Historiadores piden paredón para Edgardo Mondolfi Gudat

Crecemos de información sobre la obra de este “historiador” EDGARDO MONDOLFI GUDAT. En la extraordinaria carencia de gente sustantiva en la actual organización del diario El Nacional, nos encontramos con mucha gentuza embadurnadora de cosas que ellos llaman Biblioteca Biográfica Venezolana. Lo que allí se publica es para hacer erizar hasta los pelos del pubis. Difícilmente es concebible en El Nacional de Miguel Otero Silva ese staff de de mediocres (más pesados que una vaca) cuyo mejor representante es Simón Alberto Consalvi. Ahí está él como el rey de las letras, de nuestra historia y de la diplomacia internacional. Pues bien, El Nacional, con Simón Alberto Consalvi adoptó la estrategia de difundir sobre nuestra historia una serie de obras totalmente falsas y ridículas. Creen que con ello contrarrestan u ocultan las grandes verdades que sobre nuestro pasado y sobre nuestros próceres ha venido desvelando el Presidente Chávez. Bueno, este trabajo que hace El Nacional es efectivamente de tipo ideológico. Los libros se publican mediante un convenio con El Banco Caribe, pero ahora han entrado a tener negocios con las llamadas universidades autónomas, y están haciendo un negocio redondo. Hay que tomar en cuenta que El Nacional tiene una poderosa empresa para la distribución que es crucial en esto del comercio del libro.

Lo vergonzoso es que la referida Biblioteca no tenga (ni por asomo) autores (aunque racista), que le den por los talones a un Laureano Vallenilla Lanz, a un Caracciolo Parra Pérez, Mariano Picón Salas, Arturo Uslar Pietri, Gil Fortoul o Mario Briceño Iragorry. Han tenido que echar mano de mucha gentuza, y que intelectual, de muy bajo rango cultural y de una carencia de conocimiento fatal, como el caso de este Mondolfi, como veremos.

Nos encontramos con que esta Biblioteca la dirige el susodicho Consalvi y tiene como asistente editorial a uno de los hombres más insólitamente incultos, digo, de este país, el tal Edgardo Mondolfi Gudat. El Presidente Editor de la empresa es, claro, Miguel Henrique Otero, el pimentón de cuanto guisa “El Nacional”.

El asunto que aquí nos ocupa es desvelar con argumentos algunas de las muchísimas barbaridades que estampó Mondolfi en su libro “José Tomás Boves[1]”. En apreciación de un notable historiador merideño, el doctor Carlos Chalbaud Zerpa, este libro de Mondolfi está muy mal escrito, sin propiedad; con el empleo de una sarta de adjetivos calificativos rebuscados e impropios. Para el doctor Carlos Chalbaud, el autor espulga en el diccionario para aparecer como erudito ante lectores de la medianía. Por otra parte no añade gran cosa al libro sobre Boves escrito por el doctor Valdivieso Montaño en 1931, y en el que se basan todos los historiadores que han tocado el tema de este personaje. El comentario generalizado es que Consalvi debe estar decrépito para haber escogido a biógrafos de esta categoría para esta Biblioteca. No sólo que nada dice sobre Boves, que el lector serio además de quedar totalmente en ayunas, ha ido discurriendo a través de este embrollo con aburrimiento, desesperación e indignación, sintiendo que ha sido estafado y que ha perdido horriblemente su tiempo. Me admira la paciencia infinita que tuvo el doctor Carlos de poder llegar hasta el final de este desastre sin pérdida cierta de su cordura y de su organización mental.

Al ver en el breve currículo de Mondolfi, Licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela y Magíster en Estudios Internacionales de la American University, Washington D.C., los que han sufrido su libro sobre Boves, expresan: “En la UCV de letras nada pudo haber aprendido, y sin duda que en la tal American University le aumentaron los males que lo habían congestionado en la Central.”

De entrada el libro de Mondolfi sobre Boves comienza a trancas y barracas, y creyéndose todo un García Márquez nos lanza, este “vino a conocer las asperezas de este mundo… era natural de Oviedo, una ciudad a la que nunca se ha entrado SIN PERICIAS porque se extiende al abrigo de montañas y valles OSCILANTES… si Asturias es un llano verde cruzado por un AMASIJO de ríos, Oviedo y las moles que la rodean introduce colores más bien TENDIENTES a lo sombrío… desde la cual siempre se ha oído más cerca que en cualquier otra parte de España la voz de Dios.” Horrible, horrible. Pero no da respiro a las barbaridades y remata en estas poquísimas líneas del comienzo de sus barbaridades: “De hecho, su INEXORABLE CONDICIÓN GEOGRÁFICA, le ha dado desde el principio de su existencia un CARÁCTER INEXPUGNABLE.” (Todos esos ripios en la página 9 del referido libro).

