Sucesor de “Jorge 40” comanda operaciones desde el Zulia

“Maracaibo es la punta de lanza de los paracos”

Un reporte confidencial, digno de total confianza para autoridades militares de Venezuela y Colombia, asegura que “El Salomón”, nuevo capo paramilitar de la Costa Atlántica, opera en la capital zuliana, incluso vivía en El Varillal.

Los grupos de las AUC se dividieron en tres: “Águilas Negras”, “Águilas Azules” y “Águilas Rojas”. En Machiques, ganaderos contrataron en el 2004 a un coronel colombiano, Novoa, para que entrenara a unos 90 hombres.

“En Venezuela, el paramilitarismo tiene su punta de lanza en Maracaibo”, así se lee en un informe confidencial, de fuentes de completa confianza para la inteligencia militar venezolana y colombiana.

El documento también señala que el heredero del imperio criminal de “Jorge 40”, Miguel Villarreal Arcila, alias “El Salomón”, “El Flaco” y “Gabriel” es el jefe de dos nuevos grupos de “paracos” que actúan en la entidad: “Las Águilas Azules” y “Las Águilas Rojas”. A “El Salomón” se le señala como el dueño del negocio del contrabando de gasolina hacia Colombia.

Las fuentes castrenses aseguran que el fenómeno se instaló en el país desde el 2004, y que del Táchira se trasladó al Zulia. En Machiques los ganaderos cancelaban hace tres años 600 mil bolívares a cada uno de estos irregulares, que fueron entrenados por un coronel colombiano de apellido Novoa. En Catatumbo, un PR activo trabaja para los “paracos”.

Informes confidenciales de inteligencia militar revelaron que la fuerza armada de paramilitares colombianos se dividió en tres grupos. Según autoridades, “Jorge 40” tiene inversiones en Zulia. Revelan que se desató conflicto entre “paracos” en Venezuela.

“El Salomón”, hombre considerado por las autoridades colombianas como el sucesor de “Jorge 40” y el nuevo capo paramilitar de la Costa Atlántica colombiana, coordina las actuaciones de los irregulares desde el Zulia. Desde este estado maneja a los nuevos grupos emergentes.

Informes confidenciales de la inteligencia militar colombiana y venezolana revelan que el heredero de la estructura criminal de Rodrigo Tovar, alias “Jorge 40”, residía en el sector El Varillal de Maracaibo.

Un resumen de inteligencia confirma que se tiene conocimiento de que: “La punta de lanza del paramilitarismo en Venezuela está en Maracaibo a cargo del ex policía y poderoso narcotraficante Miguel Villarreal Arcila, alias ‘El Salomón’, quien en ocasiones también se hace llamar ‘Gabriel’ o ‘El Flaco’. El hombre actualmente es el dueño de la ruta del narcotráfico de Venezuela”.

“Tenemos identificadas 25 rutas del narcotráfico que nacen en Colombia, atraviesan el vecino país y dan a sus costas, de donde sale la cocaína al extranjero. Por operación pueden ser más de 250 toneladas de alcaloides que exportan allá”, indica el resumen.

Inicios

El flagelo del paramilitarismo existe en Colombia desde la década del 60, pero el auge devino en 1987 cuando iniciaron entrenamientos con mercenarios israelíes para ser escuadrones de la muerte, financiados por narcotraficantes en guerra con las dos principales guerrillas del país. La mafia de la cocaína ha sido determinante en el crecimiento de la guerrilla y los “paras”.

Tras decenas de matanzas protagonizadas por la guerrilla, parte de los afectados de esa violencia comenzaron a gestar un grupo de la ultraderecha colombiana, que empezó a recibir el apoyo de ganaderos, comerciantes y empresarios. Fue así como surgieron las autodefensas fundadas por Carlos Castaño y su hermano, muertos en combate.

En el vecino país la política de estos grupos es de tierra arrasada. Toman caseríos completos, asesinan a sus ocupantes y luego venden las tierras a ganaderos y narcotraficantes.

Los resultados de la investigación hecha por los cuerpos de seguridad, catalogada por las autoridades como muy confiable, detallaron que los paramilitares colombianos están operando, en ambas naciones, divididos en tres nuevos grupos.

El primer grupo es el directamente subordinado a “Jorge 40” y actualmente a “El Salomón”.

