Izquierdistas de ayer, derechistas de hoy: memorias musicales y máscaras políticas

Una de las facetas fundamentales del movimiento musical venezolano de los años sesenta y setenta fue aquella fusión de la cultura musical popular y el discurso político irreverente. Alí Primera fue el principal representante y arquetipo de la canción de protesta. Soledad Bravo, el Grupo Ahora, Latinoamérica: Un Solo Pueblo, La Patria y su Gente, Enrique Lazo, Xulio Formoso y Lilia Vera, muchos otros, protagonizaron la saga de la nueva canción venezolana, una especie de secreta devoción, que se erigió como una misteriosa jerga, hija de un tiempo y una vivencia, hoy recuperada con un esfuerzo por retomar día a día nuestra historia política y cultural.

Las imágenes poético-musicales que poblaron ese espíritu de cambio e irrumpieron aquellas multitudinarias convocatorias rituales, - para los que vivimos y asistimos a los primeros actos y mítines del Movimiento al Socialismo M.A.S. – aquí en la Venezuela de los setenta- no sólo pueden recordarse como canciones. Ese entramado musical se constituyó en un fabuloso himnario que acompañó como una banda sonora, el mensaje político de esa organización naciente: la permanente acusación a una sociedad injusta, la denuncia a una imborrable realidad social con abundantes, mas no tan evidentes, desigualdades sociales, económicas y culturales.

Las letras y canciones todavía con vigencia, vigor y significado social, ilustraron el espectro de la geografía marginal de la ciudad y del campo, nos contaron las acciones esenciales de los héroes revolucionarios, los postulados del intelectualismo de izquierda y narraron las hazañas de los personajes de la provincia, de Latinoamérica y el mundo.

La nostalgia por el origen, traducida en los pasajes de la infancia y la añoranza del terruño fue invadiendo prodigiosamente al mensaje social, hasta alejarlo de una retórica musical o panfleto. Ese fue el desplazamiento hacia un nuevo centro: el significado de las tradiciones populares, las costumbres y la diversidad ritual , que dieron lugar a la irrupción de la llamada cultura popular tradicional en el contexto urbano.

Un nuevo espacio temático surgió de la ciudad y con ello una novedosa morfología. De esa vibración afectiva que fue transformada en material sonoro de los años setenta, surgió como única sintaxis el deseo colectivo de convertir la transformación socialista en una esperanza poética.Fueron años en los cuales emergió una nueva sensibilidad musical, ese arte musical supo mostrar un rostro inédito de la dimensión significante de lo popular.

Efectivamente, en un contexto de contestación e irrupción del MAS, como una nueva fuerza política, en esas circunstancias se recrearon las formas tradicionales, la experimentación con nuevas sonoridades no se hizo esperar y se reactualizaron las autóctonas, pues se había instaurado una investigación no ortodoxa de nuestras raíces populares, tradicionales y folklóricas.

Acompañaron a los primeros pasos del MAS, un ejército conformado por diversas agrupaciones, cantautores de la provincia, músicos de profesión, cineastas y demás artistas, hoy personalidades de renombre en la industria cultural musical en el amplio espectro de la cultura en Venezuela y el mundo.

Por razones de espacio y memoria no alcanzamos a recordar a todas las voces de ese imaginario musical colectivo, pero si evocamos el sentido de una lectura y postura ante el mundo. Un grupo significativo de músicos en aquel momento logró parir un originario espacio temático, manteniendo como referencia permanente y fundante, el canto al pueblo y sus esperanzas como la más ferviente utopía musical del escenario cultural venezolano.


Con el permiso de los lectores, y con la desdicha que produce tener que decir esto de mis ex-camaradas de tanto tiempo, escribir esta líneas no ha sido fácil. Acompañé todas las iniciativas culturales del MAS, por tres décadas como fundador de esta organización y movimiento político, hoy no puede ocultar el estupor y la decepción que me produce, la mutación y el espectacular viraje que día a día nos acostumbra el MAS, PODEMOS,ex-conductores y exdirigentes. Es increíble el paisaje, la elaboración maquiavélica y cinismo que emanan. Cotidianamente leemos, oímos o vemos, una tragedia que de vez en cuando se deja colar, en editoriales de periódicos derechistas, programas de opinión, intervenciones en la Asamblea Nacional, recintos universitarios y en algunos pinchazos telefónicos, son tristemente el discurso de una seudo-conciencia desventurada, monumentos mediáticos de la auto burla.

Con la derrota perpetua y el silencio insomne, propia de los cadáveres históricos insepultos, pagan estos políticos, su pecado no tan venial, por ser miembros activos de la recordada coordinadora de oposición. Serán inútiles las explicaciones a una generación de dirigentes culturales, trabajadores, estudiantes y líderes regionales que dieron lo mejor de su juventud y sus vidas, pensando en que el MAS, era una organización que encarnaba los ideales de una sociedad verdaderamente justa y humana.

La seudo-comunión con la violación de la Constitución en el golpe de Abril del 2002, el sabotaje petrolero, ese incesto al lado del miquelenismo corrupto y antihistórico, de los patronos-Fedecamaras, dejando morir la fuerza poética de las inmortales estrofas de su propio himno, compuesto por el legendario Mikis Theodorakis, su pacto de sangre con los torturadores del ayer (AD-COPEI), la indulgencia con los rostros del neofascismo de Primero Justicia, el aplauso a los militares golpistas de Altamira y el silencio cómplice frente al imperialismo norteamericano, su rechazo a la Reforma constitucional - en el caso de PODEMOS- los coloca en el centro de la traición a sus propios símbolos, anhelos, enunciados y conquistas históricas.

Realmente se necesita haberse vaciado, devastado individual, espiritual y éticamente en lo colectivo, para esforzarse día a día por emular y ser el no-ser, es decir la negación de si mismos. Ellos escogieron y optaron por el deambular en la errancia y una desdicha innoble ante el pueblo, que jamás hubiéramos deseado.

Es posible que siempre fue así, tal vez en el ayer la audacia de un planteamiento político de rechazo a las desviaciones del Socialismo real, no comulgó nunca con la podredumbre de sus dirigentes actuales. No obstante, lo mejor de esa fascinante utopía revolucionaria la vivimos hoy, los que no renunciamos al sueno, y la vida nos proporcionó un premio: el proceso bolivariano, revolucionario y socialista las 24 horas del día. Los que nos engañaron ayer hoy viven su propio infierno como diría Ridley Scott.

Volviendo a la máscara, a diferencia del MAS, el subcomandante Marcos, deja saber, en sus discursos y soliloquios, su desventura existencial al no poder abandonarla, ni siquiera en la oscuridad de la selva, ese pasamontañas que posee como máscara.

Al contrario, el MAS, PODEMOS y sus exdirigentes, como caimanes habitan el mismo pozo de la desolada oposición, con su espectacular camuflaje histórico, exhiben su verdadero rostro, nos muestran acaso lo mas profundo de su esquizoide equilibrio precario.


(*) filosofo, musico y escritor.
jlopezmujica@gmail.com



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Joaquín López Mujica

Filósofo, escritor y diplomático

 j.lopezmujica@laposte.net

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