Patrimonio cultural eterno para el pueblo, invisible para la institucionalidad cultural

Nicolasa Gómez

A mi crucita de Mayo

le puse su florecita

pa que me quite este llanto

que cantando no se quita

Ali Primera


“Las culturas populares constitutivas de la venezolanidad gozan de atención especial, reconociéndose y respetándose la interculturalidad bajo el principio de igualdad de las culturas. … El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras culturales, su incorporación al sistema de seguridad social que les permita una vida digna, reconociendo las particularidades del quehacer cultural, de conformidad con la Ley” Art. 100 (CRBV).

Nació hace 83 años en Guatire, su padre fue decimista y cantador de velorios, la llevaba desde pequeña a vivir ese culto devocional, mágico, telúrico, espiritual. Mayo se convirtió para ella, en una liberación, en una oportunidad para dejar a un lado la faena dura del campo y el conuco, de la lucha diaria del campesino. Allí la vio por vez primera, magnifica, colorida, inmensa, llena de vida, de promesas y de entrada de aguas para la buena cosecha. Era la Cruz de Mayo, milagrosa y omnipresente, su gran amor, su gran devoción, su vida. Empezó cantando fulías, haciendo coros y animando, pero escuchando a su padre, decidió meterse a un oficio exclusivo para los hombres, allí las mujeres no tenían cabida, decidió ser decimista, también contó que aprendió a tocar las tamboritas, prima, cruzao y pujao. En el Barlovento de su juventud, eso era una irreverencia, un reto, casi una blasfemia, pero Nicolasa Gómez, heredó de su padre, el tesoro que aspira cualquier cantador de décimas, el cuaderno donde minuciosamente el cultor había recopilado todas las espinelas escritas o escuchadas en su vida; y en un ambiente donde al principio quizás no la tomaron en serio, entre tantos decimistas hombres y reconocidos, como Cruz Ávila, Aureliano Huice, “Ventarrón”, Juan Machillanda, “Ten Ten” , Narciso Blanco, Gregorio Díaz, y Julio Ramírez, su entrañable amigo y compañero veloriero, se ganó por derecho propio ser cultora y mujer cantadora de décimas, ella fue y será siempre “El terror de los Cantores”, como lo anuncia el pie de su décima de “argumento” más conocida.

La pobreza y la necesidad la trajo muy cerca de Caracas, específicamente Petare, como a muchos otros devotos de la Cruz de Mayo, esparcidos por diversos barrios de la ciudad capital, sobre todo en San Agustín, pero ser devoto y promesero de la Santísima Cruz, es cosa sería, y ni los callejones de los barrios, ni el concreto, ni el asfalto pudieron con la fuerza del fervor popular, con lo místico y con lo hermoso de la devoción ancestral, y los patios de las casas de campo, se cambiaron por las salas de los ranchos en los barrios, y los espacios abiertos del espacio urbano. San Agustín, Petare, Catia, comenzaron a formar parte del imaginario urbano de la devoción a la Cruz de Mayo, gracias a Nicolasa y a un nutrido grupo de mirandinos que se negaban a dejar morir la tradición en la ciudad. Infaltable desde hace más de treinta años, cada 30 de Abril, víspera del primero de Mayo, recibía la Cruz y el quinto mes del año, su bienvenida y primer velorio, allí se convocaba todo entusiasta, animador, devoto y cultor, y hasta hace unos pocos años, ella también cerraba el ciclo de los velorios, el segundo sábado de Junio. Allí la conocí, allí la conocimos, gracias a ella, conocimos el misterio y la magia de la devoción a la Cruz de Mayo, casi analfabeta, ella fue maestra y guía, nos convirtió en devotos, cuando llegamos como curiosos, investigadores y músicos, y nos enseñó los códigos del canto de la décima, del respeto por el rito, de la conversa de las tamboras, del lugar del decimista en el velorio de cruz.

