Sobre los pactos con la burguesía

Leyendo las opiniones generadas en torno al programa de “reimpulso productivo” explicado por el Presidente Chávez la semana pasada, se quedó plasmada en mi una idea sobre la cual pareciera que la lucha de clases muchas veces solemos confundirla con la lucha por los intereses personales.

Los comentarios generados, en su gran mayoría parecieran estar dirigidos a decir “esto se lo llevó quien lo trajo”, “traición a los trabajadores”. Otros quieren apuntar su discurso a decir “el Gobierno se quitó la mascara”, “sólo son unos reformistas”. Con estos comentarios vienen a mi los recuerdos cuando en mi infantil adolescencia dejaba de hablar con mi madre como protesta por lo que consideraba entonces medidas arbitrarias de su parte, ¡cómo es posible que me hagan esto a mí!, ahora entiendo que aparte de una buena dosis de malcriadez también estaba presente la desmemoria.

Algunos han entendido el anuncio de medidas económicas que le faciliten a los industriales, burgueses, empresarios o apátridas ladrones de siempre (o cualquier nomenclatura que más le guste a Ud.) realizar inversión productiva en el país como un pacto. La verdad es que no entiendo, donde estuvo el pacto o las alianzas que dicen que se realizaron, lo que si entendí es que el Presidente Chávez se la puso papita, a ver si alguno de esas hienas se atreve a ser nacionalista, les concedió un beneficio.

Creo que No deberíamos olvidar que el Gobierno Bolivariano se ensaño para que la gente común, “de a pie”, la que menos tiene, se empoderara y se convirtiera en un importante sector del aparato productivo nacional y se creó la misión vuelvan caras. Se invirtieron sumas mil millonarias para formar cooperativas, se entregó, pues, a la gente los medios de producción y se les enseño como hacerlos funcionar. ¿Que pasó después? Tratemos de recordar cuantos productos hemos comprado hechos por alguna cooperativa en los últimos años.

El Gobierno creó también la red Mercal, para que pudiéramos alimentarnos bien barato y de buena calidad, estimulando el ahorro (no solo de pan vive el hombre, decía un revolucionario hace mucho tiempo). ¿Que pasó después? Particularmente me di cuenta que las hienas no eran sólo los de la burguesía, pues el Mercal de mi zona lo cerró el INDECU en diciembre pasado.

Y están los centros de mejoramiento genético para que los productores pudieran hacer más con menos, los tractores entregados a los campesinos, las expropiaciones de inmensas fincas para su justa repartición, las becas Fundayacucho que ya no hay que pagarlas, la Universidad Bolivariana de Venezuela y así, un laaaaaargo etcétera que demuestran que en ningún momento ha actuado en contra de los ideales que siempre ha impulsado.

Igualmente como en mi adolescencia descubrí que incurría en la más grande de las estupideces al condenar a la única persona que se desvivía para que pudiera vivir como un ser humano digno con educación y alimento pero que no siempre iba a favorecer todo lo que yo quisiera.

Así, vale la pena hacer hincapié en como el debate político – económico se ha centrado en la lucha de intereses (me beneficio yo o se benefician ellos), sin mostrar una análisis profundo sobre las realidades que definen nuestra economía y nuestra sociedad. Se reflejan los intereses por aplicar una cartilla de economía Marxista más o menos ortodoxa sobre la cual poder criticar cada una de las acciones del Gobierno Bolivariano y cada vez son menos los discursos que intentan construir un nuevo socialismo aportando ideas y programas para el “desarrollo nacional” (concepto delicado que aun permanece inacabado).

kriskrzyzanowski@msn.com



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