Buena parte de las estrategias implementadas en Venezuela durante el golpe de Estado de abril de 2002 fueron copiadas por los poco imaginativos golpistas que derrocaron a Manuel Zelaya de la Presidencia de Honduras, pretendiendo que el resto de la opinión pública mundial padece de retardo mental.
Las torpezas se suceden de manera continua: sacan a la fuerza al mandatario del país; inventan una carta de renuncia (con fecha tres días antes); discuten en el Congreso la mejor manera de sacar a Zelaya con la anuencia de la Corte Superior de Justicia (para darle legalidad al derrocamiento); desconocen que el pueblo, que es el único que democráticamente sustituye al mandatario, ese mismo pueblo que a pesar del estado de conmoción nacional hizo esfuerzos para votar por la posibilidad de implementar una cuarta urna en venideras consultas electorales que les permita pronunciarse sobre asuntos públicos; y por ultimo, los medios de comunicación privados se encadenaron a pasar comiquitas y series de televisión, mientras el pueblo en la calle exigía el retorno de su mandatario.
Pero lo grave no estriba en lo que conocemos los venezolanos a través de la señal de TeleSur, sino lo que dentro de nuestras fronteras hacen los lideres del golpismo frustrado.
El senior Antonio Ledezma, el mismo que ha buscado malponer la legitima autoridad venezolana en cuanto escenario mundial pueda, rebuznó al solicitarle Hugo Chávez no intervenir en el conflicto. Adicionalmente, haciendo caso a rumores (el deporte preferido de los opositores), dijo que estaba enterado de que soldados venezolanos serian enviados a Honduras, lo que se constituiría en una gran irresponsabilidad y advirtió que los venezolanos condenamos cualquier incursión a la que se vean obligados a realizar militares o soldados venezolanos.
Resulta que de manera espontánea y patriota, miles de nacionales se han ofrecido para enrolarse en un ejército bolivariano a la hora de defender nuestra patria y a los gobiernos que junto al nuestro han firmado acuerdos y convenios de solidaridad y apoyo mutuo.
Por supuesto que estas ideas y esta espontaneidad no las entiende quien ha llevado su azarosa vida detrás de la conspiración y el manejo del poder corrupto, como esa elite que pretende desconocer a Manuel Zelaya como el legitimo gobernante de Honduras.
Por eso
es que a los “lideres” opositores venezolanos cada día se les cree
menos, interna y externamente. Lo que dan es lastima, y vergüenza.