Liderazgo y Revolución

Un líder, según las definiciones que sobre esta palabra dan los entendidos en la materia, es un guía que muestra derroteros y toma decisiones sobre el camino a seguir. Esto lo logra con el convencimiento propio que le proporciona la emoción necesaria para convencer a los demás por la vía del modelaje, del ejemplo. Se necesitan inmensas cantidades de credibilidad, de autenticidad. El líder debe poder modificar posiciones o actitudes asumidas, debe poder modificar formas de pensar, de ser y de actuar. debe tener capacidad para sobreponerse a prejuicios, debe estar por encima de patrones culturales sumamente arraigados, patrones de conducta, etc. Un líder es por definición un revolucionario.

Este líder de que hablo debe surgir especialmente en los momentos de crisis. Es necesario para darle otro punto de vista, otro enfoque a las realidades, para proponer ir en contra del curso de las cosas, para detener el camino hacia el abismo, sobretodo si la crisis proviene de enfoques equivocados, intereses parciales o mediatizados.

¿Han existido verdaderos lideres en la reciente historia de Venezuela? - yo me atrevería a afirmar que no. Lo que si hemos tenido es simples auscultadores de la opinión del pueblo, que olfatean los sentimientos de este, no para buscarle una salida a los problemas, denunciar o para que se corrija lo que está mal, sino para hacer falsas propuestas, endulzadas con la miel de la palabra y obtener así el apoyo electoral necesario que satisfaga y calme la “comezón” de poder que tienen.

“Se puede engañar todo el tiempo, a una parte del pueblo, y a todo el pueblo una parte del tiempo, pero no a todo el pueblo todo el tiempo.”
Abraham Lincoln

Los intereses partidistas han ido acabando con todo, sin que se haya podido frenar, aun cuando de vez en cuando se oyen voces solitarias. La deshonestidad intelectual es culpable de este estado de cosas.

Es una falta de sinceridad oír el crujir de dientes sobre la ausencia de justicia y equidad cuando estos “pseudolideres” partidizados que ostentaron la representatividad de sus agrupaciones fueron los que colapsaron las organizaciones y mecanismos creados para defender y proteger los derechos de sus componentes.

En resumen, estamos mediatizados y llenos de mediocridad por simples seguidores de líneas de partido y nos hace falta en estos momentos de crisis, auténticos líderes. Hemos permitido demasiadas cosas a la partidocracia, sin hacer mucha presión para participar en la toma de decisiones fundamentales.


“Retroceder es avanzar, cuando el retroceso implica alguna necesaria rectificación”
Alberto Carvajal


El concepto de liderazgo y autoridad en Venezuela, hasta la aparición de Hugo Chávez, había demostrado no funcionar. La simple imitación no nos ha servido para nada. Es decir, si se quiere avanzar no debemos depender de cosas tan simples como modelos íntegros, y forzarlos en nuestra propia cultura, sino más bien adaptar los aspectos particulares y positivos de los mismos de forma discreta, y uniéndolos con algunos aspectos propios que sí son positivos y útiles, en otras palabras, inventar y adaptar. Creer en modelos sociales, económicos o políticos es una equivocación, pues un modelo no es más que una simplificación de la realidad.

Si intentamos forzar una simplificación de la realidad en el país en el que vivimos, lo más probable es que nuestro modelo fracase totalmente, o si de alguna manera tiene éxito, este estará limitado casi con seguridad a los aspectos contemplados en dicho modelo, pero al costo de importantes daños colaterales en otras áreas. El costo de creer en modelos de forma dogmática es un precio demasiado alto para cualquier nación y la aplicación práctica de dichos modelos es el resultado de una falta de debate previo, de la falta de participación de los integrantes de la sociedad, y de la falta de control interno por parte de los organismos del gobierno.

Si un país quiere contar con una estructura institucional seria y que esté al servicio de sus miembros, debe fortalecer sus instituciones internas por medio de la creación de ideas, y esto quiere decir que toda sociedad que desee tener un futuro a largo plazo debe estimular la producción cualitativa y cuantitativa de conocimiento. La formación de personas instruídas es más que la obtención de mano de obra calificada. Es una póliza para asegurar la vida y el éxito de cualquier grupo humano.

El propósito del líder es hacer el mundo, no adaptarse a él, no sucumbir ante él, no ser víctima de él.

El liderazgo que muestra Hugo Chávez es real y él es capaz de llevar a cabo la transformación que necesita el país y su gente. Se requiere que este liderazgo sea estudiado, analizado a fondo y difundido ampliamente como paradigma para promover el surgimiento de líderes regionales que puedan asumir la tarea de construir un nuevo país, de asumir la participación protagónica. Es una tarea muy grande para una sola persona, no hay que dejarlo solo.

Las opiniones vertidas aquí son de la exclusiva responsabilidad del autor. Para comentarios, observaciones, preguntas y sugerencias, envíe un correo electrónico a Manuel Vásquez: laboladevasquez@hotmail.com


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