Pero Mondolfi tiene realmente un pleito muy grande con ciertas palabras las cuales evidentemente no conoce o no sabe manejar; empezando la pág. 10 habla de “RELIEVES INEXPUGNABLES”, y de “ABUNDANCIA Y CALIDAD de reliquias religiosas”. En la pág. 11, nos dispensa con una catedral “ALBERGADA DENTRO DE SUS LINDES”… Con toda la audacia de su feroz ignorancia, en la misma 11 refiere: “el declive de Boves era ya insalvable para cuando Manuel Boves vino a pertenecer a la muerte.” Menciona a la hidalguía como un “beneficio”, y en la pág. 12, “tras la defunción de Manuel (Manuela, su madre) tuvo que cargar a cuestas a partir de entonces con tres hijos menores…”

Esta tarea, como se dará cuenta el lector, requiere de una gran resistencia moral y humana, para desmenuzar tantas barbaridades, a sabiendas del inmenso mal que me ocasiona; que más, no nos queda otro remedio que hacerlo, por la salud mental de nuestro país y sobre todo de nuestros muchachos, tan amenazados por tan malos escritores y peores maestros. Evidentemente que son muchas las cosas que me salto en el recorrido de este libro. En la pág. 15, nos encontramos con “suponer que la distancia que Boves CODICIÓ interponer entre Gijón y el Mar de las Antillas no se debió a algún tipo de ruptura familiar sino al prospecto de un cargo mejor remunerado si tomaba pasaje en alguno de aquellos bajeles de la “Casa y Portal” que BUSCABA LA SEDUCCIÓN más allá de los acerados dientes de la costa española”. Vaya, caramba.

Uno se imagina a Mondolfi, después de escribir estas líneas, dando un respingo, corriendo a mirarse en un espejo y decir: “pues, ni Cervantes ni Quevedo hubiesen podido estructurar un párrafo mejor.”

Pobrecito, y que Dios lo tenga en su “gloria”.

En la pág. 18 nos habla de “HIATO POBLADO” y de la “AMPLIA FACHADA” de Venezuela. En la 19, se comenta la “INDUSTRIA DEL CONTRABANDO”, y hace toda clase de maromas para evitar decir que Boves era realmente un ladrón. Luego menciona la “ESTIRPE COMERCIANTE de Boves”, y en todo el libro a partir de la pág. 20 confunde horriblemente confinamiento con reclusión. Sin pausa ni clemencia, en la 21, habla de “RECUAS DE GANADO”, cuando hasta un escolar sabe que recua se refiere a animales de carga. En la pág. 22, escribe sobre “la venta de ganado, cueros, carne, mulas y caballos”, como si no supiese que el ganado puede ser bovino, porcino, asnal, ovino, caballar y caprino. Pero para disparates, Mondolfi, y estando apoyado por Consalvi y los Otero, pues él para todos los que salgan. Así se ha armado la cultura y el poder de los ateneos en este país: con palancas y con apoyo de los que menos saben, pero que mueven mucha plata. No sé si Mondolfi tiene dinero, pero lo que sí es cierto es que cuenta con todo el apoyo de los dueños de El Nacional.

Mondolfi continúa con otras barbaridades como cuando dice que Juan Germán Roscio era el pensador más “ROBUSTO” (pag. 22; la robustez es una cualidad de la materia, no del espíritu). Pero este tipo de barbarísimos adjetivos son muy comunes en él, porque después escribe que “los linderos de Calabozo eran demasiado estrechos e INSULZOS” (pág. 24); “AMASIJO FLUVIAL (pág. 27)”; “HUMEDAD DE TENTACIONES” (pág. 49), “GUERRA NO EMBRIDADA” (pág. 54), “MODALIDAD DILEMÁTICA” (Pág. 55), “DESESPERADA ASERCIÓN” y “DESHILACHADA AUTORIDAD” (pág. 64), “RELAJACIÓN DE LOS MALVADOS” (pág. 67), “CICATRICES SEMBRADAS” (pág. 68), “ACEITADO LENGUAJE” (pág. 69), “HILACHAS DE EJÉRCITO” (PÁG. 71), “FANTÁSTICA FÁBULA” (pág. 80), “EN LOS PREDISO DE LA VERDAD” (pág. 82), “AMASIJO DE BRUTALIDADES” (pág. 85), “REMESAS DE HOMBRES” (pág. 99), “PUNTA FILOSA DE LA AMBIGÜEDAD” (pág. 109), “RISTRAS DE SOSPECHOSOS” (pág. 113), “MALOS ACIAGOS” (pág. 117) “CORCHO LIGERO”, coño, todos los corchos son así. Para hablar de ganado en pie, dice ganado vivo, para rienda suelta, “rienda larga” (pág. 25). Ridiculísimo, habla de “los extrarradios de la capital” y “afincadas sus cicatrices” (pág. 45). Todo un mar de incongruencias que cualquier bachiller de medio pelo jamás habría escrito. Se ve que en El Nacional a nadie le importa cómo se publican esos libros ni nadie se molesta en revisarlos. Después se lanza a hablar del mancebo rico de Mariño que “se había DESCOLGADO de la isla de Trinidad hasta la costa de Paria” (pág. 48). En la pág. 49, como todo un carnicero del lenguaje, machetea: “…al final Boves ordenó despenarlos a lanzazos para ahorrarse los preciados tiros que no siempre abundaban”. En la 57 dice que Antoñanzas se fue “a morir a Curazao con una pierna menos”, para continuar con “las bravas corrientes que se alzan en el Orinoco” y rematar: con “los odiosos cuidados de su lecho”. Luego coge una manía de llamar a los que guerreaban campeadores. Monteverde es para él un campeador. Se puede colegir de todos los dislates que en lo atinente a la historia, sus desquicios son peores.