Entre los hombres que integran la primera división resaltan en los documentos los apodos de “El Vicente”, “Diego Vecino” y “El Centauro”.

El segundo grupo lo integran “Mellizos”, “Julián Bolívar”, “Pablo Sevillano”, “Gordo Lindo” y “Varela”.

Anteriormente estaban dirigidos por “Macaco”, “Don Berna” y “Cuco Vanoy”, quienes se entregaron a la justicia colombiana.

El tercer grupo es dirigido por los apodados “El Carraza”, “El Batallón” y “El Águila”.

El “reino” del Zulia

Los trabajos de inteligencia militar señalan que las primeras actuaciones de estos grupos en Venezuela fueron a finales de 2004 y a mediados de 2005 y se establecieron en la región zuliana, que posteriormente se convirtió en el segundo frente de operaciones. El primero era Táchira.

Fuentes castrenses detallaron que en el 2004 se reunieron ganaderos de Machiques con el fin de generar un plan “para conformar un grupo de paramilitares con unos 90 hombres, especialmente colombianos, con experiencia militar”.

“Los ganaderos venezolanos consiguieron armamentos y este grupo fue entrenado por un coronel colombiano de apellido Novoa.

En la banda además estaba un mecánico que vivía en El Cruce (Sur del Lago) y de allí se mudó a Casigua, frente a la sede de la policía”.

La fuente agregó: “En la primera reunión de Gadema se acordó, en el 2005, que cada paramilitar devengaría un suelo de 600 mil bolívares”.

Además, se pudo conocer que un policía regional activo trabaja para los paramilitares del Catatumbo, es el encargado de convocar reuniones con otros agentes policiales de Casigua y coordina con un hombre que vive en el sector de Tres Bocas, en el municipio Mara, y a quien apodan “El Tata”.

Henry Rangel Silva, general de brigada y comisario jefe de la Disip, declaró, el pasado octubre, que todas las denuncias de incursiones de grupos irregulares que se encuentren en la nación son investigadas.

Reiteró que en el Táchira opera, según información de la GN y la policía tachirense, un grupo disidente llamado Águilas Negras.

Águilas Negras y Azules

Reveló: “Hay un nuevo grupo que se desprende de ellos que se hace llamar Las Águilas Azules.

Las actividades que ellos hacen son por motivaciones económicas y no ideológicas.

Las últimas informaciones que manejamos es que Las Águilas Azules están conformadas por unos 200 hombres, todos colombianos.

Trabajan más que todo con la protección y manejo de los corredores del narcotráfico y todo tipo de contrabando”, aseguró el jefe de la Disip, en esa oportunidad.

Fuentes policiales de Venezuela explicaron que este nuevo grupo ha entrado en un conflicto con las organizaciones emergentes. Tras dos años de luchas entre gran parte de los hombres de “Águilas Azules” y todos los otros grupos, ahora le prestan sus “servicios” al sucesor de “Jorge 40”.

Además, éste dirige otro grupo emergente a que se hace llamar “Águilas Rojas”. Este grupo apareció en el 2005, en la región del Catatumbo, en Colombia. En un informe entregado al despacho del mandatario neogranadino, Álvaro Uribe, se describe que “Águilas Rojas” esta compuesta por 28 bandas. Con unos 1.500 a 2.000 hombres, cada una.

Un alto porcentaje de los elementos que integran las nuevas organizaciones criminales son delincuentes comunes.

Voceros castrenses informaron que los paramilitares que operan en Maracaibo se residencian en casas viejas que se encuentran en Los Haticos, en algunos espacios del barrio Almawin (ubicado al sur de la ciudad), y detrás de un centro comercial en Bella Vista.

Los documentos confidenciales de las fuerzas de inteligencia señalaron a “El Salomón” como el jefe del contrabando de la gasolina desde Maracaibo hacia la Costa Atlántica en Colombia. “Tiene hasta barcos propios”, dijeron las fuentes.

Las informaciones procesadas por las autoridades clasificadas como completas y dignas de confianza indican que “Jorge 40” tiene inversiones en propiedades en el Sur del Lago y en Maracaibo, además de buques y transpor-tes en diferentes áreas económicas.

También posee frigoríficos de la Guajira de venta en Maracaibo. Entre las propiedades los facsímil confidenciales se evidencia una casa de cambio.


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