Infinitos homenajes le hicieron en vida, infinitas invitaciones a programas radiales y televisivos, infinita su presencia en las instituciones culturales de la ciudad Capital, como para que el nombre de Nicolasa Gómez no se conociera en el ámbito cultural de Caracas. Los trabajadores culturales populares, nos sentimos reivindicados cuando finalmente, después de tantos años y gracias a una lucha perenne de un grupo de camaradas, que se batieron contra la institucionalidad cultural, elitesca y excluyente de este país, lograron en el año 2005, que fuera nombrada por la Alcaldía Metropolitana de Caracas como PATRIMONIO CULTURAL VIVIENTE, designación que incluía además una asignación en dinero mensual, que significaba un gran avance para la concreción de nuestro querido y subversivo artículo 100 de la Constitución, que tanta roncha levanta entre la élite burguesa cultural, el hecho que se reconozcan las “culturas populares” como constitutivas de la venezolanidad. Sería un irresponsable si yo emito juicio de valor sobre la continuidad de esa asignación mensual, porque no me consta, por supuesto que no creo que el golpista de Ledezma, y la Dirección de Cultura de la Alcaldía Metropolitana le haya dado continuidad a la atención de nuestros Patrimonios Culturales Vivientes, que son varios. Como buen adeco, solo si eso se traduciría en “votos” uno esperaría tal cosa. Lo que si me consta, es que Nicolasa Gómez, murió en la miseria, en la más extrema pobreza, postrada en una cama, en la casa del barrio de Petare de siempre, y olvidada por las instituciones culturales de Caracas y del poder central, Alcaldía del Municipio Libertador, y del Ministerio de la Cultura para mas señas. Lo mismo sucedió con Otilio Galíndez, José Rosario, el “Pavo” Frank, Julio Ramírez, entre otros. Nicolasa, murió el sábado 20 de Marzo de 2010, aproximadamente a las ocho de la noche, y no fue posible contactar a ningún vocero de las instituciones culturales de la Revolución, menos voceros políticos de la comisión de cultura de la cámara municipal, o de la Asamblea Nacional. Particularmente sus amigos asumieron la responsabilidad de hacer frente a la realidad de los gastos funerarios por encima del dolor por significaba la pérdida dolorosa del ser amado, escucharon cosas como que “debían ubicar a la jefa, para que autorizara”, o como que “hoy es Domingo y es muy difícil”, o llamadas que nunca fueron atendidas. Siempre Nicolasa, solo a ella se le ocurre morirse en un día no laborable. Recurriendo a la solidaridad de los amigos, la camarada Lilia Vera, abrió su espacio para informar sobre la noticia y la terrible situación de la ausencia de recursos para sembrar a nuestra cultora, y casi inmediatamente se activó la red de mensajería por toda Caracas, la radio bemba del pueblo, pero parece que solo sus amigos cultores, decimistas y trabajadores culturales escuchamos la Radio Nacional o leemos los mensajes en día Domingo. Para vergüenza de los que estamos convencidos que solo la Revolución y el Socialismo, es el único camino para salvar a la humanidad y superar el sistema de reproducción metabólica capitalista mundial, el aporte que recibió la familia, pasada la una de la tarde, fue a través de la Alcaldía de Chacao, gracias a la iniciativa de un compañero cultor del barrio “Pedregal”, quien hizo los enlaces correspondientes, y desde esta trinchera se le agradece al funcionario público que tuvo la hidalguía y la responsabilidad también de dar respuesta oportuna; parece ser que en Chacao, si conocieron a Nicolasa Gómez “El Terror de los Cantores”.

En la sala de su casa se realizó el velatorio de la quien hizo tanto por la cultura popular, ni tan siquiera se pudo contar con una capilla humilde de cualquier funeraria de Caracas, para que muchos de sus amigos tuviesen la oportunidad de acercarse y acompañarla en sus últimas horas. Las tamboras de fulía soltaron su llanto para acompañar a sus amigos decimistas en la única manera posible de despedir a un veloriero, a puro corazón, canto y décimas por la madre cultora. No hubo ni una pequeñita flor para servir de testigo en el canto, aquella mujer que fue tan colorida, que vistió a su cruz de Mayo con infinitas flores, no tuvo una flor para perfumar su tránsito final.

