Al fundamento histórico de las "guerras de Bush" no hay que buscarlo en los sótanos de la psiquiatría o del fundamentalismo religioso (como hacen la mayoría de los analistas de la izquierda y la derecha), sino en los sótanos de las corporaciones armamentistas del lobby judío de Wall Street (el "poder real" del capitalismo norteamericano) que siguen cosechando multimillonarias ganancias con las políticas de conquista militar del Pentágono. Curiosamente, el Congreso de EEUU (que avaló todas las conquistas militares lanzadas históricamente por la Casa Blanca) acaba de "revelar" que los costos de las guerras del Pentágono se duplican según un informe parlamentario difundido el martes.
El 11-S no solamente instaló un nuevo sistema de control social por medio de la manipulación mediática con el "terrorismo", sino que además inauguró un "nuevo orden internacional" (sustitutivo de la "guerra fría") basado en la "guerra contraterrorista" que sirve de justificación a las nuevas estrategias expansionistas del Imperio norteamericano y de las corporaciones trasnacionales capitalistas.
En un planeta sin guerras inter-capitalistas, ya casi sin conflictos armados (al margen de Irak, Afganistán y Medio Oriente), la leyenda de Bin Laden y el "terrorismo internacional" sirvió (y sirve) para alimentar y justificar las estrategias expansionistas del Imperio norteamericano, para crear nuevos y potenciales mercados a la trasnacionales capitalistas de EEUU y Europa, y para mantener en funcionamiento a los complejos militares industriales que han encontrado en la "guerra contraterrorista" su nueva tajada ganancial en el negocio armamentista.
El "costo oculto" de la máquina de matar
Pero si el nuevo presupuesto militar de Bush presentado en febrero pasado dejó boquiabiertos a los expertos militares, un estudio realizado por miembros del Partido Demócrata en el Congreso de Estados Unidos y difundido este martes revela que la guerra en Irak y Afganistán costó -hasta ahora- casi el doble de lo que se previó originalmente.
El estudio de los
congresistas demócratas revelado por The Washington Post, y que
fue presentado este martes en el Capitolio, señala que los
"costos ocultos" han elevado el precio de las guerras en Irak y
Afganistán a aproximadamente 1,5 billones de dólares.
Esa cifra es casi el doble de los 804.000 millones de dólares
que la Casa Blanca ha gastado o solicitado, según el texto
demócrata del Comité Económico Conjunto del Congreso, que
examina los costos ocultos de las guerras, puntualizó el Post.
Según este comité, los "costos ocultos" incluyen los precios más
altos del petróleo, el gasto de atender a los veteranos heridos
y los intereses por el dinero pedido prestado para pagar las
guerras, aclara el diario dejando en descubierto la
participación de los grupos financieros en el negocio de
financiación de las guerras.
En el informe
difundido por el Post, los demócratas del comité económico
conjunto del Congreso dicen que ambas campañas militares (Irak y
Afganistán) han costado unos US$20.000 a la familia
promedio del país.
Una de las proyecciones que hacen los autores del documento es
que en la próxima década el monto podría ascender a US$46.300.
El informe calcula los costos ocultos generados por el
conflicto, incluidos el aumento en los precios del
combustible y los tratamientos médicos con que se asiste a
los veteranos de guerra heridos.
El Comité Demócrata estima que el tratamiento médico al que son sometidos los veteranos podría añadir US$30.000 millones más a los costos de las intervenciones militares, incluyendo los pagos por incapacidad y los ingresos que dejarán de percibir aquellos ex combatientes afectados con desórdenes postraumáticos.
El informe consigna que las cifras indican que los conflictos costaron a los contribuyentes alrededor de US$1,5 billones (millones de millones).
El Post citó a expertos en financiación bélica que señalaron que es difícil calcular el impacto preciso de la guerra en los precios mundiales del petróleo y añadieron que era especular demasiado calcular cuánto costaría la guerra con el tiempo porque las situaciones cambian a diario en el campo de batalla.
El negocio de la
guerra
El Gobierno de EEUU ha destinado 432.000 millones de dólares a la categoría "guerra mundial contra el terrorismo" desde septiembre de 2001 hasta junio de 2006, añadió el informe del SIPRI.
¿Pero quién se beneficia de esta inversión para alimentar la máquina de matar del Imperio?
Según un informe de la organización Project on Government Oversight, entre los consorcios que se benefician en primer lugar de este multimillonario negocio de la guerra se cuentan Lockheed Martin, la gigante aeroespacial Boeing, Northrop Grumman, contratista de la Fuerza Aérea, Raytheon, y General Dynamics.
Northrop Grumman también juega en grande en el área de buques de combate, pues son de su propiedad los astilleros de Newport News, en Virginia y Pascagoula, en Mississippi.
Los tres
consorcios también obtienen fabulosas ganancias del proyecto
de Bush para colonizar la Luna y enviar una misión tripulada
a Marte, que conforman la base de la nueva carrera armamentista
en el espacio.
Boeing y Lockheed Martin también son las tres mejor posicionadas en el campo nuclear-espacial debido a los fabulosos contratos relacionados a lanzamientos espaciales, así como con el área de satélites y misiles, manteniendo ambos consorcios una sociedad para operar la Alianza Unida del Espacio (United Space Alliance), empresa conjunta a cargo del lanzamiento de los transbordadores espaciales.
Como puede apreciarse, las acciones militares criminales y conquistadoras de Bush no responden al "fundamentalismo religioso" sino a la voluntad y los intereses de los consorcios económicos (bancos, empresas, armamentistas y petroleras) que llegan detrás de los tanques, misiles y aviones, para apoderarse del petróleo y de los recursos naturales, y concretar fabulosos negocios con la "reconstrucción" de los países destruidos militarmente