El Poder y los Medios en Venezuela


Quien está en capacidad de controlar la percepción, está en capacidad de controlar y dominar el pensamiento y la conducta.

Comencemos por intentar definir de manera práctica los conceptos de poder, control y dominio, los cuales están íntimamente vinculados entre sí.

Por poder se entiende la ausencia de obstáculos o inconvenientes para hacer algo, estar en capacidad de…; la posibilidad y la habilidad para…; la competencia para ejercer la influencia suficiente y necesaria como para… Los medios están en capacidad de mostrarnos, tienen la competencia y la habilidad para enseñarnos y ejercer la influencia suficiente y necesaria para manejar nuestra realidad, que es en sí el objetivo básico de los medios en nuestros días.

Los medios están en capacidad de atraer nuestra atención y cautivarla para mostrarnos realidades y ficciones, lo cual les brinda la posibilidad de modificar nuestros pensamientos, opiniones, sentimientos y acciones.

Lo interesante del poder o capacidad de los medios es que no se trata de una fuerza física, de algo tangible, de una mano moviendo los hilos, sino de una “fuerza invisible”, que apoyándose y utilizando nuestros propios recursos, está en capacidad de “movernos” o “inhibirnos” sin que lo notemos, pues desde nuestra subjetividad el planteamiento es tal, que creemos que todas nuestras re-acciones tienen su origen en nuestra propia voluntad.

La palabra control tiene un doble sentido. El primero, que es su sentido original, se refiere a la capacidad de ejercer vigilancia o comprobar que algo se desenvuelve de cierta manera, es decir, según determinadas expectativas o normas. El segundo, se refiere a la posibilidad de imponer la voluntad sobre alguien y limitar o delimitar sus acciones.

Los medios limitan y delimitan nuestra percepción al seleccionar y mostrarnos aquellos aspectos de la realidad que le son convenientes a sus intenciones. Al estar en capacidad de ello, influyen a su vez sobre nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. No en balde se ha dicho: “Si los medios no lo muestran es porque no existe”. Y lo contrario también es válido: “Si los medios lo muestran es porque existe, porque es real”. Si llevamos estas afirmaciones al caso de Venezuela, al no mostrar los logros del gobierno es porque estos no existen y, al mostrar sus fallas dejando de lado sus logros, eso significa que el gobierno venezolano es un gobierno inepto.

En Venezuela esta mentira ha logrado hacerse real para un cierto sector, ya que el 97% de los medios son controlados por el poder económico, el cual, no sólo está abiertamente en contra del proyecto político que lideriza Chávez, sino que, además, no tiene abiertamente más objetivo que sacarlo, mientras que implícitamente buscan instaurar un gobierno que para nada regule la actividad económica.

Dominar significa tener a una persona, grupo, pueblo o país sujeto a la voluntad de otros de manera directa o indirecta, explícita o implícita. También significa, tener la fuerza o la habilidad para hacer que alguien haga lo que uno desea. En este sentido, los medios cuentan con la habilidad para hacer que el público haga algo, bien sea en el sentido de contenerlo, v.g. que la gente no piense, no analice, no actúe en cierta dirección; o en el sentido de impulsarlo (al hipnotizarlo, condicionarlo, sugestionarlo, adoctrinarlo, imponerle, atemorizarlo, ordenarle, configurarle, confundirle…) a percibir, pensar, sentir, decidir y actuar dentro del marco de la “realidad” que nos presentan, o más correctamente, que nos imponen.

Al tener los medios el poder de controlar nuestra percepción, también están en capacidad de controlar y dominar nuestro pensamiento, emociones, sentimientos, decisiones y acciones.



Los medios: un cuarto poder caracterizado por ser una dictadura



En toda sociedad organizada “democráticamente” existen normalmente tres poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial; los cuales crean, discuten, aprueban , ejecutan y hacen cumplir las leyes. Todas esas leyes suponen la regulación de las relaciones sociales en todos sus ámbitos y suponen que poseen el mismo espíritu y derivan de una sola constitución, es decir, de un “contrato social”, que en el caso de Venezuela fue sometido a consulta y aprobado por el Soberano por votación popular. Este “contrato social”, además, puede ser modificado en sus contenidos, si así lo solicita el Soberano o un sector de este.

