Es justo prohibir pesca de arrastre

Es poco conocido, el agotamiento que sufrió y aún persiste, en el Golfo de Venezuela, otrora zona de pesca más rica de Venezuela y probablemente del Caribe, sometida durante décadas a un esfuerzo excesivo del método de pesca de arrastre. Seguramente algunos recordarán conflictos, incluso sostenidos con armas de fuego, entre pescadores artesanales y tripulaciones de buques de arrastre, cerca de poblados de la costa occidental del Estado Falcón, en aguas del Golfo, a principios de la década de los ochenta, cuando los buques de arrastre se acercaban a la costa y destrozaban zonas reservadas a la pesca artesanal, sus embarcaciones y artes de pesca. Agotado el Golfo, lo conflictos se trasladaron a la costa oriental de Falcón en los 90, y a los Estados Sucre y Nueva Esparta. Durante el año 2003, después de las restricciones promulgadas en la vigente Ley de Pesca, escuché quejas de pescadores artesanales de Anzoátegui, su desesperación, por la impotencia, frente a autoridades complacientes, a las embestidas durante horas nocturnas, de la que eran objeto por buques de arrastre, a pocos metros de la costa. Incidentes aislados, acerca de una lucha que inició a principios de los años 50, y trajo funestas consecuencias sociales y estratégicas para Venezuela, toda vez que suscitó el abandono de una actividad que dejó de sostener a miles de familias de pescadores artesanales, el éxodo de estas familias y el engrosamiento de cinturones de miseria en las ciudades, por estos nuevos miserables, hijos de la pesca de arrastre. Otra de sus terribles consecuencias son miles de Kilómetros de costa despoblados, por el éxodo de sus pescadores, y a Venezuela en cierto grado vulnerable, a una invasión por ese flanco.

No se trata de disentir de la idoneidad del método de arrastre, para la captura de algunas especies, sobre las cuales no funcionan otros métodos; de lo que se trata es de valorar, como ha hecho Chávez, efectos positivos, en contraposición a los efectos negativos, y este lapso de seis años, de la vigente Ley, de restricciones moderadas, pero incumplidas por los empresarios de la pesca de arrastre, le dan razón al Jefe del Estado, para prohibirla totalmente. Es un acto de justicia, que pretende revertir incalculables daños. Al prohibirla se afecta a un sector empresarial, que no supo o no pudo controlar sus desmedidas ambiciones y ocasionó severos daños a otros sectores y a la nación venezolana toda. La prohibición fue postergada por seis años, para ver el resultado de medidas moderadas, ahora está justificada, es una decisión sabia y prudente.


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Rafael Flores

Capitán de altura y productor agrícola

 eveliseyrafael@hotmail.com

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