Reflexiones Eco-políticas sobre la realidad ambientalista nacional (I)


El 15-16 de agosto del año en curso (2004) y días subsiguientes, el Pueblo de Venezuela en pleno (en unos 10 millones) se pronunció por la paz, los derechos humanos, la solidaridad, la convivencia, la fraternidad; y también por el Amor como fuerza redentora. El Pueblo le dijo NO a la violencia, a las intenciones diabólicas de minorías en estado de inusitada desorientación social y política. Ese Pueblo, claro y consciente de su destino, le dijo NO a las fuerzas del pecado representadas por usurpadores y conspiradores persistentes, codiciosos y egoístas, vende patria y testaferros del secular activismo imperialista.
Hay que internalizar que no se trata del acto simplista de decir Sí, o de decir NO; se trata de un comportamiento ejemplarizante sintetizado espiritual y mentalmente dentro de un cauce positivo para el país, para la Patria.

Ese Pueblo venezolano dijo NO, en representación de fuerzas u organizaciones políticas; de asociaciones comunitarias, culturales, educativas y científicas; de organizaciones de la sociedad civil en general, y de personalidades de la comunidad. Fue un NO expresado, sin la menor duda, con la más sólida convicción patriótica y revolucionaria, ambientalista y ecológica, afianzados todos en el ideal Mirandista-Bolivariano, vale decir, con plena disposición constructiva.

Fue un NO colectivo, contra las insólitas acciones conspirativas acometidas sin piedad y en forma desconsiderada, contra la comunidad venezolana en su más amplia expresión. Un NO determinante contra aquellos sectores que con reduccionista amargura, inusitada envidia y con sentimientos perversos se oponen de manera enfermiza (disociación psicótica) a los extensos programas sociales que impulsa el actual Gobierno Constitucional Revolucionario y que en forma legítima preside el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías.

En la Oposición o en el Gobierno, NO se puede tapar la Historia, que es la realidad: el gobierno de turno, revolucionario o no, se ha afirmado en siete (7) victorias electorales consecutivas y en numerosas aclamaciones populares gigantescas, incluyendo la aclamación repositoria del 13 de abril de 2002. Ahora, por octava vez el Pueblo dijo NO, con varios millones de votos de ventaja, a la desactivación del actual mandato presidencial, al tiempo que el mundo estrena sobre hechos concretos la Democracia Participativa.

Se dijo NO, ante las cotidianas agresiones desconsideradas, directas e indirectas, contra las diversas comunidades del país por parte de los factores de la conspiración. Todos estos actos impropios con sus matices violentos, expresivos o encubiertos, han tenido el macabro y claro propósito de debilitar la base democrático-constitucional de la Nación. Las expresiones operativas planificadas con alevosía han tenido también por finalidad perturbar proyectos y programas sociales, así como planes de trabajo comunitario, en función del ejercicio de la justicia, de la paz social, de la equidad distributiva y de la tranquilidad de la Patria, como ejes centrales de los Derechos Humanos.

Se ha dicho NO ante las acciones públicas de carácter desestabilizador contra el régimen de gobierno constitucional en la expresión de los cinco poderes legítimos afirmados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, reconocidos en forma indiscutible por las grandes mayorías del país y por numerosas naciones de la Tierra. Se trata del Poder Ejecutivo, del Poder Legislativo, del Poder Judicial, del Poder Ciudadano y del Poder Electoral. Acaso por primera vez, en el devenir de la Patria Mirandista-Bolivariana hemos oído de parte de las presuntas cúpulas de adversarios tantos improperios públicos contra el Poder Ejecutivo y contra el Poder Electoral vigente de la Patria.

Se ha dicho NO, ante las acciones satánicas, violentas y fraudulentas que han culminado en diferentes oportunidades con actos destructivos de evidente furor homicida. Particularmente feroces han sido: (1) las acometidas del 11 de abril de 2002, con el resultados evidente e indiscutible de un golpe de estado; (2) los paros empresariales mediante la cuales la más absurda acción de fuerzas activas coaligadas provenientes de los residuos de la llamada Central de Trabajadores y de las Cámaras de Comercio; (3) la paralización de la empresa petrolera nacional (PDVSA, diciembre de 2002-enero de 2003), que dejó al país al margen de los abastecimientos indispensables de gasolina, de aceite, de gas y otros derivados; (4) las trancas u obstrucciones masivas de calles y demás vías de desplazamiento colectivo que se han proyectado con el nombre de “guarimbas”. De todo esto debemos recordar, como realidad, la instalación por 38 horas de un feroz gobierno de facto y fascista que presidió el Sr. Pedro Carmona Estanga. Ese presidente de facto (durante 36 horas de gobierno) es actualmente prófugo de la justicia venezolana, con asilo dorado concedido por el gobierno de la vecina República de Colombia.

El Pueblo de Venezuela ha dicho NO a los escandalosos fraudes de naturaleza electoral, cometidos durante el proceso de recolección de firmas y que en forma pírrica posibilitó la activación del Referendo Revocatorio presidencial de acuerdo con el mandato contenido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Acción ésta que la masiva participación popular y la voluntad política colectiva convirtió de nugatoria en Ratificatoria, diciendo NO al presunto programa de Consenso Nacional, como dictamen o factura particular de los amos imperiales.

En consecuencia, hemos de ratificar con pleno sentimiento bolivariano; y solidarios con los más elevados destinos de la Nación, con el pueblo venezolano y con el proceso revolucionario, la urgencia y reafirmación de la unidad nacional que posibilite el fortalecimiento de la democracia en sus más diversas expresiones, así como el reconocimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela como irrefutable Proyecto de País.

En forma conclusiva, reiteramos que el pensamiento e ideal de nuestros libertadores constituyen orientaciones y guías políticas, sociales, científicas, educativas, eco-ambientales y culturales que conforman la base esencial e indiscutible de nuestros valores como Nación.

Dentro de este contexto hemos de definir nuestra disposición permanente por la práctica y el ejercicio de la justicia; asumir el compromiso irrevocable como propiciadores permanentes de la paz; acometer como esencialidad la distribución y uso equitativo de las riquezas naturales de la Patria, puesto que esas riquezas constituyen el sustento y garantía de bienestar de la sociedad; estimular y fomentar de manera permanente la práctica de las virtudes. Al respecto, enfatiza El Libertador en el Discurso de Angostura (15-02-1819) lo siguiente: “Reconocemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso”.

Este horizonte esperanzador incluye también el reconocimiento pleno de nuestro patrimonio viviente humano constituido por los talentos nacionales y las capacidades e inteligencias autóctonas, cual fundamento esencial para el impulso de un desarrollo indiscutiblemente endógeno. Sobre el particular, Humberto Fernández Morán, científico venezolano recientemente fallecido, nos expresa: “Los recursos más valiosos no son los del petróleo o del hierro, sino aquellos imponderables yacimientos de materia gris cerebral latentes en nuestro medio”…
Desde Cumaná (Sucre, Venezuela) a los dieciocho (18) días del mes de agosto de dos mil cuatro (2004)…


floga1935@cantv.net


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1757 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter




Notas relacionadas