Sin embargo, a pesar de ser Venezuela un país democrático, los medios, llamados también cuarto poder, ejercen una verdadera dictadura, la cual, si bien no controla ni puede matar a nadie físicamente, sí está en capacidad de controlar, envenenar y asesinar nuestra mente y nuestras emociones.

Así, el periodista Richard Gott, entrevistado por Lolimar Suárez del diario Panorama, afirma: "Gran parte de la prensa venezolana es golpista, derechista y poco democrática, eso es lo que encontré en Caracas y puedo entender que se quiere dibujar un país que no existe". (Hubo un golpe de los dueños de medios, Publicado en Rebelión.org 9/07/2002).

El 97% de los medios en Venezuela se halla en manos de escasos miembros del poder económico y constituye una suerte de suprapoder, el cual funciona al margen del deseo de la mayoría de la gente y de todo control democrático eficaz. Ellos controlan y regulan la “realidad” que nos muestran y cuando el gobierno les llama la atención cada vez que se exceden, para salirse con las suyas, responden con campañas contra el gobierno, acusándolo de que reprime la libertad de expresión.

Durante el supuesto paro cívico ocurrido durante el mes de diciembre y enero pasados, los medios dejaron de cumplir su labor social. Abandonando su programación normal y sin pasar ningún comercial, se dedicaron todo el tiempo a apoyar el paro. Entre otras cosas, mostraron en cadena todas las marchas de la mal llamada oposición, presentaron supuestos programas de opinión en los que se denigraban al Presidente y al Pueblo y todas las tardes presentaban, entre otros, a Carlos Fernández, presidente de Fedecámaras y a Carlos Ortega, presidente ilegal de la Central Venezolana de Trabajadores, y juntos hablaban de los supuestos éxitos y logros del día, logros como haber paralizado totalmente PDVSA, haber trancado las principales arterias viales del país o habernos dejado sin gasolina, alimentos o medicinas. Luego, seguía un período de ataques al Primer Mandatario al que le exigían que abandonara su cargo y cerraban con las medidas a tomar al día siguiente. De esta forma, lograron crear un clima de terror y de tensión entre los afectos y contrarios al gobierno, que nos mantuvo por sus provocaciones al borde una guerra civil.

Desde estos medios, se utilizaron, técnicas psicológicas coercitivas como el lavado del cerebro, dirigieron toda una serie de acciones civiles como el trancazo, la toma de instalaciones de PDVSA y el cierre de la mayoría de las instituciones educativas. Desde los medios se estigmatizaron a los seguidores de Chávez y se demonizó a este. Por supuesto, en ninguno de los medios se escuchó la Voz de chavista alguno durante ese período.

La ausencia de democracia de los medios se constata también en lo siguiente:

1) La opinión de la mayoría sobre los medios y lo que ella piensa y desea no cuenta para los dueños de los medios ni sus representantes. Desde 1960, aproximadamente, la mayoría, nos quejamos de los medios. Ha habido protestas, cartas al gobierno, investigaciones serias conducidas por investigadores sociales que indican que deben introducir cambios y, los medios, se han hecho los sordos. Hasta ahora no sólo no han modificado su conducta, sino que han intensificado su programación de sexo y violencia.

2) En términos generales, los medios no representan al Pueblo, no muestran quiénes somos en verdad, no muestran nuestras necesidades, no dicen la verdad acerca de por qué los pobres son pobres, ni orientan a la mayoría que vive en la pobreza para que salgan de abajo. Los medios no luchan por ellos y en ellos no aparece su Voz. En su lugar, más bien suelen denigrarlos.

3) De hecho, están ocupando el vacío político que existe en Venezuela, debido a la desaparición de los partidos tradicionales (estimulados por ellos mismos para colocar a Frijolito en Miraflores) y la ausencia de un verdadero líder, capaz de hacer una oposición válida a Chávez.



Los medios sí son responsables



Los medios de comunicación venezolanos ya tienen varios años cacareando que ellos son víctimas por parte del gobierno y las hordas chavistas de esto, de aquello y de lo de más allá. Su queja más reiterada últimamente es que el gobierno quiere amordazarlos con la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión.

En psicología, los clínicos solemos trabajar con una premisa que funciona con bastante precisión y confiabilidad: “Cuando una persona viene a consulta por un problema, trae un montón de quejas sobre otra persona y la culpa de todo, generalmente, esta persona está hablando de sí misma y no de quien acusa”. Esta estrategia que usa la persona para no verse a sí misma, es un mecanismo de defensa conocido como proyección y es, al mismo tiempo, una táctica de poder, para ocultar sus verdaderas intenciones, ya que sirve como cortina de humo.

