O resuelven el tema de la electricidad o la inhabilitan porque puede ganar las elecciones

Ayer, cuando la luz del sol desapareció llegaron las tinieblas a mi hogar, por más de cuatro horas estuvimos sin conexión a la red eléctrica, con lo peor que se queda también sin conexión a otros servicios como internet, la seguridad perimetral, y los tiempos de ocio agradables. Precisamente ayer en el momento de una película, cuando un hombre le contaba a un amigo sus miedos, que su esposa lo asesinara, para quedarse con una fortuna fortuita, ¡chas! se acabó la intriga. Que se vaya la electricidad, no se convertirá en una costumbre, en general, el Pueblo tiene su vida hecha con apoyo de esta energía, sea cual fuere la forma en que se genere, incluso, creo que nunca hubo interés por saber de esto, con tal que el suministro fuese oportuno y barato.

Para el año 2000 la población venezolana se aproximaba a 25 millones de almas, y hoy son los mismos 25 millones, porque 8 millones se fueron a buscar El Dorado, el mismo sueño que trajeron nuestros colonizadores cuando destruyeron nuestra cultura, pero esta vez la cultura en pico de zamuro es la de los emigrantes. Cual no será la satisfacción de uno de los nuestro que pueda ver los semáforos funcionando cada hora del día, la nevera enfriando y los servicios de distracción a full chola, y que no haya excusa para las tareas de los muchachos.

Algo no ha funcionado, aunque deseamos que hubiera funcionado. No tengo cifras confiables a la mano, pero se dice que la inversión en electricidad ha sido muy alta, pero sin resultados. Esto se puede decir de otra forma, si no hubiésemos malgastado tanto dinero, al menos tendríamos en operación lo poco heredado de la IV República, y sobraría la energía, y no tuviéramos centrales de generación trabajando a menos de media capacidad.

¿Cómo osa un agrónomo hablar de estos temas? Creo que la respuesta es por un sentimiento ecológico. La agricultura venezolana, de capa caída, recoge del sol menos del 1 % del total de la radiación que llega al suelo en nuestro territorio, durante un año, posiblemente menos de eso. Tanto es el problema que la cantidad de energía fijada es aproximadamente igual a la cantidad de energía que entra como insumos a los sistemas productivos. Nuestra agricultura todavía está concebida para desperdiciar el sol, cuando podemos sacar dos y media cosechas por año sacamos una, y si acaso una de cola de agua. La electricidad de las casas de los territorios rurales, ni imaginan lo que serían de felices si unos parques solares aportaran la energía que a veces se desaparece por más de 15 días de los hogares, o nunca ha llegado. Algunas cuentas que he visto me sorprenden, la capacidad de generar energía solar para la población humana puede ser superior en más de mil veces a la que actualmente se genera en el mundo para toda la población; y nosotros, que somos todavía tan pocos, podríamos tener excedentes energéticos para exportar de otros tipos de energía (hidroeléctrica y química).

A la luz de un proceso electoral en puertas, la propuesta de un incremento de la generación de energía fotovoltaica sería una gran propuesta. Pero, tendría que ser creíble. Cuando todas las energías dominantes del mercado energético incrementan su precio, se estima que progresivamente la energía solar fotovoltaica los disminuirá. Pero, de esa vaina están claros los productores de vehículos de las nuevas generaciones, y los países que reciben menos del 80 % de la radiación que recibe nuestro suelo Patrio.

No es tarde para que las políticas públicas exijan a los nuevos desarrollos habitacionales y comerciales planes de energía fotovoltaica; los desarrollos agrícolas igualmente, y la investigación en genética agrícola debe lograr plantas más eficientes en la captura de la luz solar. Los parques solares deben ser hasta un atractivo turístico. Hay que pensar en plazos largos, nuestra contribución a reparar los daños ambientales del petróleo, los compensaríamos con energía limpia.

Finalmente quiero contarles que naticriado de un pequeño Pueblo hoy calamidad, San Antonio del Táchira, al que el Brigadier General Bolívar llamó tajantemente Villa Redimida de San Antonio de Venezuela, cuando se iba la electricidad era momento de regocijo familiar, aparecían los cuenta cuentos de terror, de brujas y aparecidos, pero también las historias y anécdotas de la familia, creo que nos gustaba. Y lo mejor era la algarabía del regreso de la electricidad, todo el Pueblo se estremecía con esos gritos.

Veo que ahora somos otros, hoy le "cachimbean" la madre a todo el que tenga algo que ver con el sistema eléctrico nacional, punta y cola. Tengo la presunción que la gran enemiga del gobierno nacional es la falla eléctrica, así que la inhabilitan o les echa una vaina.



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Miguel Mora Alviárez

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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