La dialéctica de Florentino y el diablo

La lucha entre el bien y el mal, entre lo malo y lo bueno, no es nuevo. Esto se remonta a más allá de nuestra historia, más allá de nuestra imaginación, más allá del origen del Sistema Solar. Pudiéramos decir que se remonta al origen del tiempo, para enfocarlo con el lente de la ciencia moderna expresado en figuras como Albert Einstein y Stephen Hawkin, creadores del pensamiento más revolucionario de la física teórica de todos los tiempos. La visión del universo a través de la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica.

Para poder entender esto, e internalizar la belleza y la fuerza de esta lucha histórica, necesariamente tenemos que remontarnos a los antiguos filósofos y pensadores de la humanidad. Ya lo expresaban los antiguos chinos cuando se referían al jing y al jang. También pensadores como Tales de Mileto y el mismo Heráclito a quienes los filósofos modernos han llamado los primeros dialécticos, los primeros en reconocer que la evolución de la naturaleza se explica si y solo si, se introduce en la ecuación la lucha incesante e interminable de los opuestos.

Fue precisamente Carlos Marx en el siglo XIX, quien armado de ese pensamiento racional introdujo el concepto de leyes de la dialéctica para explicar que la evolución de la sociedad humana estaba intrínsecamente relacionada con la evolución de la naturaleza. Fue asi como una de sus famosas leyes la llamó “La lucha de los contrarios”. Fue tanto su acierto, que se valió de los descubrimientos de la ciencia de la época para ilustrar su deducción. Explicaba que asi como existía electricidad positiva y negativa, cálculo diferencial e integral, lo rápido y lo lento, lo pequeño y lo grande, se reflejaba también en lo subjetivo, lo bonito y lo feo, son algunas de las parejas inseparables que no pueden existir la una sin la otra. Todo lo que afirma su existencia, crea su propio contrario, y es la lucha de los contrarios lo que origina el desarrollo en espiral de la naturaleza. Todo esto para demostrar ante los ojos del mundo, que la aparición histórica de la burguesía, creó por dialéctica su opuesto, el proletariado.

Asi, en nuestro devenir histórico, hablamos de explotados y explotadores, oprimidos y opresores, pobres y ricos, clase media y clase alta, en fin, algo que para algunos seudo-historiadores pareciera simple, tiene en la actualidad una gran connotación científica y que ha sido corroborado por los resultados de la ciencia moderna.

Los nuevos descubrimientos de la física teórica, producto del matrimonio de la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica, han hecho renacer una vez más con carga revolucionaria, la unidad dialéctica de los contrarios. Digo esto, porque la ciencia ha sido y seguirá siendo revolucionaria. La ciencia también ha sido victima del poder del imperio de su época. Así lo sufrieron Nicolas Copernico y Galileo Galilei cuando defendieron el sistema heliocéntrico en contra del sistema geocéntrico defendido por el poder de la iglesia de esa época. Pero la verdad científica siempre se impone, es como los rios que cuando recobran su cauce dejan como testimonio la pesada carga de su verdad.

La física de partículas en los últimos tiempos ha descubierto un universo de partículas y antipartículas que ilustran con veracidad irrefutable que toda entidad material al afirmar su existencia, crea su propio contrario.

Las partículas con carga negativa tienen su opuesto con carga positiva, asi tenemos:

Electrón(-) Positron(+)

Proton(+) Antiprotón(-)

Las partículas con carga neutra, su opuesto se diferencian en su rotación o spin:

Neutron Anti-Neutron

Neutrino Anti-Neutrino( fue descubierto mediante la observación de rayos

cósmicos del espacio Interestelar).

Todas las partículas elementales tienen su opuesto y hoy en día están tabuladas como una tabla periódica. Su origen esta íntimamente ligado al origen del Universo sustentada por la Teoría de la gran explosión, cuyo máximo exponente es el científico Ingles Stephen Hawkin, heredero de la cátedra de Isaac Newton en la Universidad de Cambridge en Inglaterra.

El encuentro o colisión entre ellos produce rayos gamma, demostrado muchas veces en los laboratorios. Esto ha llevado a los científicos, a hablar de materia y anti-materia, de universos y anti-universos.

Pero ustedes se preguntaran, que tiene que ver todo esto con el renacer en la escena venezolana del hermoso poema de Alberto Arvelo Torrealba, Florentino y el Diablo. Es que el famoso poeta Barines fue en si un dialéctico. Un dialéctico, porque sabiamente lo llamó “la porfía”. Es eso, es simplemente como lo llamaban los dialécticos, la lucha, esa porfía entre los contrarios por encontrar niveles superiores en el universo social y material. Por eso el resultado es un desarrollo en espiral, porque es algo periódico. Sin embargo, no es un círculo, esto se repite pero en un nivel superior, o sea, un espiral. La naturaleza de la naturaleza, la cosa en si, es eso, es una lucha interna entre opuestos, que hace que lo anterior muera y algo nuevo, superior, nazca.

La lucha que se esta librando en Venezuela, no escapa a esta ley de la naturaleza, es eso, simplemente eso, es la lucha entre la exclusión y la inclusión, entre clases sociales opuestas que por su naturaleza misma, luchan por lograr estadios superiores en la sociedad. Es lo mismo que por razonamiento dialéctico Antonio Gramsci llamaba:” La lucha entre aquello que no termina de morir y aquello que no termina de nacer.”

De manera que, lo que acertadamente el Presidente de la Republica ha llamado la Batalla de Santa Inés, no es lo que voceros de la oposición tratan de divulgar, que el Presidente está llamando a la guerra. No, es eso, es precisamente una batalla, una lucha intrínseca entre lo que debe morir y lo que debe de nacer. Es eso, es la lucha entre la sociedad de iguales que queremos y que esta por nacer, y la sociedad de desiguales que debe morir.

Por eso una vez más, el pensamiento dialéctico ha permeado el espacio venezolano. El encuentro en Santa Inés, y la porfía entre Florentino y el Diablo es la representación simbólica de la lucha que debemos ganar para ir a la par con la evolución de la naturaleza y está amparada por el mandato irrefutable del pensamiento científico.

Finalmente, venezolanos y venezolanas, todo cuadra en este ajedrez dialéctico. Tenemos que poner la pieza clave en la posición adecuada para asegurar el parto de la nueva sociedad, y así poder cantar como el gran Ali Primera.


“Que para la Patria, que para.

Hace cuatrocientos años, que la patria esta preñada.

Quien la ayudara a parir, pa´ que se ponga bonita”.


Es un cantar dialéctico. Todo nos une. Está allí, en nuestras vidas, en nuestra sangre, en el viento, en los ríos, en la sabana, en la selva. Es también el encuentro entre el cantar de Ali Primera y el pensamiento Revolucionario del Libertador.


Por eso, gritemos dialécticamente. ¡¡¡ NO VOLVERAN!!!. ¡¡¡¡NO PASARAN!!!








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Jesús Oswaldo Avancini


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