Cualquier parecido con la realidad venezolana no es coincidencia

Medios privados de Honduras son cómplices y actores principales del golpe de estado en Honduras

Nuevamente las empresas privadas de comunicación demuestran su poderío y su capacidad de mentir y falsear la realidad a través del silencio cómplice. El triste y criminal golpe de Estado que llevó a cabo la burguesía hondureña va acompañado de la censura total a los medios alternativos y lo que es más grave, la supresión incluso de importantes servicios públicos como el teléfono y la electricidad, con el objetivo de impedir que el pueblo hondureño conozca lo que está sucediendo.  

Una vez más vemos como los medios de comunicación representan uno de los poderes más importantes y necesarios para ejecutar acciones golpistas y viles como estas. Más que el campo de batalla real, la derecha se asegura primero obtener la ventaja virtual ante las cámaras de televisión, emisoras radiales y periódicos, censurando a su vez a los medios alternativos. Sin duda alguna este golpe constituye una acción premeditada y bien calculada, cuyos protagonistas planificaron impedir al más alto nivel posible la comunicación de las fuerzas populares mayoritarias que apoyan la democracia y el cambio en Honduras. 

A nivel internacional también se escuchan las tristes versiones de medios como CNN, que trata de justificar el vil zarpazo a la democracia con la tesis de la supuesta impopularidad del presidente constitucional Manuel Zelaya, reforzando argumentos como el expresado por uno de sus anclas esta mañana: “el presidente Zelaya se había quedado solo”. Pero, para reconcomio de la derecha, la realidad es que indudablemente el presidente Zelaya no está solo, está con el pueblo revolucionario de Honduras y con los pueblos Latinoamericanos que lo apoyan y condenan esta acción antidemocrática y fascista.  

Lo preocupante sin duda alguna es presenciar cómo medios internacionales y medios venezolanos privados silencian y justifican la acción golpista, obviando nuevamente que el deber de los comunicadores sociales es el de ser servidores públicos a favor de los intereses del pueblo. La derecha y sus medios propagandistas no tienen límites a la hora de emprender sus viles objetivos, pasando por encima de la decisión de las mayorías. 

Como dice Kapuscinski, los cínicos no sirven para ser periodistas, pues un periodista debe ser un ser humano sensible que vea lo que otros no ven y que viva en carne propia los acontecimientos. Mi voto es para que los periodistas de Honduras y del mundo activen mecanismos de comunicación alternativos para que el pueblo permanezca movilizado y en pleno conocimiento de lo que está sucediendo. La batalla es por incentivar la conciencia y alertar al mundo para que se alce la voz con firmeza y contundencia en contra de este golpe criminal.  

Ojalá este golpe de Estado no termine igual al de Chile, al de las dictaduras argentinas o similar al de tantas otras dictaduras latinoamericanas que masacraron y desaparecieron a millones para garantizar el status quo de una minoría enquistada en el poder. La noche se cierne sobre Honduras, pero amanecerá pronto y los hondureños podrán ver nuevamente la luz de la esperanza.

fdimare@gmail.com


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