Sobre todo, cuando las quejas poseen bases frágiles y son acompañadas de reacciones emocionales irracionales y tintes negativos muy subidos, la pregunta obligatoria es: ¿Por qué tanto lío? ¿Cuál es la verdadera intención? ¿Qué se está ocultando? ¿Cuál es el beneficio de ello? y ¿Quién o quiénes se benefician?

Siendo así, debemos hacernos las mismas preguntas respecto a los medios de comunicación: ¿Qué se trae esta gente entre manos? ¿Por qué niegan a como dé lugar su compromiso en la comunicación? Y como dirían Paul Watzlawick o Don D, Jackson: ¿Por qué enfrentan la tarea imposible de negar que están comunicando y, al mismo tiempo, de negar que su negación es una comunicación?

De manera general, por responsabilidad podemos entender el asumir, aceptar, afrontar, las consecuencias de una acción y responder por ella. Cuando afirmamos que una persona es responsable, queremos decir que se trata de alguien que es consciente y que está dispuesta a obrar de acuerdo a sus compromisos y obligaciones.

¿Podemos decir que los dueños de los medios y quienes los representan públicamente son responsables ante la sociedad?

En Venezuela, básicamente, tanto los dueños de los medios de comunicación como quienes los representan ante el público niegan toda responsabilidad de lo que hacen. Se escudan en el argumento de que ellos están cumpliendo con su deber de informar y utilizan algunas de las estrategias comunicacionales de los esquizofrénicos, descritas por la teoría de la Pragmática de la Comunicación Humana.

1) Siguen al pie de la letra en sus comunicaciones la filosofía del “Como si”, es decir, dicen y actúan como si simplemente estuvieran “informando” de manera imparcial, mientras en realidad están llevando una campaña de descrédito al gobierno, de desinformación, de provocación, incitación a la violencia y a una guerra civil, entre otras cosas.

2) Muchos de sus mensajes tienen como objetivo envolver al gobierno en un “doble vínculo”. “Malvado si dice o hace algo respecto a una situación específica, malvado si no dice o hace algo respecto a esa misma situación”. Blandengue si no ejerce el poder, autoritario si ejerce el poder con justicia.

3) Se despersonalizan, es decir, al estar frente a los medios, supuestamente quienes comunican dejan de ser personas comunes y corrientes para convertirse en una suerte de máquinas imparciales: “No soy yo quien comunica, sino un personaje entrenado para comunicar”.

4) No asumen la responsabilidad de la comunicación al dejar implícito: “No soy yo quien comunica, sino mi otro yo, el cual transmite información objetiva e imparcial”.

Tenemos así, que los medios, juegan a la disociación mental, a la psicosis, como estrategia de poder para cubrirse las espaldas y así evadir responsabilidades ante aquello que comunican.

Con el surgimiento de la ciencia moderna, se enfatizó en la objetividad de la investigación y en la comunicación de los resultados, bajo el supuesto de que ello era posible gracias a la formación y entrenamiento del investigador y al uso del lenguaje científico. Y fue al resguardo de esta premisa que los medios de comunicación asumieron su supuesta imparcialidad y neutralidad al comunicar, mientras, pasando desapercibidos debido a esta estrategia fueron acumulando un gran poder.

Desde que los medios de comunicación de masas hicieron su aparición en Venezuela, estos no han dejado de hablar de su supuesta neutralidad y objetividad. En otras palabras, niegan de su parte toda posibilidad de influencia o de control social, se refieren a las noticias como entrega de información veras y objetiva y nos hacen creer que los contenidos de su programación no afectan a nadie.

Aquí podemos destacar un signo de comunicación esquizofrenizante de los medios, el cual consiste en un doble discurso y la negación y/o descalificación de lo que el público está percibiendo con sus propios sentidos.

Si es cierto que los medios no ejercen ninguna influencia sobre su audiencia, entonces ¿Por qué afirman que informan, entretienen, distraen, divierten…, mientras, al mismo tiempo, niegan toda intencionalidad?

