno, con un perfecto dominio.
Un 13 de mayo de 1987, se apaga la voz de la música, la irreverencia y el solidario de Santurce, pero sigue sonando en nuestras mentes y corazones las canciones del incomprendido “Maelo”.
“El Sonero Mayor” Ismael Rivera, nació en Santurce un 5 de octubre de 1931, hijo del carpintero Luis Rivera y de Doña Margarita Rivera García, de quien heredó el genio de la improvisación, la melodía y el “estar en clave”.
Junto con su compadre Rafael Cortijo, Ismael Rivera no solamente laboró en la albañilería, sino que a parte de construir paredes, comenzaron a construir esperanzas, a formar una… Profesión de Esperanzas, las mismas de su tierra boricua.
Los inicios de “Maelo” como profesional, se dan de la mano con la orquesta del maestro Lito Peña en la orquesta Panamericana, con quien grabó su primer sencillo y así se comenzó a escuchar por las radioemisoras Puertorriqueñas algunos de sus temas como “El Charlatán”, hasta que un buen día, Miguelito Valdés (Mister Babalú) y Bobby Capó, tomaron la decisión de formar su agrupación junto a Ismael y Cortijo.
Ya para 1954, “Cortijo y su Combo” era una realidad y siendo acompañados por Rafael Ithier, Roberto Roena, Kito Vélez, Mario Cora, y Martín Quiñones. Los ritmos y el repertorio musical son expresión del folklore Boricua y sus ritmos más significativos. La Bomba y la Plena, ritmos de percusión, vocalista y coro, fueron enriquecidos al incorporarle piano y metales contagiando de sabrosura a la isla y también a internacionalizarlo.
Con la irreverencia y el ímpetu de su juventud, “Maelo”, comenzó a fijar posiciones y convicciones frente al imperialismo norteamericano; y aunque no tenía afiliación política, era clara su posición nacionalista y su identificación con los problemas de la isla….”porque mi tierra es cuenta mía y sé que todavía le cabe más amor…”, en su mente no cabía el hecho de tener dos idiomas y a la vez ver a su isla querida jugar el rol de “satélite”, como estado libre asociado, implorando infructuosamente la atención de “control” de (USA), razones por las cuales “Maelo “ ganó la simpatía de unos y el rechazo de otros.
El seudónimo de “Sonero Mayor” se lo confiere, nada más y nada menos, que el grande Benny Moré durante una gira por Puerto Rico, quien al verle sus grandes facultades actuando, se quedó impresionado por su don para la improvisación y excepcional dominio de la clave.
El Incomprendido “Maelo”, motivado a su militancia nacionalista y antiimperialista, creo que fue juzgado vilmente, por quienes en aquel entonces gobernaban la satélite isla, país asociado de los yanquis. “Maelo” fue vejado, y etiquetado por un sin número de calificativos, sentenciado a 43 meses de cárcel, conociendo los más recónditos y escabrosos depósitos humanos, uno de ellos, un cementerio de hombres vivos que denominaban “ Las Tumbas”, que le ocasionó la mayor depresión y dolor.
Ismael Rivera “El Sonero Mayor”, cumplió con su condena ante la “sociedad boricua”, que aún se resentía y le repudiaba, pero debió marcharse a Nueva York, donde funda su orquesta “Los Cachimbos”, y para finales de las décadas de los 60-70, la gloria y el triunfo le sonríen y éxitos tras éxitos, el “Sonero Mayor” favorito bailador, va recuperando el espacio perdido.
Hay quienes dicen que “Maelo” estaba bautizado en la religión Yoruba, y que es hijo de Oyá, Reina de los vientos y las puertas de los cementerios, pues su grito de guerra ¡ECUAJEI!...es el vocablo Lucumí con el cual se saluda a esta deidad.
A “Maelo”, como a cualquiera en la vida, se le acercan cosas malas y cosas buenas. En una ocasión, ya deteriorada su salud física y espiritualmente por los excesos, consumos, alcohol y trasnochos, se le acerca un buen hombre, un buen amigo en Panamá y le habló del CRISTO NEGRO DE PORTOBELLO, Cristo bueno, Cristo Milagroso…y “Maelo” sintió algo que le decía que debía seguir ese consejo…”Maelo” se presentó ante “El Jefe” (como él le decía al Señor)…y “Maelo” le rogó,…y “El Jefe” lo escuchó,…”El Jefe siempre nos escucha”…Su devoción manifiesta lo transmitió a través de sus pregones y “El Nazareno” y “El Mesías” fueron los temas que le sirvieron de portadores de su mensaje de amor a CRISTO, nuestro Señor.
Pero, una tarde del 13 de mayo de 1987,la muerte le sorprendió en brazos de su madre Margarita, ese día se nos fue “Maelo” el grande , “el Sonero Mayor”.
Las estrellas como Ismael Rivera, “Maelo”, el “Sonero Mayor”, son y serán objeto de reconocimientos, pues su huella aún permanece imborrable en el tiempo y en el espacio. Hoy los “Macropanas” del Pedagógico de Caracas le rendimos también homenaje, !ECUAJEI, CAMARADAS!
Efraín Meléndez