Buenos Aires, Argentina - Finalmente parece alejarse la realización de los ejercicios Águila III que se proyectaban iniciar en Mendoza el próximo 27 de octubre. El anuncio realizado por el Canciller Rafael Bielsa da cuenta del fuerte rechazo a esta medida en la población, que se movilizó en distintos puntos del país para condenar este acto que vulnera la soberanía argentina.
En los últimos días se realizaron movilizaciones populares en la provincia de Mendoza (el viernes 26 de septiembre), en Buenos Aires (el jueves 2 de octubre), y hubo un pronunciamiento de la Cámara de Diputados de San Luis rechazando las maniobras.
Los actos expresan un sentimiento mayoritario de los argentinos, quienes de acuerdo a las últimas encuestas incluso las realizadas por el gobierno -, se manifiestan en un 70% en contra de estas actividades en suelo argentino.
El dato no es menor, cuando la provincia de Mendoza se encuentra a menos de un mes de las próximas elecciones provinciales, y el tema atraviesa la agenda electoral. Ya anteriormente el ex presidente Eduardo Duhalde había postergado el ejercicio que debía desarrollarse en junio - considerando que tendría implicancias adversas durante el proceso electoral nacional.
A estas consideraciones se agregan los conflictos generados en la Cámara de Diputados de la Nación, cuando el canciller Bielsa y el ministro de Defensa Pampuro presentaron el proyecto de inmunidad para las tropas extranjeras, ya que los mismos diputados oficialistas se resisten a ser responsables de esta decisión.
Según informa el diario La Nación, de Argentina, "fuentes del Pentágono señalaron que ya no hay tiempo físico para preparar el ejercicio Águila III", en el que además de las fuerzas aéreas de EE.UU. y Argentina, participarían tropas de Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia. En declaraciones realizadas en los últimos días, el canciller Rafael Bielsa confirmó que la operación militar Águila III no se realizará en Mendoza, al menos en los plazos previstos; atribuyendo la postergación o su eventual
traslado a Uruguay a "los tiempos parlamentarios", y a las discusiones que el proyecto girado por el Gobierno solicitando inmunidad funcional para las tropas extranjeras generó en el Congreso. Al mismo tiempo, el canciller atajó los posibles conflictos que esta situación genere con EE.UU. afirmando
que "personal estadounidense participará en Argentina del Operativo Unitas, para lo cual no necesitarán inmunidad, ya que no pisarán suelo argentino". El Operativo Unitas es otro ejercicio conjunto militar que se desarrollará bajo la dirección estadounidense.
Entre las primeras reacciones y presiones del gobierno de EE.UU., se produjo la del secretario de Estado para América Latina, Roger Noriega, quien dijo que espera que Argentina, como aliado extra-OTAN "pueda aceptar esa condición muy normal", porque de lo contrario el entrenamiento se trasladaría a otro país, coincidiendo también en que ese probable país sería Uruguay. La mención a la condición de Argentina como aliado extra-OTAN no es gratuita. Se vuelve una amenaza concreta, ya que recuerda que Estados Unidos sancionó a 35 países quitándoles ayuda militar por no haber otorgado inmunidad a los estadounidenses frente a la Corte Penal Internacional, hecho del que Argentina en esa oportunidad quedó exceptuada por esta condición. Durante el año 2003, Argentina recibió la suma de tres millones de dólares para entrenamiento y equipamiento, y para el año próximo hay una proyección del Departamento de Estado de 2,6 millones de dólares.
Lo que se encuentra en juego con estos ejercicios es el tipo de actitudes que establecerán Argentina y los países de América Latina frente a las pretensiones hegemónicas de EE.UU. que se expresan de manera descarnada en imposiciones políticas, económicas y militares. Una nueva pulseada en esta
dirección será la próxima Reunión Especial de Seguridad Continental, establecida como parte de las Reuniones de Ministros de Defensa de las Américas, que se hará en México los días 27 y 28 de octubre (coincidiendo con la fecha en que debía iniciarse el ejercicio conjunto). En este encuentro Estados Unidos insistirá en la intención de imponer su doctrina militar, que establece el reconocimiento de enemigos comunes para todos estos países, exactamente los que de acuerdo con la política imperialista "amenazan" su seguridad léase la hegemonía norteamericana-: "el terrorismo
internacional, el narcotráfico y el tráfico ilegal, y la posesión de armas de destrucción masiva". Señala un documento del Centro de Militares por la Democracia Argentina (Cemida) que "estas amenazas operan en lo que llaman espacios vacíos en los que los estados por diversas razones, han perdido,
según Washington, la capacidad de control... Conviene aquí un somero análisis sobre la principal de esas amenazas o sea el enemigo que las naciones americanas en general y Argentina en particular, deberían enfrentar con sus sistemas de Defensa Nacional, ya sea en forma aislada pero preferentemente coligados: el terrorismo internacional".
En esta perspectiva, Estados Unidos pretende involucrar a los gobiernos latinoamericanos y a las fuerzas armadas del continente, para actuar de manera conjunta en el combate a la insurgencia colombiana y en la agresión a Cuba. Para detener esta ofensiva, los posicionamientos deberán trascender el rechazo a otorgar inmunidad a los militares estadounidenses, y pasar a definir, cada vez con mayor claridad, la actitud a asumir por los países de Latinoamérica, frente a la agresión mundial promovida por el gobierno estadounidense, dirigida no contra el terrorismo, como ellos expresan, sino
contra los pueblos, por la conquista del mundo. Para esto, además de las escaramuzas diplomáticas, será necesario generar y construir un frente latinoamericano en defensa de la soberanía, de los pueblos y de los territorios del continente, evitando que América Latina se convierta en el portaaviones y la base de operaciones de esta nueva guerra mundial.