En la página 65 habla de los lados de la elipsis, cuando hasta un niño sabe que una elipsis no tiene lados.

Pero loco de atar, Mondolfi en la pág. 67, escribe que la llegada de Bolívar a Caracas en julio de 1814, “no fue una procesión triunfal al estilo romano”.

En la pág 69, cree haber encontrado una metáfora genial cuando escribe “como dos espejos que se rechazan, así de diametralmente opuestas son las apreciaciones…”. Coño, Mondolfi, deberías ser fusilado por escribir tanta bazofia.

Pero donde la mierda de este autor se desborda inclemente es a partir de la pág. 74. Escribe sin vergüenza ni control alguno: “Las maquinaciones de casta es, por ejemplo, una elegante frase utilizada por un autor de la época para condenar la actitud de aquellos miembros extremistas de la Sociedad Patriótica de Caracas quienes, como Coto Paúl y José Félix Ribas, ya jugaban a la demagogia para 1811, cortejando a las “castas” por las calles de la capital, como si se tratara de una reedición tropical de la Francia de los gorros frigios… pero más allá de la pericia para acaudillar parecía también a meandros mucho más oscuros… con todos los oropeles centelleantes del heroísmo épico…que intentó perforar dos veces las defensas de San Mateo…, que había visto a su población encogerse”. Mal rayo te parta, hijo de… Consalvi y Miguel Henrique Otero.

Por allá, en la pág. 117 nos dice que Bermúdez “creyó mejor y más ventajoso pelear enchiquerado en Maturín que medirse con Boves a CAMPO TRAVIESA”. Un poco más adelante, “Urica es un episodio difícil de reducir a la médula. No siendo éste el lugar para dejarse llevar por detalles de tipo militar, basta decir que se trató de un combate que dejó UN ANCHO SURCO DE MUERTOS y tras el cual ninguna de las partes pudo reclamar claramente el día para sí.” Y arremete con otras pendejadas, en las que le ruego al lector tome las debidas previsiones porque lo que va a recibir es pura mierda. Aquí va, pues: “En la historia de Venezuela todo o casi todo lo que roza lo militar se ve saturado por la leyenda. En este caso, la leyenda estriba en su fama de acertado estratega. ¿Cuánto hay de cierto en ello? ¿De quién o de dónde aprendió Boves a manejar su ejército en campaña? Descontando que por instinto dominase “el arte de la guerra”, tal vez resulte más ajustado decir que las suyas eran acometidas brutales sin más previsión que la seguridad de poder reparar inmediatamente las pérdidas sufridas con el ABUNDANTE DEPÓSITO DE HOMBRES Y DE CABALLOS…” (pág. 124). Añade que Boves despachaba en lotes mujeres para un harén en la islas de Arichuna.

El pobre Mondolfi cree que Vicario General es un grado militar, y en fin, ¡basta!; con qué diestra y siniestra habilidad ha podido este infeliz meter y formar tantas memeces y confusiones en tan pocas páginas. Para tu gloria, Mondolfi, tú también pasarás a la historia por bárbaro aunque con menos méritos, claro, que tu Boves. Tú, vil ignorante, asesinaste a la gramática sin contemplaciones ni mesura, te has ensañado con audacia incontenible en cada párrafo contra los legados y valores de nuestros padres fundadores. Pero desde hoy reconocerás el verdadero muerto que eres. Falta ahora que se le ordene a Milagros Socorro, diestra amanuense de Miguel Henrique Otero, que te aderece un buen artículo sobre tu sesuda obra. Que te aproveche.

¡Cómo se viene enseñando en esa Escuela de Letras de la UCV desde hace décadas! ¿Se graduaría Mondolfi Summa Cum Laude? Lo merece. Y te digo algo más Mondolfi, a ti no te sale Misión Robinson o Ribas, es inútil; te sale, por lo especioso de tu ignorancia, Misión Plan de Machete, además de paredón por causar tantos males y estragos morales con tus malas escrituras y peores menjurjes históricos. RIP.



[1] “José Tomás Boves”, Biblioteca Biográfica Venezolana, El Nacional, Banco Caribe, Vol. 6, Caracas, 2005.

jrodri@ula.ve


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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