Entre el dolor y la indignación, uno se pregunta ¿Cuántos cultores más deben morir en el más deplorable olvido, para entender que debemos asumir la defensa de nuestra cultura popular por asalto, como siempre ha sido y como nunca dejará de serlo? Si debemos entender que esta transición hacia el Socialismo, abarca todos los ámbitos, económico, social, político, por supuesto que también debemos asumir que en el ámbito cultural, es una tarea impostergable transformar progresivamente el modelo sobre el que está sustentado el aparato y la estructura cultural de este país. La carga cultural ideológica del Capitalismo, está enquistada en nuestra sociedad y se reproduce metabolitamente en cada acto o acción, si estas no apuntan a erradicar definitivamente todo vestigio de este orden mundial capitalista, y se perfila en una dirección propositiva que suponga trascender más allá del Capital, como lo sostiene Istvan Mészáros. Cabría preguntarse si las políticas culturales que impulsa el Estado Revolucionario responden a esta necesidad histórica. ¿Si acaso no seguimos reproduciendo e incluso fortaleciendo a la élite burguesa cultural de las “bellas artes” y la “industria cultural?. ¿O es que acaso recuperar los espacios públicos secuestrados del Ateneo es un indicador que la cultura ahora está en manos del pueblo?¿Estamos formando verdaderamente al “hombre y mujer nuevos” en el Sistema Nacional de Orquestas Nacionales? o ¿Estamos desvinculando a esos jóvenes y niños de las comunidades, rechazando los valores e identidades tradicionales populares, asumiendo la formación académica y musical como un mecanismo para lograr status, privilegios para poder salir del “barrio”,es decir, “de abajo”?. En la cultura popular, están las raíces de nuestra historia, identidad, resistencia, de los cambios revolucionarios, no es casual que en los movimientos de insurrección popular, nuestros cultores, artistas y creadores han aportado una cuota importante de los mártires que han hecho posible esas luchas.¿Será que el movimiento de cultores populares no tiene la madurez, la cohesión, la estructura necesaria para asumir la tarea histórica de proponer los cambios fundamentales para armonizar la realidad cultural y las políticas culturales de este país, con los tiempos de cambios que exige este proceso revolucionario?. Estoy seguro que se levantará más de una voz, para convocar el encuentro, la revisión, la crítica. No hay tiempo que perder, ¿Quién dijo que el pueblo no sabe, ni puede legislar?, si nuestra Constitución fue parida entre el barrio, la calle y la esquina, en el ejercicio más hermoso, democrático y participativo jamás conocido. Convoquemos a los colectivos culturales para “parir” y proponer la Ley de Seguridad Social que proteja a los trabajadores de la cultura popular, creadores, artistas, músicos, artesanos, cultores, en fin, aquellos trabajadores y trabajadoras que han asumido como proyecto comprometido con la vida, el quehacer cultural popular. La tarea es impostergable, la derecha reformista defiende sus espacios e intenta ganar tiempo. Unamos filas para tomar el protagonismo participativo de la engavetada y diferida Ley Orgánica de Cultura, no esperemos que el poder constituido nos imponga la agenda y la metódica, y atrevámonos a pensar ¿por qué no? que tal vez la coyuntura histórica en este momento si nos convoca a la Constituyente Cultural

Con seguridad pronto comenzarán los homenajes tardíos desde la institucionalidad cultural, como acto de contrición y de desagravio ante tanta desidia y olvido oficial para nuestra cultora, a los cuales por supuesto no pienso asistir. Yo me anoto, en los homenajes que convocarán los “panas”, sus amigos, sus “hijos decimistas” a punta de “vacas”, “bajadas de mula”, “ron” del malo, cantos de fulía y décima sentida y llorada, por todos los barrios de Caracas que tantas veces recorrió con nosotros, eterna, luminosa, y gigante. ¿Quién convoca de primero? ¿Petare, Caricuao, Antímano, Lomas de Urdaneta, Catia, 23 de Enero? Allá nos vemos. Hasta siempre mi vieja querida. ¡Dijo bien!.....!Tambor y Canto!

jrejuan@gmail.com


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