Si supuestamente nos ofrecen información objetiva, entonces ¿por qué califican, enjuician, sentencian, concluyen… al informarnos “objetivamente” sobre lo que sucede en Venezuela? ¿No es contradictorio y una negación de la realidad el hecho de hablar de información objetiva y neutral, cuando la definición de información es precisamente dar forma, presentar de cierta manera? y si es así, ¿cómo pueden negar que sí hay intención? Para dar forma hay que tener una intención definida, de otra manera los contenidos serían “amorfos”.

¿No niegan los reporteros la realidad cuando los hemos visto en televisión insultando al Presidente? ¿No es psicopatía, después de haberlo insultado, afirmar que él fue grosero con los periodistas?

Durante los acontecimientos del 11 de abril del 2002 en Venezuela, en horas de la tarde, los medios en cadena comenzaron a mostrar un solo ángulo de los acontecimientos que se estaban desarrollando, es decir, ocultaron deliberadamente información.

En nuestras pantallas, evidentemente, podíamos ver a tres o cuatro chavistas disparando desde un puente hacia abajo, pero los medios no mostraron nunca a qué o a quiénes disparaban, ni la razón por la cual lo hacían.

De pronto, allí mismo donde estaban los hombres disparando, pudimos ver por TV que algunos comenzaron a caer muertos. Pudimos observar el desconcierto de los chavistas que estaban allí presentes al ver caer muertos a quienes estaban a su alrededor. Vimos cómo algunos chavistas cargaban a otros chavistas muertos o heridos y, para nuestro asombro, fuimos testigos de un periodista que, en tono histérico, gritaba al país que ello era prueba de que los chavistas eran hordas criminales, que estaban asesinando a la gente inocente e indefensa de la oposición, la cual se hallaba en realidad a varias cuadras de allí.

Debo resaltar que aún hoy prosigue la psicopatía de los medios respecto a los crímenes del 11 de abril del 2001: “Siguen acusando a los inocentes y defendiendo a los criminales de la PoliPeña”. Es poco decir, que las manifestaciones de Globoterror el día 17/09/2003 son infames. Son criminales e incitadoras a la guerra civil. Pero no nos debo extrañar esta actitud proveniente de quienes se alimentan psíquicamente de cadáveres, pues son necrofilicos.

A continuación, siempre desde el mismo ángulo que no nos permitía ver aquello que estaba ocurriendo debajo del puente, los medios en cadena, mostraron una y otra vez las mismas escenas de chavistas disparando desde el puente, mientras desde la planta, los “periodistas” insultaban al Presidente, lo culpaban de las muertes ocurridas y exigían su renuncia. ¿No hubo intencionalidad de los medios en ese momento?

Los camarógrafos nunca movieron sus cámaras, nunca hablaron de los francotiradores apostados en los edificios cercanos, autores de los asesinatos de los chavistas que estaban sobre el puente, nunca mostraron bajo el puente a la Policía Metropolitana disparando con armas de guerra a los chavistas que estaban abajo y nunca aclararon que sobre el puente no había nadie de la oposición, sino sólo chavistas que llevaban horas allí para impedir que la marcha de la oposición se acercara a Miraflores. ¿No hubo intención? ¿Por qué hicieron circular alrededor del mundo las imágenes de los “hombres del puente”, una vez que los golpistas se instalaron en el Poder? ¿Casualidad?

Es evidente que los medios no respetan en Venezuela nuestro derecho a la información pertinente y veras y que descalifican y niegan nuestra percepción de la realidad. Es evidente que los medios no son neutros ni objetivos y que sí afectan e influyen nuestra percepción, mente, emociones y conducta.



La desinformación



Los medios mediatizan, es decir, no comunican, sino que nos privan de nuestros derechos más inmediatos (Paul Virilio). Al no informarnos sobre lo pertinente en las ocasiones oportunas, nos privan de la posibilidad de considerar, evaluar, decidir y actuar en la dirección que señalan los acontecimientos del momento y, así, ignorando la “realidad” y confiados, volcamos nuestra atención hacia otro lado.

Una vez hecho preso el Presidente Hugo Chávez durante el golpe de Estado del 11 de Abril del año pasado, los medios de comunicación venezolanos en manos de privados, se prestaron para apoyar y seguir el juego de los golpistas, utilizando entre otras estrategias, la de la desinformación.

