Nieto de Salvador Allende: “En Venezuela se gobierna para las grandes mayorías”

Gonzalo Meza Allende, nieto de Salvador Allende

Gonzalo Meza Allende, nieto de Salvador Allende

Credito: Panorama

18 de septiembre de 2007. - Para el nieto del malogrado presidente chileno, Salvador Allende, la principal tarea de Hugo Chávez es tener éxito con el proyecto socialista. Cree en la igualdad y la solidaridad entre los seres humanos. Dice que lo que ocurre en Venezuela es tema de conversación en América Latina.

La lucha por el socialismo, a través de la vía democrática y pacífica garantizando la libertad, fue parte del legado que dejó el presidente chileno, Salvador Allende.

Gonzalo Meza Allende, sobrino de la ex senadora, Isabel Allende aceptó la invitación del Gobierno venezolano para presidir una serie de actos en honor a los 34 años de la muerte de su abuelo, reconocido como “el Presidente mártir”.

Luego de cumplir con una apretada agenda en Caracas y en Maracaibo, apartó 15 minutos de su corta estadía en la capital zuliana para conversar con PANORAMA.

Meza Allende reconoce que su abuelo y el presidente de la República Hugo Chávez tienen una coincidencia fundamental, que ambos llegaron al poder democráticamente, pero tienen una gran diferencia y es que el Gobierno venezolano cuenta con el respaldo popular, algo que no logró en su tiempo Salvador Allende.

—¿Cómo define usted el socialismo del siglo XXI que propone el presidente Chávez?

—Un socialismo incluyente. La gente que no ha querido participar en el proyecto bolivariano es porque simplemente se ha autoexcluido. Hasta ahora a nadie le han dicho que no tiene derecho a participar. Aquí hay una oposición que no se decidió a participar en unas elecciones parlamentarias, y, para ir a unas elecciones presidenciales, prefirió dividirse. Lo importante de eso, es que en Venezuela se está gobernando para grandes mayorías que sienten que están siendo beneficiadas.

—¿Cuáles son las diferencias que pueden tener el proyecto de Chávez y el proyecto Allendista?

—No hay ninguna diferencia, ni en los principios, ni en los objetivos. Creo que hay diferencias en los contextos mundiales. Hoy día, el presidente Chávez se enfrenta a un mundo globalizado y creo que el gran desafío de la gente, que queremos y creemos en la igualdad de los seres humanos, es globalizar la igualdad y la solidaridad para corregir a lo que ya llegó para quedarse.

—¿En qué errores no debe incurrir la tesis socialista que propone Chávez para que no vaya al fracaso como en otros países?

—Principalmente, yo no creo ser el más indicado para darle consejos al presidente Chávez, pero sí creo que Venezuela debe tener la capacidad y lo está haciendo de lograr y contar con una democracia participativa.

— ¿Se puede creer en el socialismo en este mundo tan globalizado que tenemos?

—El socialismo tiene que ser lo que originalmente se propuso, una búsqueda de la igualdad de los seres humanos que no sean movidos por el afán del dinero y lo material, sino que todos tengamos garantizado los bienes y los derechos básicos ya reflejados en la carta de los derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamada en 1948.

El día que cambiemos de privilegios a derechos, como la educación, la salud, el trabajo digno, la libertad política, el derecho a tener educación como corresponde se transformará una sociedad digna y el ser humano será el centro de la sociedad.

—¿Qué nos puede decir del actual Gobierno de Chile que preside Michelle Bachelet, está vinculado con el socialismo?

—Ella no ha planteado ningún socialismo. Sólo viene del partido socialista y hasta ahora viene promoviendo la concentración.

Su esfuerzo es lograr el máximo de justicia social, pero dentro de un sistema neoliberal que aunque intente invertir al máximo el gasto social en los más desposeídos, siempre habrá un nivel de injusticia muy alto porque es una cultura que nos incita a competir entre los seres humanos y no ser libertario entre los seres humanos.

—¿Quiere decir que Bachelet está muy lejos del proyecto planteado por su abuelo?

—El tema no es que tan cerca o no esté al de Salvador Allende, lo importante es que la actual situación que vivimos en el siglo XXI, ya casi llegando a la década del 2010, en la que la mayoría de los países de América Latina vamos cumplir 200 años de independencia de la colonia española, y tenemos que ser capaces de redefinir qué es lo queremos como sociedad y pensar en algo alternativo.

—¿Qué tan distante está la oposición chilena del 73 a la oposición de hoy?

— Aunque tuviera ganas no se atreve a tocar la puerta de los cuarteles militares buscando como alternativa el Golpe de Estado para solucionar los problemas. Es una oposición que está muy desconcertada porque su discurso neoliberal está ocupado por la alianza de Gobierno actual que es de centro-izquierda y no tienen la manera de cómo llegar al pueblo chileno, tanto es así, que en Chile han habido 11 elecciones desde 1990, cuando se recuperó la democracia y en todas ha perdido la derecha conservadora.

—Eso quiere decir que para usted, ¿no existe el peligro de que surja de nuevo una extrema derecha como la Augusto Pinochet en cualquier país de América Latina?

—Puede existir, pero si surge no tendría mucho asidero porque la gente quedó muy desencantada con Pinochet por la cantidad de atrocidades que le descubrieron de sus propios compatriotas y, hasta el día de hoy, el tema está vigente porque lo último que le colocó la guinda al pastel fue la cantidad de dinero que robó a los chilenos, por eso nadie se atreve con mucha entereza a representar lo que fue su dictadura.

—Según Gonzalo Meza Allende, ¿qué condiciones se deben tomar en cuenta para que una revolución pueda tener éxito?

—No copiar modelos porque la realidad de cada país es distinta, se pueden tomar en cuenta elementos que parezcan importantes y otros que no nos parezcan adecuados para nosotros. Justamente, Venezuela fue la que inició este proceso de cambio que ha sido seguido por Bolivia y Ecuador.

En nuestro caso, la sociedad chilena ve a Cuba como un sistema fracasado, y por eso es importante que Venezuela demuestre que sí tiene éxito, aquí no alcanzan los triunfos morales.

En Chile y en otros países, aunque los venezolanos no lo crean, lo que está ocurriendo en este país para bien o para mal, es tema de conversación de familia.

—¿Cuál es su apreciación sobre la inclusión del Poder Popular en el proyecto de reforma presentado por Chávez?

—En Chile todavía no se ha dado un debate serio sobre este tema porque, desgraciadamente, es poco conocido este proceso en el país, donde realmente predomina la tendencia al simplismo y donde se califica a Chávez como un populista, seguidor de Fidel Castro y punto. No hay un análisis profundo que les permite conocer qué es lo que se está reformando o qué los está cambiando, pero con fundamento y conocimiento y eso, desgraciadamente, es muy importante.

Los representantes de las embajadas tienen una tarea muy importante que es poder difundir y contar de qué se trata el proceso y con elementos serios y concretos.

—¿Qué valoración hace sobre el papel de Chávez en América Latina?

—Es muy importante, pero su principal tarea es tener éxito en Venezuela para que los demás países del continente se puedan inspirar, de acuerdo con su realidad para poder avanzar en el cambio.


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