Cuando se vive un sistema político inestimable como el que surcan los pueblos de América actualmente, en donde se valoran los infinitos esfuerzos de cada ser humano desde las altas esferas del poder así como el simple vecino que acompaña las luchas de cada uno de nosotros; como por ejemplo aquí en Venezuela, en cada rincón y en donde hemos comprendido lo importante de emitir opiniones, participar y somos tomados en cuenta, es cuando se nos hace más grande y comprensible el hecho de ser ciudadanos hijos de Bolívar… Imperante es por lo tanto elevar en este momento una voz de solidaridad a nuestra hermana República Hondureña que atraviesa difícil momento así como imperante nos debe resultar enviarla a través de nuestra televisora aguerrida Telesur y desde las voces o micrófonos de cada uno de sus reporteros periodistas valiosos, llenos de coraje y deseosos también de nutrir esta lucha mediática que destruye pueblos, que acaba con procesos constitucionales democráticos en distintas partes del globo terráqueo.
Este canal bien ha sabido cumplir su rol de comunicadores sociales y hoy ha sido uno de esos días en que nos hemos sentido orgullosos de tener en nuestro país y al servicio de todos los pueblos del mundo una televisora y a unos periodistas de la envergadura de TELESUR, me quito el sombrero y les felicito. Con tanto respeto que transmiten la noticia que ante su pantalla he dejado a mis hijas hoy (de 13 y 8 años), sin miedo de que pudiesen observar algo fuera de lo común que trastocara de algún modo la capacidad de ellas a entender lo que sucedía en nuestra querida Honduras y escuchar de boca de mis hijas decir: Mamá menos mal que a Chávez se le ocurrió crear TELESUR, ¡Uf mami si no fuera por TELESUR seguro que estaríamos pensando que Zelaya renunció de verdad!, ¡mamá que hagan como nosotros que salimos a defender a Chávez! ¡Telesur nos dice la verdad!. No puedo dejar de decir esto y me imagino que así muchas personas han pensado lo mismo el día de hoy.
Sigan así TELESUR y sepan que en sus cámaras, en sus micrófonos están todas las voces de los niños, niñas, jóvenes y no tan jóvenes del país, confiando en el trabajo que con ética y compromiso realizan cada día. Como les ha dicho nuestro presidente: Que Dios los cuide y proteja.
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