Entre los días 11, 12 y madrugada del 13, todos desconocimos el paradero de Chávez y se nos decía que había firmado voluntariamente su renuncia a la presidencia. Durante ese tiempo, nunca presentaron el documento de renuncia del Primer Mandatario ni nos permitieron verlo u oírlo. Nunca escuchamos sus declaraciones. Tampoco mostraron las persecuciones, agresiones, detenciones, torturas y asesinatos de la PoliPeña contra los seguidores y simpatizantes de la Re-evolución Bolivariana. Menos, aún, nos dijeron lo que ocurría en el resto del país. La línea de los medios fue que los chavistas no aparecieran en los medios.

Nuestra capacidad de comunicación y nuestra necesidad de contar con información pertinente y veras son indispensables tanto para nuestra supervivencia individual como colectiva. De hecho, de no ser por Chávez, sus escasas cadenas televisivas y su programa dominical “Aló Presidente”, la mayoría de los venezolanos, seguiríamos creyendo que las cosas en el país andan regular.

No muestran los crímenes del sector terrorista que se hace pasar por oposición. Este es el caso del petróleo, el cual es un asunto se seguridad de Estado para nosotros, por cuanto es la única fuente de ingreso del país. Los medios nos han dicho lo que les conviene. Antes de Chávez estos vende patria no iban más allá de: “Hay que sembrar el petróleo”, “la OPEP se reúne o no”, “nombraron presidente de PDVSA a fulano”, “subió o bajó el precio del crudo”; pero jamás nos dijeron: “A quién benefició la nacionalización del petróleo durante la segunda mitad de los años 70”; “cómo una minoría, llamada meritocracia, dentro de PDVSA, en alianza con las compañías petroleras extranjeras, controlaban la empresa estatal”; “cómo Intesa, empresa que integra Petróleos de Venezuela (PDVSA) con la estadounidense SAIC, controlaba toda la información vital de la estatal venezolana, al extremo de poder hacerla desaparecer”.

Además, en relación al petróleo, los medios han hecho mutis sobre hechos como los siguientes. En el año 2001 entraron a PDVSA 46.000 millones de dólares, mientras a las arcas de Chevron ingresaron 99.000 millones, siendo que PDVSA comercializó ese año 3 millones y medios de barriles diarios, mientras Chevron comercializó menos de dos millones y medio de barriles diarios. Para colmo, de los 46.000 millones de dólares que ingresaron a PDVSA, su meritocracia sólo declaró como ganancias 3.600 millones de dólares.

¿Es posible que a los periodistas se les escape información como esa durante años? ¿Podemos decir que no hubo intención alguna al callarse?



Guerra mediática en Venezuela



En particular, la TV venezolana no ha sido usada para educar, formar e informar, sino más bien, sobre todo en estos últimos cinco años, para masificar, domesticar, manipular e, incluso, bestializar, ya que han incitado al odio y han estado contribuyendo activa y reiteradamente a la violencia, la división social y el terror. Han contribuido, además, a la banalización de la violencia, el crimen, la corrupción y la política, mediante el sensacionalismo, lo morboso y lo truculento. Han participado en la destrucción de los partidos políticos y han realizado numerosos golpes mediáticos contra el gobierno legal y constitucional del Presidente Chávez.

Las campañas y guerras mediáticas han sido ideadas y creadas principalmente en los laboratorios técnicos de las dos principales emisoras privadas de TV: Venevisión, cuyo dueño, Gustavo Cisneros, principal artífice del golpe de estado del 11/04/2002, posee una red de televisión que se extiende desde USA hasta la Patagonia, es mafioso y amigo personal de George Bush padre; y Radio Caracas Televisión, cuyo dueño, Marcel Graniel, también aspirante a la presidencia, es otro mafioso conocido por sus negocios ilegales.

Las técnicas psicológicas coercitivas que han usado, han sido realmente efectivas en lo que corresponde a su target principal, la clase media y alta. Así, durante el Paro Cívico de diciembre y enero pasados, uno podía ver bien fuera por TV o en las calles, a mujeres, hombres y niños de la oposición alegrándose porque: no había gasolina; una gandola con alimentos se había volteado y sus ocupantes habían muerto; los bancos no estaban trabajando; escaseaban la harina, la leche y las medicinas; un grupo de médicos se había sumado al paro…

¿Qué nuevos crímenes promoverán en el futuro los medios privados de información?

* Psicólogo Clínico



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