Hombre, ecología y educación ambiental (I)

Hasta la aparición del petróleo en el país, la economía Venezolana se caracterizaba por ser eminentemente agropecuaria, con escasa diversificación de y poca participación de los sectores manufactureros, mineros, y la explotación del oro, del carbón y asfalto.

Esas actividades económicas, de carácter mayormente agropecuarias, aunado a una población de apenas dos millones de habitantes, en un territorio de más de un millón de kilómetros cuadrados conformaban un cuadro socioeconómico de escaso impacto en el equilibrio ambiental, que comienza a desestabilizarse a medida que cambian los patrones de producción  y vida que introduce la explotación petrolera en el país, la cual se inicia con el descubrimiento del primer pozo de petróleo en Guanoco, estado Sucre.

Es a partir de 1926, cuando el petróleo supera el volumen de exportaciones cafetaleras, que hasta ese momento seguía siendo el principal producto de exportación del país.

Todo este cúmulo de cambios que se operan en el país a  partir del desarrollo de la industria petrolera inciden necesariamente en la problemática ambiental, particularmente, porque no hubo ningún tipo de planificación que en función del ambiente previera las acciones a realizar, y que progresivamente han conducido a lo que ya se califica como crisis ecológica en el país ( Jaimes.  R, 1991).

La crisis ambiental que actualmente padecemos  a nivel mundial, nacional, regional y municipal, es consecuencia de la actividad irracional e inconsciente del hombre frente a su entorno y en la adopción de modelos económicos sin sustentabilidad.

El crecimiento progresivo de la población humana, el desarrollo industrial y tecnológico, la expansión urbanística y la complejización de las actividades económicas-sociales, la progresiva demanda  de bienes y servicios: alimentos, vivienda, agua potable, cloacas, escuelas, electricidad, empleo, cultura, salud, etc, inciden directamente  sobre el espacio, el hábitat natural, social y sus componentes.

La problemática socio-ambiental se acrecienta cada día, generando desequilibrios ambientales. La anarquía en el crecimiento urbanístico, la invasión de áreas naturales, el inadecuado funcionamiento  de la infraestructura dedicada al área, el incumplimiento de la legislación vigente en materia ambiental, la falta de concientización y participación ciudadana en el reclamo de sus derechos ambientales y protección de su hábitat, falta de profundización  en la ejecución de programas de educación ambiental coherente e integral, tanto en el sistema formal como en el informal, amerita con urgencia, un tratamiento adecuado que permita el equilibrio hombre-naturaleza.

Es menester, conocer que somos parte de este sistema planetario y que los cambios climáticos globales también nos involucran, por cuanto estamos entre los  primeros países productores de energía fósil, pero, firmantes del tratado de Kioto para la reducción de emisiones dañinas a la capa de ozono, lo que amerita la adopción de medidas drásticas en la protección de nuestro hábitat, racionalización de la producción y consumo energético, aplicación de prácticas agro-sustentables, y de estrategias de educación ambiental para el pueblo.   

  

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